Lui Luis
Javier Caicedo
Amigos:
-- Mija, hoy amanecí como
maluco.
-- Pues no vaya al Cabildo y
recuéstese.
-- No, hoy es atención a los
comuneros y tengo también que hacer una vueltas en el pueblo.
-- Pues encárgueselas a Conrado.
-- No, déme un tinto que me
voy.
-- Deje entonces que Conrado
lo acompañe.
-- No, usted sabe que a mí
no me gusta que me cabestreen.
Así, indispuesto, sin
desayunar y con la determinación de siempre, salió ayer para el pueblo don
Faustino Rotavista de su casa encaramada en la cima del cerro de Amolador, a
sus 83 años, a cumplir sus deberes de secretario general del Cabildo Indígena
de Cañamomo y Lomaprieta en la sede que tiene la parcialidad en Riosucio.
Doña Ascensión, que se había
quedado en el corredor atisbando a su marido, preocupada le dijo a su hijo:
"Conrado: no vi que Faustino pasara por la escuela. Vaya asómese a
ver". Conrado, uno de los 17 hijos que don Faustino tuvo en dos esposas,
fue a ver, y en efecto, a menos de dos cuadras de la casa su padre yacía sin
vida a la orilla del cafetal que bordea el camino. Una bonita manera de morir,
casi una recompensa, para un líder que dedicó su existencia al servicio de la
comunidad, junto a don Gabriel Campeón, a quien las enfermedades sí postraron
varios meses antes de su muerte.
Don Faustino recibió las
riendas del Cabildo a comienzos de los años 70 de manos del gobernador indígena
Enrique Guerrero, conservador, quien los reunió a él y a don Gabriel Campeón
para decirles: "Vea, cojan ustedes esto, porque nosotros ya no aguantamos
la presión de los jefes para que dejemos tirado el Cabildo, renunciemos a ser
indígenas y abandonemos el reclamo de las tierras. Ellos dicen que el Estado
nos ayuda de otra manera, pero no como indígenas. Ustedes que son
independientes tal vez puedan resistir mejor y logren recuperar el
Resguardo", y a continuación les entregó un ejemplar de la Ley 89 de 1890
y las enseñanzas para su uso.
Desde entonces don Faustino
pasó los siguientes cincuenta años en una esforzada lucha de defensa de las
tierras colectivas que su pueblo recibió de la Corona española el 22 de marzo
de 1627, las más de las veces gestionando ante el INCORA, luego ante el
INCODER, otras tantas liderando las tomas de tierra, seguidas de la consabida
visita a la cárcel municipal.
El año pasado se vio por fin
una luz en la materia con la sentencia T-530 de 2016, por la cual la Corte
Constitucional reconoció el título colonial del Resguardo de
Cañamomo Lomaprieta y le ordenó a la Agencia Nacional de Tierras delimitarlo,
bajo el criterio preferente de recuperar para la comunidad las tierras
ancestrales.
Aún con la sentencia en
frente, el 31 de mayo de 2017 los funcionarios de la ANT le sugerían a las
autoridades indígenas que si renunciaban a la calidad de resguardo colonial, en
ocho meses les titulaban un Resguardo nuevo. Don Faustino intervino en esa
ocasión para decir: "Desde 1975 que fui gobernador he estado en el proceso
sin que haya habido solución a la lucha por el título colonial".
Posteriormente, después que
el director de la Agencia de Tierras le diera vía libre al cumplimiento de la
sentencia y conformara la Comisión de Expertos que debe orientar el proceso de
delimitación, don Faustino le expresó a los comisionados que visitaron el
Resguardo el pasado 18 de diciembre:
"El espacio es muy
corto para contar la historia de nuestro Resguardo, que ya habrá tiempo de
hacerlo. Sólo quiero decir una cosita. Fui gobernador por primera vez en 1975,
soy el más anciano. Luego en 1980, 1981, 1988 y 1990. Me tocó toda la época de
la recuperación, fui detenido en ocho ocasiones y aquí estamos dando la
pelea".
No hubo tiempo para contar
la historia del Resguardo, pero su legado de vida ya estaba consumado. Paz en
su tumba.
Velación: Comunidad de
Amolador del Resguardo de Cañamomo.
Velación en Riosucio: Lunes
19 de marzo: Funeraria Cristo Rey
Exequias: Lunes 19 de marzo:
Iglesia de La Candelaria, 4 pm
luis javier caicedo
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