LA ESPADA DE BOLIVAR
Juan Carlos Vela Correa
-blog Memorias de Simón Bolivar
La espada de Bolívar es uno de
esos objetos míticos que todos quisieran tocar y ver de cerca por haber sido
empuñada por el mismo Libertador y la cual se ha convertido en un símbolo de
lucha y revolución para grupos de izquierda y derecha. La magia que ésta espada
posee proviene tal vez del efecto que ésta crea al ser empuñada, la
cual establece una conexión con los momentos de gloria de la independencia
y transfigura en un revolucionario a aquel que la sostenga.
No es una sola espada
¿Pero, en dónde está la verdadera
espada de Bolívar? Es ingenuo pensar que a lo largo de la carrera militar de
Bolívar existiese tan solo una espada suya. Debieron haber sido decenas de
espadas de su propiedad, algunas de las cuales pudo haber perdido y otras
cuantas, obsequiado.
Según los pocos escritos de
la época que se encuentran, existe (1) una espada que le
fue regalada en Lima, Perú, según el recuento
del tomo 28, segunda parte de “Las Memorias del General O’leary”. Dos espadas más aparecieron publicadas en El Papel Periódico Ilustrado de Bogotá, en
1883.
Existe una cuarta espada que se encuentra en la Quinta de Bolívar en Bogotá, de donde fue sustraída en los años setenta por el
comando guerrillero del M-19. Una (5) quinta espada fue la que le regaló Bolívar al general Páez en 1826 y éste la entregó 40 años después al
arzobispo de Caracas para rendirle homenaje al libertador. Finalmente hay una
(6) sexta espada en la Quinta de Los Libertadores en
Perú, obsequiada por el presidente Petión de Haiti. En
la Quinta de San Pedro Alejandrino en Santa Marta, existe una réplica de la
espada de Lima de 1825.
Se cuentan así 6 espadas de Bolívar de las cuales
se tiene algún tipo de registro.
La espada del Perú
Podemos encontrar la crónica sobre
la espada que le fue regalada a Bolívar en Lima, Perú, en 1825 la cual es la
misma que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, mostró con tanto entusiasmo
en algunas de sus presentaciones públicas y cuya réplica obsequió a numerosos
líderes mundiales. En el 2005, Chávez regaló dos réplicas de ésta al gobierno
de Colombia.
Dicha espada le fue entregada al
libertador en el año de 1825, tiene diamantes, oro y las iniciales de Bolívar.
He aquí el recuento sobre ésta, tomado de las Memorias del general O’Leary,
tomo 28, segunda parte, página 447.
“Por estos días llego de Lima el coronel Salazar, enviado por el consejo
de gobierno a presentar al Libertador y al general Sucre las magníficas espadas
y los uniformes con que la municipalidad de aquella ciudad los obsequiaba en
señal de su amor y gratitud; espléndido regalo que esa corporación llamaba
“pequeña demostración.” Como curiosa muestra de la munificencia de la opulenta
Ciudad de los Reyes, copio aquí la descripción de las espadas y uniformes y su
costo, conforme a la “razón” que tengo a la vista; así como la contestación que
dio el Libertador a la municipalidad.”
“Una espada de oro del largo de una vara y siete pulgadas, guarnecida de
brillantes, marcada con las letras S.B. Tres brillantes grandes y cuarenta y
dos sobrepuestos, entre los cuales va un brillante grande. Un cinturón bordado
de oro en paño grana con 8 hebillas de oro. Va en una caja de madera nueva
forrada en seda con su respectivo almohadón. [...] Lima 3 de Octubre de 1825.
Contestación del Libertador a la Municipalidad:
“El coronel Salazar me ha presentado la hermosa
espada que la M.L. Municipalidad de Lima ha tenido la bondad de ofrecerme,
después de haber dado tantas otras pruebas de sus sentimientos generosos y del
precio que pone a los esfuerzos que se hacen por la libertad y por la
restauración de los derechos de los pueblos”.
“Esta espada, Illmo señor, será el gaje más seguro
de mi consagración a la defensa del Perú en todas las épocas que la república
quiera aceptar mis servicios. Esta espada me dirá siempre que la ciudad de Lima
es digna de ser la capital de la nación más agradecida del universo”.
“S.E. el Mariscal Sucre recibió de mi mano el día
de Ayacucho, la espada que US. I. tuvo a bien destinarle como un premio de
aquella victoria. El general vencedor ha recibido esta demostración con una
efusión de gratitud que nada puede expresar, y entre sus mejores amigos
nadie puede llevarnos el paso. Esta protesta la hacemos con toda la sinceridad
que debemos a US. I. y al pueblo peruano”.
“Tengo la honra de ofrecer a US. I. los
sentimientos de mi consideración y mi respeto.–Bolivar”.
Esta espada fue elaborada por un orfebre de nombre
Chungapoma, dirigido por Cayetano Freyre,
intendente de Lima. En la hoja de la espada tiene las siguientes inscripciones:
“Simón Bolívar, Unión y Libertad” en una cara, y en
la otra cara “Libertador de Colombia y el Perú,
Chungapoma me fecit en Lima — 1825”. El regalo
consistente de dos espadas, una para Bolívar y otra para Sucre, más dos
uniformes, tuvieron un costo de $12.879.69 pesos. Este uniforme es
probablemente el mismo uniforme que Bolívar lució cuando fue pintado por Gil de
Castro en 1825 en Lima.
En el libro “Espadas históricas de
hombres notables” de 1908, se relata lo siguiente con relación a la misma
espada en mención:
“En 1833 las hermanas
y sobrinos del Libertador dividieron las prendas y joyas de éste, tocándole
ésta espada a su hermana doña Juana Bolívar, de quien pasó después de su muerte
a manos de las familias Briceño Palacio y Amestoy Palacio. Esta espada se
expuso el 28 de octubre de 1872 en Caracas, junto con los demás objetos
preciosos del Libertador”.
“En 1889, el gobierno del Doctor
Rojas Paul adquirió esta espada de las familias Briceño Palacio y Amestoy
Palacio por la suma de B $120.000 y la destinó al museo de Bolívar, donde se
encuentra. [...]”
Las espadas del Papel Periódico Ilustrado
En el periódico bogotano Papel Periódico Ilustrado de 1883, se
publicó un artículo sobre la espada de Bolívar titulado “Espadas Históricas”
junto con una ilustración (Del Papel Periódico Ilustrado, tomo II, 47 y 48).
Ilustración en el periódico bogotano
Papel Periódico Ilustrado de 1883
El trofeo que reproduce en la página las cuatro espadas reproducidas con
admirable gusto por el fotógrafo señor Racines y grabadas por el señor Moros,
discípulo del señor Rodríguez, despertarán en el espíritu de los colombianos
los más gratos recuerdos.
La marcada con el número 2 fué regalada por el LIBERTÁDOR al señor D.
Rafael Arboleda, junto con la preciosa carta que dice así:
Japio, 29 de Diciembre de 1829.
Estimado amigo y señor:
Usted ha deseado tener un documento por el que conste que la espada que
usé en la campana del Sur de Colombia el año de 1822, es la misma que tuve el
gusto de presentar á usted como un gaje de mi estimación y verdadera amistad,
en Guayaquil, cuando entré en aquella ciudad en el mes de Agosto de 1822.
Y deseando yo también dejar á usted un nuevo testimonio de toda la
consideración y respeto, espero recibirá usted esta expresión con el afecto que
le profesa su atento servidor y amigo, Bolívar
La Espada que recibió del presidente Petion y
obsequió al general Jacinto Lara
Esta es una espada que Petion,
presidente de Haití, regaló a Bolívar, durante su estadía allí preparando la
Expedición Libertadora de los Cayos. Petión se la obsequió con la condición de
que Bolívar difundiera los Derechos del Hombre y otorgara la libertad de los
esclavos, una vez regresara a Venezuela. El libertador después se la
obsequiaría al general venezolano Jacinto Lara por destacarse en las batallas
de Junín y Ayacucho.
El siguiente es un extracto de la
Revista de la Sociedad Bolivariana, 129-132, pág. 66.
Esta espada acompaño al Libertador y allá en el Sur, en la ciudad de los
Virreyes, se quedó hasta la fecha. En el Museo Bolivariano o Museo Nacional de
la Historia de la Magdalena la Vieja duerme en su urna de cristal desde hace
años, su reposo de espada guerrera. Jamás volvió a Caracas desde que el
Libertador, al salir de Lima en 1825, la regaló al general Lara. Los documentos
históricos del Museo limeño la describen como espada-sable cuya hoja de acero
tiene 84 cm. de largo y 3,5 cm. de ancho, con algunas decoraciones en ambos
lados. En su empuñadura de bronce aparece el escudo de la República de Haití,
la cabeza de un león y otra cabeza más pequeña. El pomo está enchapado en
carey. La vaina es de bronce con el escudo de Haití y otros motivos guerreros
en alto relieve. Solamente en una de sus caras tiene dos armellas para sujetar
con correas al cinto.
Al abandonar el Perú, el general Lara la obsequió al coronel venezolano
Pedro Guas, quien era teniente coronel en Ayacucho y cuyo nombre figura en el
cuadro oficial de los combatientes de aquella célebre batalla. Pasó luego a
poder del coronel Juan Rubina. Por esa época fue reconocida por el general
Morán como la espada que Bolívar usaba y que obsequió al general Jacinto Lara.
El coronel Rubina la obsequió a su vez al Conde Don José Carillo y Albornoz,
quien la incorporó a su museo en la Calle la Presa No. 685 en Lima, el 3 de
octubre de 1867. A su muerte pasó a manos de su bisnieta, señorita Adelaida
Schmidt, quien se casó con el Cónsul general honorario de Haití en Lima, don
Víctor Kiefer Marchand, y ambos la obsequiaron al Senado de la República
Peruana, en la persona de su presidente Don Roberto Leguía, el 1° de agosto de
1927.
Esta espada se encuentra
actualmente en la “Quinta de Los Libertadores”, en el Palacio de la Magdalena,
Museo Nacional de Historia del Perú.
La espada de la Quinta de Bolívar
Espadas expuestas en la Quinta de Bolívar en Bogotá
La espada de la Quinta de Bolívar
se hizo famosa al ser sustraída del museo por el desaparecido grupo guerrillero
de Colombia, M-19, en el año 74. La historia de esta espada es más complicada,
pues no hay registro alguno sobre ésta o algún tipo de certificación que lo
confirme. Está fue inventariada por el gobierno de Colombia en 1924. El gran
misticismo y fama que creció alrededor de esta espada se debe más al tiempo que
estuvo desaparecida y a la incertidumbre de poderla recuperar.
La espada de Páez
En 1827, Bolívar regaló una espada
al general Páez como símbolo de reconciliación ante la intención de Páez de
separar a la Gran Colombia. Páez en agradecimiento hizo la siguiente
proclama:
“¡La espada redentora de los humanos! Pero ella en
mis manos no será jamás sino la espada de Bolívar: su voluntad la dirigirá, mi
brazo la llevará.
Antes pereceré cien veces, y mi sangre será
perdida, que esta espada salga de mi mano, ni atente jamás a derramar la sangre
que hasta ahora ha libertado.
Conciudadanos: la espada de Bolívar está en mis
manos; por vosotros y por él iré con ella a la eternidad”
En febrero de 1842, Páez le pidió
al Congreso en una declaración que se rindiera el homenaje respectivo al
libertador y se trasladaran sus restos a Venezuela y se erigiera un monumento
en su honor.
El general Páez comenta lo
siguiente en su autobiografía:
“El 30 de Abril del mismo año se decretaron honores públicos á la
memoria de Bolívar, y yo tuve la gloria de haber presidido en aquellas
ceremonias que reunían a la grave solemnidad de un duelo la majestuosa pompa de
un triunfo.
Finalmente el año de 1866, he enviado al Arzobispo de Caracas, para que
fuese colocada sobre la tumba del Libertador, la espada que él me regaló en el
año 27. ¡La espada redentora de los humanos! ¡Preciosa reliquia que he tenido
en mi poder por más de cuarenta años!” [Autobiografía del general Páez].
Como lo menciona el general Páez,
esta espada la envió al arzobispo de Caracas, desde Nueva York, en 1866, para
que fuera colocada sobre la tumba de Bolívar, que en aquel entonces estaba en
la capilla de la Santísima Trinidad.
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