DISTINCIÓN OTORGADA A LOS INGENIEROS ALFREDO CARDONA TOBON Y RICARDO DE LOS RIOS TOBÓN.
Así debe ser el historiador: intrépido, incorruptible,
libre, amigo de la libertad
de expresión y de
la verdad, resuelto, que no rinda tributo al odio ni a la amistad,
ni omita nada por
compasión, pudor o desagrado, que sea un juez ecuánime,
benévolo con todos
para no perjudicar a nadie más de lo debido, (…),
independiente, sin
rey, sin que se ponga a calcular que opinará este o el otro,
sino que diga las
cosas que han ocurrido.
Luciano de Samósata (Samósata, Siria, 125-181)
Jhon Jaime Correa Ramírez (Director Maestría en
Historia UTP)
El pasado viernes 27 de noviembre se llevó a cabo –de
manera virtual–, en la Universidad Tecnológica de Pereira, la ceremonia en la
que se concedió la distinción académica de Honoris Causa Maestría en Historia a
los ingenieros e historiadores Ricardo de los Ríos Tobón (Belén de Umbría,
Risaralda, 1940) y Alfredo Cardona Tobón (Quinchía, Risaralda, 1938). Se trata
de un homenaje en vida que ha sido muy bien valorado por distintos estamentos
académicos de la región, quienes reconocen un gran mérito académico en sus
diferentes trayectorias investigativas, en sus publicaciones y en su compromiso
activo con la divulgación de la historia regional y local en academias de
historia, universidades, instituciones culturales y medios de comunicación, en
las que ambos historiadores gozan de un buen prestigio ganado a pulso por su
constancia en el ejercicio del oficio del historiador durante más de cuatro
décadas.
En efecto, De los Ríos Tobón y Cardona Tobón son
miembros activos de las Academias de Historia de Caldas y de Pereira, han
participado en diversos espacios académicos de la Maestría en Historia de la
UTP, en Congresos de Historia nacionales y cuentan con una larga lista de
libros y artículos que también han sido difundidos a través de los magazines
culturales de El Diario de Pereira y La Patria de Manizales. Incluso, Alfredo
Cardona Tobón cuenta con un blog (https://historiayregion.blogspot.com/) que es
muy consultado a través de la redes sociales. Se podría afirmar que de manera
pionera avizoraron la importancia de que la historia salga de los densos
claustros académicos para que pueda circular entre públicos más amplios, que
por décadas se han entretenido con sus relatos y crónicas regionales, que en
muchos casos también han servido de consulta y de pistas iniciales para
trabajos investigativos de estudiantes de colegios y universidades.
Es muy importante recalcar en este homenaje el
reconocimiento que se hace desde el Comité Curricular de la Maestría de la UTP,
sin caer en las fastidiosas y presumidas diferenciaciones entre historiadores
profesionales e historiadores empíricos. Consideramos que era justo y necesario
hacerlo con dos personas que de manera abnegada han removido los rescoldos del
pasado regional para poder mantener activa en el recuerdo de las generaciones
presentes los procesos de construcción histórico del territorio y sus gentes.
Sus escritos van más allá de una historia oficial edulcorada o de una narrativa
apologética, propia de una historia romántica sin fisuras. Tampoco se trata de
una historia de bronce o de epopeyas de héroes y titanes.
En sus textos se exponen perspectivas de análisis y
temas poco explorados dentro de la historiografía tradicional de la región,
poniendo en cuestión los viejos mitos históricos y las visiones hegemónicas que
a nivel cultural se han creado en torno a la colonización antioqueña. En lugar
de esto, Ricardo y Alfredo nos muestran una región del centro – occidente
colombiano más diversa, más heterogénea, y, por ende, una historia más incluyente.
Se podría hablar de unas historias desde abajo, o de unas historias subalternas
de la vida cotidiana, en la que han quedado debidamente contextualizados el
pasado prehispánico, las aventuras de conquistadores en sus múltiples espacios
y formas de encuentro con grupos étnicos nativos –o trasplantados, como en el
caso de la población afro que también ha dejado su impronta histórica sobre
esta región–, las viejas toponimias del territorio que se resisten al olvido
del presente, así como el acontecer histórico de las guerras civiles, las
luchas por las tierras durante los diversos periplos colonizadores, los
conflictos partidistas, las diferencias interregionales, las pugnas religiosas,
las vivencias de los grupos étnicos que de vieja data residen en la región, así
como un largo etcétera de temas y personajes que sería muy dispendioso enumerar
con detalle.
Lo importante es poder destacar la manera laboriosa en
que el viejo oficio del historiador no ha cesado de retoñar y de florecer en
las manos de los homenajeados. En el trabajo de ambos es posible palpar un
diálogo permanente entre un pasado –a veces desconocido, a veces mitificado–,
con un presente muy difuso y complejo, que hemos visto desmoronarse y entrar en
tensión de manera vertiginosa en la transición del siglo XX al siglo XXI. Sus
libros y artículos constituyen un gran legado que consideramos puede ser útil
en tiempos de incertidumbres y relativismos epistemológicos, para reconocer la
trazabilidad histórica de los procesos instituyentes de la sociedad, las
sucesivas re-configuraciones del territorio y los demás componentes de la vida
cotidiana que se resisten al cambio, revalorando la picaresca de las culturas
rurales, las diferentes idiosincracias campesinas y los procesos de cambio
social, con el sabor propio de las pequeñas historias locales y la “historia
matria” de la que hablaba el historiador mexicano Luis González y González.
Su labor de “memoriólogos” y de escarbadores de
historias desconocidas de la región, ayuda a blindarnos contra ese proceso tan
particular que tiene que ver con la destrucción del pasado, o del “presentismo”
que conlleva a que –como señaló el historiador inglés Eric Hobsbawm en su libro
Historia del siglo XX– “los jóvenes, hombres y mujeres, [de estas épocas]
crecen en una suerte de presente permanente sin relación orgánica alguna con el
pasado del tiempo en el que viven”. Lo anterior es más cierto aún y toma más
relevancia si se tiene en cuenta el hecho que desde comienzos de la década de
la década de los años 80 del siglo XX se relegó la enseñanza de la historia a
servir de un simple telón de fondo de unas ciencias sociales difusas y de muy
difícil apropiación por parte de los estudiantes de la básica de primaria y
secundaria en nuestro país. Por los aspectos anteriormente mencionados es que
consideramos justo y pertinente hacer este reconocimiento en vida a Ricardo y
Alfredo, porque como historiadores consagrados nos ayudan a recordar lo que
otros olvidan.
|
|
Absolutamente orgullosa de mi padre. Felicitaciones por este gran y merecido reconocimiento.
ResponderEliminarSe lo merecían hace rato...gracias Alfredo por ser el faro y el guía de la historia de Quinchía y del eje cafetero
ResponderEliminarApistdicongra Phillip Garrido https://wakelet.com/wake/J6YqPkV0OwPLbNACsZbe9
ResponderEliminardrawvependnent
Odeovein_jiFort Wayne Angela Jiang Any Video Converter
ResponderEliminarDownload
Tor browser
wheelnoughpulvi
vennainmo Barbara Jones There
ResponderEliminarprogram
deretotask