CONFERENCIA EN TERTULIA DE LA ASOCIACION DE ENFERMERAS
Alfredo Cardona Tobón
Ciento cincuenta años son un soplo en la vida de una
comunidad y por la brevedad, su historia debiera estar libre de
interpretaciones brumosas o deformadas por el paso de los años. Sin
embargo, al repasar los sucesos
acaecidos vemos que en la corta vida de Pereira se han distorsionado hechos
trascendentales, se han omitido otros sucesos y se han magnificado algunos personajes
Por lo anterior es necesario revisar otras visiones,
reconocer otros valores y recordar al pueblo llano que se desterró de las páginas
de la historia pereirana.
Lo escrito sobre Pereira ha girado fundamentalmente alrededor
de unas pocas familias, es clasista y urbana;
apenas en las últimas décadas nos hemos aventurado a recorrer otras sendas y a fijarnos en otros actores.
En la celebración
del Sesquicentenario de la
ciudad, el periódico “La Tarde” publicó una lujosa revista editada con el
título de “Al recio empuje de los Titanes”. En esta obra se vislumbran varios
temas que invitan a revisar el material publicado hasta ahora por diversos
autores.
“¿Fundación o conformación? Es un interrogante presentado
por Sebastián Martínez Botero. ¿El
sacerdote Remigio Antonio Cañarte fundó a Pereira, o ayudó a su conformación o
simplemente fue el invitado de una comunidad que llevaba su propia inercia? -
Cuando vino el padre Cañarte a oficiar una misa en el
nuevo templo, lo hizo por petición de los colonos. No fue la primera misa en
este territorio, tampoco este levita promovió la construcción de la capilla y
no fundó la Villa de Robledo, pues ésta era una aldea cuando llegó el padre
Cañarte y sus dirigentes estaban buscando que se erigiera en distrito
municipal.
Los cartagüeños adjudicaron el esfuerzo de los colonos al
padre Cañarte y dejaron a un lado el esfuerzo de los pobladores, que desde la
época de Cartagoviejo, estaban dando fuerza a una nueva comunidad. Poco sabemos
de las Juntas de Vecinos de la Villa de Robledo y se ha convertido en heroína a
Guadalupe Zapata, una humilde mujer que entre las decenas de mujeres cabeza de
familia de la aldea no tuvo ningún liderazgo ni figuración y no fue,
ciertamente un modelo a seguir, pues se le dio un lote rural y otro urbano que
dilapidó o perdió, pues años más tarde estaba solicitando que le dieran otro
lote en el poblado.
En otro artículo se
resalta el llamado Camino del Privilegio
abierto por Félix de la Abadía. Esta vía unió el sur de Antioquia con el
norte del Cauca, conectó a Cartago con Villamaría y empujó el progreso de
Pereira y Manizales.
La obra de Félix de la Abadía con sus puentes y sus
tambos se constituyó en una de las principales vías de Arriería de la Colombia
de finales del siglo XIX. Fue en su tiempo una realización similar a la llamada
Autopista del Café. Sin ella Pereira y Manizales no hubieran tenido el impulso
que las convirtió en ciudades importantes.
Pero es poco lo que se ha escrito sobre el Camino del Privilegio y su
papel en el desarrollo de varias comunidades.
Otro hito insuficientemente tratado, que marca rumbos en
la historia de Pereira es el establecido por el barrio Cuba, por “Cuba Madre”,
considerado como una ciudad dentro de la misma capital risaraldense por su
dinámica, sus líderes y con un potencial que sitúa a su gente como la segunda comunidad dentro del Departamento.
Cuba empezó como una solución transitoria al grave
problema habitacional de miles de desplazados por la violencia política de
mitad del siglo pasado. Un Comité
cívico impulsado por la socióloga María
Piters empezó a sesionar el dos de julio de 1961 y con el apoyo de la comunidad
holandesa y de la administración municipal impulsó la construcción de vías de acceso y la
extensión de la red eléctrica. Siguiendo la tradición pereirana se multiplicaron los convites, el
espíritu cívico fue en aumento y el barrio Cuba empezó a transformarse.
Gran parte del progreso de Cuba de Fray Arturo Calle
Restrepo, el primer cura de la parroquia. Este franciscano realizó el
milagro de integrar una comunidad
conformada por exilados liberales de la primera ola de la violencia con los
conservadores desplazados por los bandoleros que asolaron los campos del
occidente caldense y del Quindío. El
sacerdote borró las fronteras del odio
que los separaban y con 60 jóvenes
pertenecientes a notables familias y congregados en los scout desarrolló una
eficiente labor social que elevó la autoestima de los habitantes del barrio.
Fray Arturo fundó la Cooperativa de Ahorro y Crédito, La
Junta de Acción comunal, la tropa scout,
la Juventud franciscana, un dispensario médico y el Instituto Obrero con
miras a establecer una universidad.
Con el liderazgo del padre Calle y el apoyo del político Camilo
Mejía Duque los vecinos de Cuba
transformaron una barriada sin agua, sin
alcantarillado ni servicios esenciales en una moderna concentración que hoy
cuenta con zonas comerciales, con bancos, con colegios, una universidad, buen
transporte y tiene dirigentes que definen en gran parte los destinos de la
ciudad y del departamento.
La caña de azúcar, el café, la ganadería, la arriería fueron
la base de la economía de Pereira y los reglones que impulsaron el comercio y
las industrias locales. Los grandes capitales surgieron como resultado del
negocio de tierras y de la producción agropecuaria del Municipio. Pese al papel
protagónico de la zona rural poco se ha
tenido en cuenta al estudiar los fenómenos de poblamiento y desarrollo
pereirano.
Apenas ahora se está trabajando con la Historia Rural de
Pereira y se está divulgando la cultura,
las realizaciones y los valores de los corregimientos y veredas.
La Pereira Rural
es un mosaico donde figuran todas las
manifestaciones colombianas. Se puede asegurar que cada corregimiento tiene
identidad propia y se asimila a determinada sección del país de acuerdo con sus
raíces, los pobladores y el rumbo que le han fijado sus líderes.
Arabia, por ejemplo, podría ser un pequeño municipio
quindiano por el café, las costumbres, la arquitectura y hasta por los actores que fijaron su rumbo.
La Florida podrías ser una parte del norte caldense por
la topografía, el clima y la historia de
su poblamiento.
Puerto Caldas y Caimalito nos muestran dos comunidades
humildes, obreras o labriegas que a orillas del río Cauca han luchado por un
pedazo de tierra y una oportunidad para su gente.
En Cerritos vemos cómo al lado de quienes todo lo tienen
viven miles de compatriotas que carecen hasta de la esperanza.
En Tribunas- Córcega se combina lo rural con lo urbano y
al igual que en Altagracia va creciendo la ciudad y encogiéndose el campo.
En La Palmilla, Morelia y Combia los vecinos tienen un
pie en Pereira y otro en el campo. Allí los raizales se ven constreñidos por
una sociedad de consumo que infesta y contamina.
Adentrarse
por las carreteras terciarias de
Pereira, recorrer sus trochas a pie o a caballo, parar en una fonda o descansar
en el corredor de una casa campesina es adentrarse en un mundo mágico. Pereira
es más lindo en su campo pleno de verdor que en sus avenidas ruidosas. Cada
vereda tiene su personaje y líderes comprometidos cuya labor no se ve en los
recortes de prensa y poco se advierte en los estudios que adelantan
historiadores, antropólogos y sociólogos.
Perdura la medicina tradicional con sus yuyos curativos;
todo cuento campesino llega con su moraleja que refuerza la solidaridad y demás valores que permitieron sobrevivir en
medio de la selva.
La mayor parte de los estudiosos de lo nuestro le
apuntaron a la ciudad. Allí están los escritos de Hugo Ángel, Ricardo Sánchez,
Jaime Jaramillo, Lisímaco Salazar, Hernando Uribe, Emilio Gutiérrez, Jaime
Montoya... en la actualidad otros como Víctor
Zuluaga, John Jairo Correa, Sebastián Martínez y los graduados en la Maestría
de Historia de la UTP están trabajando con las comunidades anónimas y con la
gente del campo.
En tiempos pasados existió un divorcio entre Pereira y
los municipios de la banda izquierda del rio Cauca, hasta la aparición del
puente Bernardo Arango, la carretera troncal de Occidente y la fusión de las
corrientes pobladoras paisas en la zona
pereirana.
Al hablar de Pereira es necesario recordar que fue por
mucho tiempo la “Capital Cívica” de Colombia y famosas las gestas cívicas para
construir su aeropuerto, financiar al “Bolivar Desnudo”, levantar la “Catedral
de guadua” del barrio Cuba, construir el estadio, apoyar equipos en las vueltas
a Colombia en bicicleta.
Pereira ha sido tierra donde Luis Tejada afiló su pluma,
María Cano desafió las bayonetas oficiales y generaciones de verdaderos patriotas
sostuvieron el espíritu de libertad.
Primero fueron los colonos antioqueños en busca de un
pedazo de tierra donde asentar a los suyos fue la época de los paisas oriundos
del sur de Antioquia; luego llegaron los paisas desplazados por la violencia
que avanzaron por la banda izquierda del
rio Cauca y fortalecieron la zona rural de Pereira y ahora están llegando emigrantes provenientes del Chocó y del Tolima, gente del Valle del Cauca, emberas y
afrodescendientes.
Todos ellos traen una historia que se integra a la
nuestra. Ahí está la gran responsabilidad pereirana, porque de no integrarlos a
Pereira, como se hizo en épocas pasadas, tendremos grupos refractarios a
quienes no les preocupará la ciudad y no sabrán como amarla.
La historia abarca
todos los ámbitos y la nutren muchísimas fuentes. Es , pues la historia menuda
la que conforma la gran historia. Cada institución, todo grupo puede aportar a
ello. Se tiene la historia de la medicina, la historia política, los servicios
públicos, la caficultura, las universidades….
Sería un gran aporte que una institución como la que generosamente me invitó a esta charla
plasmara en un libro la historia de la enfermería, que viene desde la época
precolombina hasta nuestros días y que ha ayudado a salvar vidas en la paz y en
los conflictos, en la tranquilidad del hogar y en las tragedias colectivas..
Pereira mayo 31 de
2018.
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