EDITH ANGELICA BUSTOS y ESCRIBA SIN ENREDOS

 EDITH   ESCRIBE SIN ENREDOS

Alfredo Cardona Tobón

 


Oiga profe, usted que se las sabe todas por qué no publica  lo que nos está enseñando?-

Y la profe, quien  con  don Efraim Osorio han sido  los censores y el terror de los columnistas, los periodistas y demás personajes que manejan el idioma en la región, atendió la  solicitud de sus alumnos y  empezó a publicar  libros, artículos de prensa y un  blog que sirven  de guía a los cultivadores   y  usuarios del  idioma español.

 

Uno de sus libros se titula  “Escriba sin enredos” y eso es lo que realmente consigue pues se convierte en una herramienta  para  aquellos  que  trabajan con el idioma dando soluciones a muchas de las inquietudes que se presentan en el ejercicio de la comunicación oral y escrita.

“Escriba sin enredos” no es una gramática, es mucho más. Como en las viejas promociones populares con anuncios de “ Aquí  lo tiene todo,” en esta obra de  Edith Angélica se hace fácil lo difícil con  el aporte de técnicas gramaticales y de estilo que mejoran el desempeño de los escritores

.

Para redactar con corrección y propiedad  se debe tener en cuenta el orden de las palabras dentro de una oración pues el orden modifica lo que el autor quiere expresar, por lo tanto es necesario organizar las  ideas con  sentido lógico y cohesión textual. Lo anterior se logra,  explica Edith Angélica Bustos ,con el uso adecuado de las conjunciones, nexos,  conectores lógicos o  marcadores textuales que la profe presenta en otro de sus libros titulado   “ ¿ Necesita un conector?”, cuyos textos son guias para escribir con coherencia y cohesión.



EN LA DOCENCIA

 

Edith Angélica incursionó en muchos campos, fue una mujer ilustrada y polifacética. Fue exitosa como locutora, presentadora, vendedora, empresaria... pero su mayor pasión  pues llevaba esa esencia en sus venas fue como docente, no importa si alternaba con párvulos en maternal, con adolescentes en programas de bachillerato  o con adultos jóvenes y mayores en las aulas universitarias.

 

En 1947 Edith Angélica ingresó al pre-escolar del Colegio  de la Compañía de María en Godoy Cruz, Argentina, y se graduó como maestra superior en  el colegio Doctor Guillermo Rawson de la misma ciudad. Desde pequeñita decía que iba a ser maestra le ayudaba su autoconfianza, la dicción clara, su voz  fuerte que no necesitaba micrófono y  su amor  por lo que estaba haciendo.

 

Fue maestra jardinera y maestra en programas de educación secundaria  en Manizales y se desempeñó como docente universitaria en esa ciudad y en Pereira, pero no era solamente guía y orientadora en clase sino una amiga, confidente y consejera de sus alumnos.

 

Un día al terminar la clase en la facultad de derecho la abordó una jovencita, se le veía  afligida y  el llanto nublaba sus ojos :

 

-Oiga profe quisiera hablar con usted-

-Claro niña dime qué te está preocupando.

 

 Esta vez no se trataba de la pérdida de la materia, o un  reclamo de notas, la chica estaba embarazada y dudaba entre el aborto o confiar su estado a la mamá.

Edith la consoló e hizo el puente entre su alumna y sus padres. El resultado fue una bella bebé que de otra manera no hubiera nacido si la jovencita desesperada hubiera atendido a sus amigos sin oir los consejos de su profesora.

 

Sobre todo con los primíparos Edith Angélica fue providencial: medió, guió, asesoró y hasta regañó e ilustró a calaveras y otros buenas vidas que liberados de la tutela familiar se desbocaban cuando se sintieron libres en la ciudad. Se preocupaba por la dieta alimenticia de los estudiantes, por su comportamiento no solo en clase sino en la mesa o en sociedad, llegando a proponer una catedra sobre buenas maneras que infortunadamente no le aprobaron.

Sus alumnos  recordaban  a Edith Angélica: en los cumpleaños, en navidad, cuando se graduaban o los ascendían. En  el  día del maestro llegaban ramos de hermosas flores y mensajes de Colombia y el extranjero  con frases de  agradecimiento de antiguos  alumnos que ahora se destacaban en la televisión, en la radio y en los medios escritos.

 

Era una purista del idioma, a  menudo con papel y lápiz o con una grabadora tomaba nota de los errores de presentadores y locutores a quienes remitía sus observaciones con la esperanza inútil de que corrigieran las fallas.

 

Edith Angélica fue una excelente correctora de estilo y por sus manos pasaron documentos de prestigiosas entidades  internacionales, obras de autores prestigiosos, tesis de grado, comunicados oficiales e instructivos que facilitaron el trabajo en universidades y colegios.

 

A Edith Angélica debo los reconocimientos como cronista. Pues si mi estilo, como dicen los amigos, es fluido, fresco y claro se debe a la correctora de estilo que revisó mis libros, mis artículos para la prensa y las innumerables conferencias que dicté por todos los recodos del Eje Cafetero. Ella fue mi coequipera, mi media naranja en todos los sentidos. Ella me acompañó en las entrevistas, las reuniones con las comunidades, en los archivos polvorientos y con su porte y don de gentes fue posible llegar a archivos cerrados para todos menos para ella.

 

En la Universidad Libre, ella se vanagloriaba de ser la única docente transversal, es decir la única que extendía su cátedra a varias facultades. En esa  universidad y en la Universidad de Manizales fue de gran importancia su libro “ Cómo estudiar en un sistema de créditos académicos” como guía del estudiante para conocer las fortalezas de los hábitos de estudio, reforzar el pensamiento crítico y hacer posible que el estudiante se convierta en artífice de su propia formación académica y sea responsable de su futuro.

 

Edith Angélica no solamente atendió el área del español, pues además de tener suficiencia y amplios conocimientos del idioma, lo aprovechó para dar el toque a otras disciplinas como las artesanías y la culinaria. El libro “Cocine un día para toda la semana” con recetas prácticas para una sana alimentación diaria fue un éxito. En pocos días se agotó la primera edición convirtiéndose en un bolsilibro que ayudó a damas y caballeros a defenderse en la cocina en medio de los afanes y exigencias de la época.

 

Inicialmente el libro estuvo dirigido a las damas, pero los tiempos han cambiado, por ello Edith preparaba una segunda edición, que no vio la luz, donde la audiencia se extendía a los hombres, que al igual que sus compañeras tienen que ver con la cocina, con los alimentos y el diario afán en la casa.En el libro “Cocine un dia para toda la semana” se encuentra la forma de economizar tiempo, variar el menú diario y sorprender a la familia con almuerzos y comidas llenas de sabor. Solamente se tendrá que dedicar un día, o dos medios días,  a preparar anticipadamente todos aquellos platos que le ahorrarán tiempo a la hora de decidir el menú.

 

Pero Edith no termina con la gastronomía en “Cocine un día para toda la semana” pues dejó escritos varios folletos con diversas recetas que  esperan quien financie su publicación.

Edith Angélica incursionó en la crónica y en la historia local, sobre todo en el pasado del Alto Occidente de Caldas, cuyos arcanos descubrió a mi lado; queda su  huella en “Quinchía Cívico”, en La Patria de Manizales  y otros periódicos, revistas y libros donde quedó estampado el estilo fluido de esta argentina apaisada que adoptó a Manizales como su patria chica.


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