DISCURSO
EN EL PARQUE DEL BARRIO GALÁN DE QUINCHÍA CON MOTIVO DE LA
INAUGURACIÓN DE LA PLACA EN HONOR A LOS CACIQUES SACRIFICADOS EN LA REBELION DE 1557.
Alfredo Cardona Tobón
Señor
alcalde municipal Hermes Vinasco
Señoras
y señores
He
tenido el honor de representar ahora, en este sitio, a los quinchieños
residentes en Manizales.
Con esta placa sencilla y humilde en el parque del barrio Galán hemos querido hacer oir la voz ancestral de Quinchía. Traemos de nuevo el eco perdido de los antiguos habitantes de Guacuma.
Honor
a Aytamara, a Ocupirama, a Opirama, a Tuzarma y a Capirotama, valientes
defensores de su pueblo en 1557.
Honor
a nuestros caciques cargados de grillos
y cadenas que ofrendaron su libertad y su vida por no inclinar la cerviz ante el inicuo y bárbaro invasor, ladrón de
bienes, almas, dioses y vidas de los nativos
En
1557 llegó del otro lado del rio Cauca
la consigna de resistencia al invasor español. En Chinchiná se alistaban para borrar de la fas de la
tierra a los europeos, renacía la voz de
Xixaraca y de Michua. Se inició la rebelión de los panches. Los
yanaconas se les unieron diciendo”
Ahora mataremos a los cristianos de Cartago.
La
rebelión se extendió, los quimbayas secundaron el alzamiento , pero la expedición de Saiinas
cortó el avance panche y la expedición
de Fuentelabrada rompió el cerco de los bugas mientras
Luis de Guevara, teniente general de Anserma, atacaba a los quinchías, a los tabuyos y a los
guáticas y apresaba a los caciques
que no se habían sometido al invasor.
Aytamara,
un Valiente joven hermano del cacique Mápura fue arrastrado como un perro hasta
Anserma; Ocupirama, hijo y heredero de la cacica Andica , fue asesinado camino a la ciudad
encomendera, Tuzarma Señor del pueblo de Mápura fue sacrificado en su rancho y
Capirotama, cacique de Irra, fue separado de los brazos de la bella Yuyache,
hermana del cacique Chinchina sacrificado por los invasores. Apresaron al
cacique Atucifra de la provicia de Maybá, a don Francisco jefe de los pirsas, a Tuzacurara y Utaica de
la nación de los guáticas.
Se
abortó la rebelión y, los caciques continuaron en prisión por orden de Luis de Guevara, teniente general de Anserma. No
valieron las súplicas del sacerdote Francisco Gonzalez Granadino, los indígenas
siguieron en los s oscuros calabozos donde murieron de hambre y enfermedades.
Honor
para nuestros ancestros, honor a una raza que está despertando en los Aricapa, Ladino, Tapasco, Gañan y Guarumo...
honor a un pueblo que mira nuevamente al Carambá para hacer de Quinchía la
comunidad más progresista del
departamento de Risaralda.
Honor
y admiración para nuestros paisanos cuya sangre sigue alentando la resilencia y el coraje quinchieño.
Septiembre 1996
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