Por: Esteban Carlos Mejía
Dos individuos jóvenes, compinches de una benemérita organización , atacan a un hombre de 46 años, indefenso y desarmado, lo muelen a golpes, lo tiran al cochino suelo, lo encalambran con descargas eléctricas de un arma mortífera, lo echan como a un bulto de papas a la parte de atrás de una patrulla, lo acarrean a una estación de policía para seguir pegándole y/o electrocutándolo hasta que lo tienen que llevar a una clínica en donde sin ningún escrúpulo registran y certifican su muerte. Descansa en paz, Javier Ordóñez.
Al otro día cientos de personas, vecinos del
muerto, muchachas y muchachos del barrio y de otras vecindades, salen a las
calles a protestar por la bestialidad policiaca, y la honorable institución, en
vez de agachar la cabeza, reconocer el crimen, pedir perdón y autorreformarse,
se dedica a masacrar a los manifestantes con disparos de armas de fuego,
escopetazos de gases lacrimógenos, palizas, humillaciones a mansalva y
sobreseguro. ¡Qué asco! En 1848 un fantasma recorría Europa: el fantasma del
comunismo. Hoy otro fantasma recorre Bogotá: el fantasma de la rebeldía. ¿Cómo
fue? ¿ La culpa es de Juan Manuel Santos, Gustavo Petro y Claudia López?- De quien?
brama el buey herido desde la opulencia de las 1.500 hectáreas del Uberrimo. Las mascotas de la propaganda uribista (Julito, Néstormorales, Viquicita y demás sicofantes del régimen) envenenan a la gente con su ideología silvestre de tradición, familia y propiedad o con el cuento del vandalismo y la anarquía y el caos y el desmadre. ¡Los daños, Dios santo!, vociferan histéricos. ¡Los daños, carajo! ¿Cuánto cuestan los vidrios rotos en los cambuches de la Policía, esos tenebrosos Centros de Atención Inmediata para torturas, violaciones o asesinatos? ¡Es una conspiración de terroristas disfrazados de expresidentes de la República, precandidatos presidenciales y alcaldesas maricas! ¡Revivió el espectro! ¡Virgen de Chiquinquirá, ampáranos! ¡Virgen del Carmen, Virgencita de todos los remedios, defiéndenos! ¡Ahí vienen las milicias ACAB (All Cops Are Bastards)! ¡Urgente! ¡Llamen a María Fernanda Cabal, ínclita politóloga! ¡Busquen a la Santa Filósofa de cabecera! Y que el subpresidente, con su cretinismo galopante, no diga ni una puta palabra de empatía por los seres queridos de los muertos. Que el ministro de Defensa tape el sol con un dedo. No hagan nada. Pero, eso sí, que los civiles no se atrevan a gritarles ¡asesinos! a nuestros héroes.
Déjenlos que sigan acribillando a
ciudadanos inermes. Dejen que impongan la barbarie fascista a sangre y fuego.
¡Déjenlos matar! ¡Dios y Patria! Dios de los quintos infiernos. Patria de
terratenientes, banqueros, narcotraficantes, paramilitares y eunucos mentales.
Cuando se nos pase la rabia, deberíamos escupirlos a todos y mandarlos al
basurero de la historia…