CORONEL ANTONIO ARREDONDO


BICENTENARIO  DE  LA INDEPENDENCIA-
 

-RECUERDO DE  UN VALIENTE CEUTÍ-

Alfredo Cardona Tobón

 

“En memoria del coronel

ANTONIO ARREDONDO

Comandante del Batallón Cazadores

de la vanguardia de la Campaña Libertadora

de la Nueva Granada

mortalmente herido en el combate de Gámeza

sepultado en Tasco el 13 de julio de 1819”

(Placa conmemorativa en Tasco- Boyacá)

 

RESUMEN

Antonio Arredondo fue un  africano, natural de Ceuta,  que luchó  al lado de los patriotas en la Campaña Libertadora. Este militar se unió a las guerrillas  llaneras bajo el mando del general Francisco de Paula Santander; hizo parte del Batallón Cazadores que marchó a la vanguardia en el paso por el páramo de Pisba, combatió en Paya , Gámeza y Tópaga, siendo honrado con el grado de coronel por su valentía en el combate.

 

En el sitio de la Ramada, Arredondo  salvó a numerosos prisioneros que iban a ser ejecutados por los españoles y protegió  la retaguardia republicana en Tópaga, donde recibió dos balazos que lo llevaron a la tumba. Sus cenizas reposan en Tasco, Boyacá.

 

 Pese a figurar como español, pues Ceuta esta ocupada por  España, Arredondo prefirió la libertad americana al yugo absolutista de los borbones. Por ello y  el sacrificio en aras de la patria que escogió su corazón, la memoria de este combatiente debe realzarse en el bicentenario de nuestra independencia.

 


 

con dos heridas de bala murió hace doscientos años el coronel Antonio Arredondo en la ”Hacienda Aposentos” de la aldea de Tasco.  Hoy,  un monumento erigido en la plaza del pueblo, recuerda a este héroe nacido en  territorio africano ocupado desde el siglo XVII por los españoles

.

¿Arredondo traicionó  a su patria, luchando al lado de los americanos?- ¿O fue un enamorado  de la Libertad que luchó contra el absolutismo de los borbones?-

Cada uno lo verá desde su visión personal, pero no puede negarse que fue un valiente que no luchó por el dinero, ni por el poder, sino por una Patria que aprendió a amar desde el momento que tocó tierra de la Nueva Granada.

 

Antonio Arredondo llegó en  abril de 1815   a  costas venezolanas y como soldado del  Batallón Numancia, bajo las órdenes de  Pablo Morillo,  luchó en Cartagena  y ocupó a Santa Fe de Bogotá.  Fue la época de los cadalsos y los patíbulos, de la “Huerta de Jaime” anegada con sangre americana, del sacrificio de lo más lucido de la juventud granadina,  de la ejecución de Policarpa Salavarrieta y de cuanto patriota  caía en manos  del virrey Sámano o del general Barreiro que creían que en esa forma callarían las voces de los rebeldes

 

Mientras los españoles sembraban el terror en la zona andina y en las costas del virreinato,  en Casanare y el piedemonte llanero las guerrillas de Santander, Mariño, los Almeidas y de los Santos picaban al invasor como avispas furiosas y hacían retroceder a Barreiro hasta sus cuarteles en Sogamoso. Mientras tanto, la resistencia patriota espiaba, conseguía recursos para los combatientes y seducía  a los soldados del rey  para que desertaran, huyeran por los caminos al llano y se sumaran a los alzados en armas.

 

Hubo españoles que adhirieron a la causa republicana sirviendo con pundonor  y valentía en las tropas patriotas; entre ellos figura Antonio Arredondo, un veterano fogueado en la lucha contra Napoleón que  desertó  de las filas realistas y se internó en Casanare para unirse  a las guerrillas del coronel  Francisco de Paula Santander.

 

LA GUERRA EN EL LLANO

Simón Bolívar  reinició la lucha en el puerto de Angostura, en la Guayana venezolana. Con  Páez y sus guerrillas combatió  a las tropas de Morillo en los llanos de Apure y Arauca  extendiendo  sus operaciones  hasta el Casanare, donde Páez discriminaba a los combatientes “reinosos” o granadinos y trataba de hacer a un lado a Santander y a los oficiales que lo acompañaban. Ante tal situación el coronel Santander envió una comisión presidida por Mariño y por Antonio  Arredondo, al cuartel general del Libertador, para exponer la situación de los granadinos. Bolívar  ratificó a Santander en la comandancia del “Batallón Cazadores”, le encomendó la vanguardia del ejército que invadiría  la Nueva Granada remontando la cordillera oriental y nombró a  Nonato Pérez, gobernador del Casanare, desligándolo del mando de Paez.

Con un grupo de avanzada, Antonio Arredondo exploró la ruta que habría de seguir la tropa patriota. Cruzó por Nunchía, llegó a Morcote y en Paya avistó  un destacamento enemigo con trescientos hombres que guardaban el paso en la fortaleza de ”El Trincherón”. Después de un corto tiroteo, como para medir la potencia de fuego de los defensores, Arredondo volvió sobre sus pasos para informar las novedades al grueso de la tropa que avanzaba por el llano  inundado por las lluvias.

Los patriotas tenían  que seguir adelante  y para hacerlo era necesario tomar el fuerte de Paya, donde unos pocos hombres podrían contener a toda la fuerza republicana. A las seis de la mañana del 27 de julio  el batallón ”Cazadores de Vanguardia” inició su avance hacia Paya. Arredondo arremetió por el norte y el noroeste y Antonio Obando  con su batallón Primero de Línea marchó a campo traviesa apoyado por los hombres de Santander.

 Fueron cuatro horas y media de combate con los realistas atrincherados en la poderosa defensa con  muros en forma de estrella de ocho puntas y rodeadas de un profundo pozo. Arredondo avanzó con un grupo de jinetes y envolvió al enemigo que viéndose en peligro de ser arrollado, abandonó las posiciones y se retiró por el camino de Labranzagrande dejando cuatro muertos,  14 heridos y el camino despejado para seguir hacia Pisba y penetrar al corazón de la Nueva Granada.

EN SOCHA

Al empezar a remontar la cordillera las deserciones aumentaron y el frio y el soroche hicieron mella en los llaneros venezolanos. Todo parecía perdido, muchos no querían continuar la marcha; entonces Santander, con Arredondo, Paris y los granadinos de vanguardia se adentraron en el páramo de Pisba y lo cruzaron llegando a Socha el 2 de julio de 1819, señalando  el camino al resto de la tropa que  superó el  paso de la cordillera al igual que la  Legión Británica cuyos hombres marchaban en la retaguardia.

En  la población de Socha  los patriotas esperaron a los retrasados. Con la ayuda de los lugareños  rescataron los heridos y los enfermos,  descansaron, consiguieron provisiones y ropa, y engancharon  numerosos voluntarios que engrosaron las tropas llaneras.

Poco  después Bolívar estableció  el cuartel general en la población de Tasco  y empezó  a desarrollar estrategias ofensivas de combate mientras Barreiro, comandante de las fuerzas realistas, contenía los ataques con fuerzas dispersas en Sogamoso, El Socorro, el Valle de Tenza, Tópaga, Tuta y Gámeza.

El 10 de julio de 1819  El Libertador  concedió el grado de coronel  a Antonio  Arredondo  en reconocimiento de sus  acciones en Paya y el valioso contingente en el paso de la cordillera, no adivinaba el valiente ceutí que sus horas estaban contadas, que la muerte estaba guardada en las balas enemigas..

EL COMBATE DE  GÁMEZA

Bolívar envió patrullas de exploración que reportaron la presencia de un fuerte destacamento realista en “Los Corrales de Bonza” y ubicaron el grueso de las tropas enemigas  en  Sogamoso. El comandante español José María Barreiro no tardó en  enterarse de la  presencia de la tropa insurgente y de inmediato  organizó  dos columnas de 800 hombres cada una,  a lado y lado del río Sogamoso. El día 10 de julio, el coronel Justo Briceño, al mando de un escuadrón, atacó a los realistas, obligándolos a replegarse hacia Tópaga; mientras esto sucedía una compañía del ejército libertador se replegaba con fuertes bajas en la zona de Gámeza. Bolívar ordenó  el contraataque de los “Cazadores” de vanguardia dirigidos por Santander, esto obligó al enemigo a desplazarse hasta  Tópaga, dejando libre el paso  sobre el río Gámeza.

Bolívar ubicó el grueso de su tropa en posición de batalla, pero Barreiro  rehuyó el combate y se replegó a una altura llamada El Molino en donde esperó refuerzos. En los alrededores del  puente sobre el rio Gámeza, se libraron varias escaramuzas sin utilidad táctica: Una partida comandada por el teniente Ascanio  fue destrozada por tropas de Barreiro con el saldo de 60 muertos patriotas; luego hubo otro enfrentamiento en el puente con varios bajas y 34 prisioneros  en poder de los españoles, la mayoría de ellos fueron asesinados en el sitio de La Ramada,  unos pocos sobrevivieron  gracias a la intervención  de una escuadra dirigida por Arredondo que se los arrebató al enemigo.

En Tópaga el coronel Arredondo con el “Batallón Cazadores”  fue el primero en entrar al combate  y el designado  para proteger la retaguardia patriota en su retirada por el cañón de Monguí, fue aquí cuando Antonio Arredondo  cayó abatido por dos balazos  mortales; sus compañeros lo recogieron y en andas lo llevaron al hospital de Tasco donde  el 12 de julio falleció en medio del dolor de sus camaradas.

La partida de defunción tomada del archivo parroquial  dice: “En la parroquia de Tasco en trece de julio de 1819, yo el cura interino di sepultura  eclesiástica al cadáver de Antonio Arredondo. Recibió los santos sacramentos. Doy fe. Dr. Bernardo La Mota”.

En adición posterior se aclara que el coronel Antonio Arredondo era marido de la señora Francisca Solórzano y   reconocido como un buen patriota. Fue una nota importante pues no quedaron dudas  sobre la identidad del personaje y se registró para la posteridad  el  nombre de la esposa.

HOMENAJE A SU MEMORIA

Los oficiales del batallón “Cazadores de Vanguardia” llevaron por dos días una cinta negra en la empuñadura del sable y  150 años más tarde, en   julio de  1967,  se inauguró  en Tasco un sencillo monumento con una placa conmemorativa. En esta pequeña y hermosa localidad se venera la memoria de este gran patriota, cuya suerte debió estar ligada a la gloria en Boyacá y Ayacucho  y  su vida uncida a la naciente Colombia. Fue una pérdida enorme en una acción inútil, que poco significó en la marcha libertadora y muestra el desprecio por la vida de sus hombres que en repetidas veces mostró el Libertador.

En la madrugada del 25 de julio, el viento acarició la tumba de Arredondo; no muy  lejos, en las riberas del Chicamocha, su batallón “Cazadores de Vanguardia”  fabricó balsas para cruzar el río y enfrentarse a Barreiro. Cuando Rondón y sus lanceros barrieron como una tromba al enemigo, detrás de ellos cabalgó el espíritu de Antonio Arredondo con su lanza, montado en el caballo apureño que acompañó a su dueño  hasta la  eternidad.

Comentarios

  1. " ...y muestra el desprecio por la vida de sus hombres que en repetidas veces mostró el Libertador". Caramba !! ... que manera de hacer juicios de valor tan faltos de sustento . Respeto a la memoria de Libertador, por favor.

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