EL
ATENTADO EN EL RINCÓN DE LOS TOROS-
Alfredo
Cardona Tobón*
La
vida de Simón Bolívar se vio amenazada en numerosas ocasiones y en tres de ellas estuvo
al borde de la muerte: En el año 1815
fue en Jamaica a manos de un esclavo
pagado por los españoles; la segunda vez fue
en 1818 en el Rincón de los Toros en Venezuela y la tercera en 1828 en el Palacio Presidencial en Santa
Fe de Bogotá cuando Manuelita retrasó a los atacantes
La
intentona del Rincón de los Toros en
Venezuela, fue ejecutada directamente por tropas realistas que en hábil
maniobra atentaron contra el Libertador y diezmaron la infantería republicana
que acompañaba a Bolívar.
En
abril de 1818 el general Bolívar
trasladó su cuartel general desde el Hato de San Pablo a la sabana
del Rincón de los Toros, con el propósito de unir sus fuerzas con las que
operaban en San Francisco de Tiznados bajo el mando del general Páez. Con 600 infantes y 800 jinetes a los que se
sumaban los llaneros de Páez, el Libertador esperaba enfrentar a las tropas realistas que
estaban acosando a los patriotas e
infligiendo serias derrotas.
El coronel realista Rafael López
esquivó las tropas de Páez y antes que el caudillo llanero se uniera al resto de las fuerzas
republicanas, avanzó hacia el
Rincón de los Toros, a 15 kilómetros de San José de Tiznados, con la
intención de sorprender a Bolívar. El coronel Rafael López era un temido
adversario nacido en Barinas. Negro,
libre y ferviente seguidor del Rey era famoso por su crueldad y también por su
valentía. Los realistas marchaban de noche y acampaban en las horas del día; como a
las doce de la noche del 17 de abril de 1818 una avanzada de López encontró a un soldado
patriota que cuidaba unos caballos; lo
capturó y en el interrogatorio descubrió
que era uno de los ordenanzas del capellán de Simón Bolívar cuyos hombres se encontraban a una legua escasa del Hato del Totumo, propiedad de la familia Bolívar.
En la pequeña llanura rodeada de bosques, conocida
como el Rincón de los Toros, Bolívar y
varios de sus oficiales reposaban en unas hamacas al lado de una mata de monte..
El soldado apresado indicó el punto
donde se encontraban, dijo a los
españoles cuál era el santo y seña y
suministró los nombres de los oficiales y sargentos de las patrullas y rondas
de esa noche.
Con
tan valiosa información, el coronel Rafael López preparó el golpe que acabaría con
la tropa patriota y la vida del Libertador; fue entonces cuando el capitán Tomás Renovales, natural de Vizcaya y
veterano combatiente contra los franceses, solicitó al coronel Rafael López
permiso de asesinar a Bolívar y asestar
así un terrible golpe a as fuerzas de los insurgentes. Concedida la petición, Renovales escogió ocho hombres y preparó el atentado.
Según los planes de Rafael López, la
infantería realista se internaría en el bosque
y esperaría que se consumara el atentado contra Bolívar para atacar por sorpresa el campamento patriota en acción combinada de la caballería y la
infantería realista. El comando de Renovales
se dirigió en silencio
al sitio donde acampaba Bolívar; se acercaron con sigilo, pero a las dos de la mañana, antes de llegar a la mata de monte los intrusos se toparon con
una patrulla patriota comandada por Francisco de Paula Santander,
El
grupo de Renovales se identificó con el santo y seña y con sangre fría solicitaron
a Santander que les indicara dónde estaba Bolívar para darle información importante del enemigo. El general Santander
condujo a los infiltrados hasta la mata
de monte y cuando llegaron, Renovales y su gente barrieron con metralla
las hamacas y cosieron a bayoneta
a quienes estaban en los
alrededores.
Gritos
de dolor y de sorpresa despertaron el campamento. “Los que estábamos allí-
cuenta Bolívar- nos echamos a correr a
campo traviesa, abandonando caballos y cuanto había en la mata. Mi hamaca
recibió dos o tres balas, -añadió el Libertador. Yo como he dicho estaba
sentado en la hamaca en medio de la oscuridad, pero no recibí herida alguna,
tampoco Santander, Ibarra ni el general Briceño que estaban conmigo”. Bolívar salió ileso milagrosamente, pero
en el ataque perecieron el coronel Galindo, el capellán Prado, varios oficiales
y en la entrada de las tropas de López perecieron más de trescientos soldados
patriotas bajo las lanzas de la
infantería española.
Mientras
la tropa republicana se desperdigaba en forma caótica, convencida de la muerte
del Libertador, este corrió a campo traviesa para salvar su vida. Alguien le
prestó una mula y antes que Bolívar atravesara la sabana en camisa y desarmado, el
sargento Leonardo Infante lo
alcanzó y le entregó el caballo con
estribos de plata que había dejado el coronel López al caer acribillado por las
balas de los patriotas.
Bolívar
y demás sobrevivientes del Rincón de los Toros llegaron a San Fernando
de Apure y tomaron rumbo hacia Angostura, adonde llegaron el 5 de junio de
1818. E
El
rey Fernando VII ascendió a coronel a Tomás
Renovales. Lo irónico fue que mientras Tomás cosechaba laureles en el campo español,
su tío el general Mariano Renovales, un héroe en la guerra de España
contra los franceses, ofrecía a Bolivar su concurso en las filas patriotas para luchar contra el
absolutismo de los Borbones..
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