PONCIANO TABORDA EN LA GUERRA DE 1885
Alfredo
Cardona Tobón
Ponciano
Taborda fue uno de los extraños personajes que moldearon la historia de Ansermaviejo en las últimas décadas del siglo XIX y los
primeros años del siglo XX: Fue testaferro de los negociantes de tierras,
rematador de las tierras de los tabuyos, jefe de los conservadores del caserío,
administrador del Resguardo indígena y en las guerras civiles se le distinguió como Comandante Militar de
una extensa zona del norte caucano.
Nada
se ha escrito sobre las componendas de Ponciano Taborda para conseguir a bajos
precios las tierras de los indígenas o
apropiarse de vastos globos baldíos; tampoco sobre sus negocios como apoderado legal de los
resguardos de Tabuyo y Tachiguí y menos de su actuación en las guerras de 1885,
de 1895 y en la de los Mil Días. Se
ignora dónde nació y dónde murió, se sabe que fue herido en el combate de La Pradera en el año
1900 y también que tuvo graves problemas
con los colonos de San Joaquín cuando fue corregidor de Anserma.
No
parece que Taborda hubiera acumulado
riquezas pues buscó una pensión del gobierno por una incapacidad producto de la
herida; pero tuvo gran poder político como veterano que luchó con valor por su partido e hizo frente a las guerrillas que infestaron la zona rural de Anserma.
LA
GUERRA DE 1885
En
1880 los conservadores y el ala
independiente del liberalismo llevaron a Rafael Núñez a la presidencia de la Nación y con su triunfo los conservadores recuperaron
el manejo de la cosa pública tras largos años de proscripción en el gobierno. Para
frenar la beligerancia de los estados federales controlados por el radicalismo
liberal, Núñez prohibió la importación de armas y para contrarrestar la
oposición compró adhesiones a cambio de gabelas e igualmente sobornó a políticos y militares con recursos del erario.
Ante
ese estado de cosas, el radicalismo liberal
cerró filas para atajar un segundo mandato del “Regenerador”; pero por
disensiones internas del liberalismo, Núñez retornó a la presidencia en 1883.
Es entonces, cuando la joven generación radical, acalorada y camorrera, quiere tomar con las armas lo que perdió en las urnas
en una guerra donde las fuerzas eran tan desiguales que a ojos vistas
era un suicidio infalible.
El
gobierno de Núñez derrota a los radicales en Antioquia, en las provincias del
sur y en el Valle del Cauca, mientras el coronel Rafael Reyes, al servicio del
gobierno, habilita un pontón carbonero
para transportar las tropas que toman el istmo de Panamá en tanto que en
el río Magdalena se consuma la derrota radical en la batalla de La Humareda.
EN
EL NORTE DEL ESTADO DEL CAUCA
La
guerra también llegó al norte del Cauca. El 21 de enero de 1885 una fuerza nuñista conformada por riosuceños
y ansermeños bajo las órdenes de Ponciano Taborda y del coronel Manuel Salvador
Orozco, hermano de Pedro Orozco, hicieron frente en el sitio de ”Partidas” a una
fuerza radical comandada por el coronel León Hernández. Los nuñistas corrieron
con la peor suerte: murió Manuel Salvador Orozco, hirieron a Ponciano Taborda y
también a los riosuceños Rubén e Israel Santacoloma. Ansermaviejo quedó en manos de los rebeldes
mientras el coronel Rafael Uribe Uribe se descolgaba por Santa Bárbara,
triunfaba en Quiebralomo y fijaba rumbo
hacia Ansermaviejo; su intención era
unirse a las fuerzas de León Hernández para continuar hacia el Valle del Cauca. Con la derrota de
los radicales de Manizales en el combate de Cartago, los planes de Uribe se frustraron,
pues los dirigentes liberales de Antioquia, al considerar inútil la continuación de la lucha se sometieron al gobierno de Núñez.
Sin
embargo, pese a los descalabros
radicales por todo el país, en la zona de Ansermaviejo continuaron los combates
entre los rebeldes y las fuerzas gobiernistas comandadas por Ponciano Taborda
cuya campaña se conoce gracias a los informes aparecidos en el “Registro Oficial
del Estado del Cauca”.
LA CAMPAÑA DE PONCIANO TABORDA
A
las tres de la mañana del 2 de julio de ese año, Ponciano Taborda con una
fuerza de 25 hombres salió de Ansermaviejo y con sigilo se dirigió a los pasos
del río Cauca conocidos como “El Charco”
y “Arauca”, con el fin de impedir el paso de una columna rebelde que venía
derrotada desde Jericó.
Al
llegar al sitio de “La Margarita” una
avanzada gobiernista capturó a dos
rebeldes con dos fusiles Remington, una escopeta y abundante pertrecho. Se buscó
al enemigo por trochas y caminos sin encontrar rastros de los fugitivos. Al
caer la tarde, los gobiernistas regresaron a Ansermaviejo y allí les informaron que los radicales de “Arenales”,
hoy Belén de Umbría, se habían levantado en armas contra el gobierno.
Como
a las seis de la tarde del día siguiente el corregidor de Guática avisó que los rebeldes de Arenales, bajo el comando
de Anastasio Vélez, estaban en el caserío de Arrayanal, hoy Mistrató, y se
disponían a atacar la aldea de Ansermaviejo, amenazada igualmente por una guerrilla que operaba en la zona de Quinchía.
A
paso forzado los ansermeños se dirigieron a Arrayanal a combatir a los rebeldes. Llegaron
a la media noche. El tiroteo es intenso,
caen dos enemigos, pero ante la superioridad de la gente de Arenales, Ponciano Taborda se retira estratégicamente para esperar el refuerzo de
35 hombres, dispuestos a vencer o morir según
expresó Taborda en un informe enviado a la comandancia general de Buga.
En
el Alto de Yarumal se concentraron los ansermeños para preparar un nuevo ataque
en medio de las sombras de la noche. No será fácil el asalto, pues en Arrayanal
están atrincherados cincuenta radicales de Arenales y un
grupo de voluntarios de Apía bajo las órdenes de Pedro Jiménez, un hombre
famoso por su valor y el manejo del
machete.
Taborda y sus hombres avanzan con cautela. Uno
de sus capitanes penetra al rancherío por el costado izquierdo mientras otro
capitán con el resto de la fuerza sigue
por la derecha con el objetivo de
encerrar al enemigo. Los rebeldes abren fuego y la columna de Ponciano Taborda responde causando varias
bajas. Los radicales, acosados por
dos frentes, se retiran hacia el monte y
toman el camino a Quebradaseca donde desde
días antes han instalado un campamento.
Ponciano
Taborda inicia la persecución y con las precauciones debidas va tras los pasos de los derrotados. En Quebradaseca
lo están esperando. El corneta toca a la carga y los ansermeños se lanzan como
un solo hombre sobre los enemigos que son incapaces de frenar el asalto: unos
huyen, otros caen traspasados por la bayoneta o acribillados por las
balas. El comandante liberal Anastasio Vélez hace frente a los atacantes; dispara
su Remington y al fallarle el arma desenfunda el machete y lucha hasta que le
tronchan la vida a filo de peinilla. En el campo quedan tendidos nueve radicales
y el campamento queda a merced de los nuñistas.
Sin
descansar un minuto, los vencedores se reagrupan en Arrayanal y siguen tras los fugitivos; capturan a Pablo Cobo, uno de los jefes rebeldes y a Jesús Ocampo,
miembro de la Junta Repartidora de Compartos en Apía, junto con Manuel Morales,
posta y espía del enemigo
Así
termina un capítulo de la vida de Ponciano Taborda, cuyas hazañas se repiten el
7 de enero de 1900 en el sitio de La Pradera. Pero ese es otro tema en la
historia militar de Anserma.
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