Si alguna vez ha de escribirse la historia de la educación en Manizales el testimonio de Tulio Bayer es indispensable. Dice el médico riosuceño que Baltasar Alvarez Restrepo era un obispo pereirano insignificante y él un fracasado que escribía contra los poderosos, pero como revolucionario y ateo le corresponde denunciarlo , pese y bajarlo de su pedestal.
Los recuerdos de la niñez son parte de los modelos que rigen nuestra vida, es el caso de Tulio Bayer cuyos años escolares trascurrieron bajo la férula de un dictadorzuelo que posó de santo, de intelectual y empresario, cuando fue solo un cura atrabiliario que aprovechó su posición para acumular poder y descargar sus frustraciones en la muchachada del Seminario y del colegio Nuestra Señora de la ciudad de Manizales. un plantel educativo que reunió en su internado a estudiantes de todos los rincones del Viejo Caldas.
Sin pretenderlo Baltasar Alvarez Restrepo hizo de Tulio Bayer un iconoclasta, un rebelde, un campeón que quiso cambiar el destino de los colombianos y luchó lanza en ristre contra la clase oligárquica que ha controlado nuestra patria Los atropellos del sacerdote Baltasar Álvarez Restrepo templaron el espíritu de Tulio Bayer en sus años niños, como se ve en el libro escrito por el médico que se refiere en detalle a su paso por el colegio de Nuestra Señora donde el clérigo de Sonsón mortificó a los alumnos que no se plegaron a sus caprichos
En este libro Bayer retrata la sociedad de la Colombia del miedo, de la represión y el oscurantismo, donde la iglesia y el conservatismo manejan los destinos de la patria. Es el reinado de las genuflexiones, las venias y la incapacidad, empacadas en Baltasar Álvarez Restrepo, un personaje que no fue pedagogo ni educador de juventudes, ni un patriota ni un sabio sino un hábil contratista y una vestal del Dios del antiguo testamento lleno de rencor y condiciones.
BAR fue por
muchos años el rector de Nuestra Señora
y lució tal condición sin méritos ni
preparación académica, aprovechó sus conexiones y el poder de su familia para
dar vida a una institución confesional
que Tulio Bayer describe con detalles y hace parte de la vida del caballero
andante que pretendió levantar el pueblo y terminó sin un peso en un suburbio parisino.
Para
adentrarse en la telaraña del poder local conviene repasar la obra de Tulio
Bayer que muestra la violencia partidista en "Carretera al mar", la vida en el
presidio en "Carta a un analfabeta político"
y las intrigas parroquiales en "Bar, vestal y contratista" . En este último libro crece la figura de Tulio Bayer y se dibuja en su justa medida la
opaca figura de personajillos parroquiales.
"BAR,Vestal y contratista" no es la recopilación de anécdotas de colegio, es el retrato de una época donde se muestra la bajeza de individuos que utilizan el poder para apabullar a los 'débiles, es la vida de un estudiante pueblerino que solo cuenta con el apoyo de su padre en la persecución orquestada contra su hijo. Pero hay que reconocer, y eso se hace en el libro de Bayer que el obispo Baltasar Álvarez es un genio en las finanzas que tiene en su mano a la sociedad manizaleña y a las parroquias caldenses. con un colegio que expide cartones de bachillerato e instituciones que organizan ejercicios espirituales para purificar las almas de los bonachones padres de familia que rivalizan en piedad y donaciones con sus piadosas consortes.
Al obispo Baltasar Álvarez le correspondió la tenebrosa época de la violencia política qie azotó el departamento de Caldas a mediados del siglo pasado, pero como anota Tulio Bayer poco hizo para detener ese derroche de sangre y tragedia. Solamente al caer abatido el capitán Venganza en la zona rural de Quinchía el alto dignatario eclesiástico emprendió una cruzada para desarmar los espíritus y llevar un mensaje de paz a los martirizados surcos campesinos.
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