PROLOGO DE LEER AL QUINDIO
Jaime Lopera Gutiérrez es escritor, periodista, consultor, columnista, historiador , cuentista y sobre todo un quindiano de tiempo completo. Sus libros en varios idiomas circulan hasta en Rusia y por su estilo grácil y fluido entretienen a unos y son fuente de sabiduría para muchos otros.
En tiempo pasado Jaime Lopera había publicado una historia deL Quindio, ahora con “Leer al Quindío” repite la dosis mejorada con un enfoque que sintetiza los valores de la Colombia andina.
Nadie más autorizado para hablar del Quindío que Jaime Lopera Gutiérrez, un personaje que ha sido actor y testigo y tiene el poder de capturar la magia cordillerana en su obra. Este calarqueño, que se asomó al alma de su amigo Garcia Márquez en las tertulias sabaneras, tiene esencia de café en la sangre y sensibilidad para sentir las tragedias de su pueblo azotado por terremotos, el desempleo y la violencia.
En los cinco bloques de “Leer al Quindío” nos adentramos en el mundo del poeta Baudilio Montoya hilando tiempo y alineando espacios sin que nos atosigue la relación de fechas ni nos abrume la galería de próceres. La obra es un relato con ají y picante que presenta las distintas facetas de un territorio donde el celaje de los guayacanes y los guamos cobija un mundo de color y mariposas.
En la primera parte de la lectura los invasores con mosquetes y cruces chocan con los valerosos combatientes pijaos y los orfebres quimbayas. Con los mestizos aparecen las trochas de Guanacas y de El Quindío y entre canalones y tremedales los viajeros descubren un paraíso terrenal donde los colonos se enfrentan a la montaña y a los tigres, mientras en los ranchos techados con hojas de bihao despiertan las leyendas de la princesa Cocora, de la laguna Maravelez, del mohan y la Patasola.
En la segunda parte de “Leer al Quindio” las provincias se sacuden y nace la república; patriotas y realistas cruzan el Quindio , los mineros de Buriticá doblegan la naturaleza hostil, Boquía nace entre las derribas, las trochas se convierten en caminos, Antioquia se derrama por el Camino del Privilegio , los paisas se adueñan de los horizontes, los arrieros crean un mundo , las fondas camineras se llenan con olor de anís y los guapos rastrillan sus machetes sacando chispas en los empedrados.
En la tercera parte del libro se combinan las culturas de caucanos y antioqueños para formar los imaginarios quindianos reforzados con el aporte de tolimenses y cundiboyacenses. Todos ellos borran fronteras: Manizales con el café y los cables aéreos, Pereira con el tren, las mulas y la panela y atrás hacen patria los salentunos, los cuyabros y los calarqueños .
En los escritos de Jaime Lopera se siente la nostalgia de otros tiempos y se reconoce la gesta pobladora de los caldenses que con ímpetu atávico trillaron las lomas de la Picona y del Mocorrongo, trasmontaron la cordillera occidental , remontaron el Tatamá y afirmaron sus alpargatas en las feraces tierras quindianas.
La cuarta parte de “Leer al Quindio” trae cantos de libertad, el civismo, vientos de suficiencia, es el hijo mayor que busca autonomía lejos de la casta excluyente de los Azucenos manizaleños. Lopera habla sin pasión de la partición de Caldas, recuerda a los conservadores ilustrados que convirtieron la palabra en verso, se refiere a la explotación del hombre por el hombre en las Concesiones de Burila, Villegas y Ramos y revive el terremoto que partió en dos la historia de la región.
El Quindio es café se dijo al empezar el siglo XX, ahora no todo es café, plátano y yuca pues aparecen las remesas y el turismo, los potreros y los caballos de paso- En el Quindío de Jaime Lopera está Panaca, Recuca, los parques temáticos, avistamientos y senderos ecológicos, todo ello en dos escenarios con sus fortalezas y debilidades : uno es el semiplano y el otro, el escenario cordillerano, son distintos los encantos y los problemas... Jaime Lopera pinta esos cuadros con la maestría de quien conoce lo que está presentando .
El último bloque del libro muestra la transición a la vida citadina, de la ruralidad a la “Ciudad Milagro” con industrias, bancos, diócesis, el equipo de futbol, el túnel de la Línea y las dobles calzadas que enlazan el llamado “Eje Cafetero”.
“Leer al Quindio” es un recuento del pasado y un clarinazo que permite comprender el presente, reconocer los errores y olvidarse del hacha destructora que sirvió de símbolo en tiempos idos. Suena la campana y corren las páginas de este gran aporte de Jaime Lopera a la literatura regional, pues es hora de conocer lo que este ilustre soñador comunica a propios y foráneos.
Alfredo Cardona Tobón
Sept 2022
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