TRAS
LA CONCIENCIA DE LO AMERICANO
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Augusto
Escobar Mesa
Universidad
de Antioquia
AEM- Augusto Escobar
Mesa
OMB- Otto Morales
Benitez
INTRODUCCIÓN
No pasa de moda el
pensamiento de Otto Morales Benitez, por esto es conveniente volver tras sus
ideas y sus propuestas para retomar la esencia democrática, liberal y
humanística que identificó a un hombre, que infortunadamente no llegó a dirigir los destinos de Colombia.
Volvamos sobre esta
entrevistas concedida a Augusto Escobar Mesa por el doctor Otto, que no
necesita fecha, pues sigue siendo de actualidad:
POR UNA SOCIEDAD MÁS
EQUITATIVA
AEM. Si tuviera el
poder de realizar tres deseos prácticos para el país, ¿cuáles
serían y cómo los
ejecutaría?
OMB. Creo que
concentraría mi acción en una sola vía: eliminar la miseria
agresiva de unos
grupos y la que esconden otros, con oficios sucedáneos. Es decir,
una justicia social,
que sin eliminar el estímulo a los productores de riqueza, se les
advirtiera cómo lo
que logran es parte esencial de lo que les facilita en ayudas el
país. Buscaría la
equidad. Esta conduciría a tres cosas básicas: equilibrio colectivo,
mejoramiento de la
educación y unidad del mundo comunitario colombiano
EFICACIA Y ÉTICA:
PAUTAS DE GOBIERNO
AEM. Si le pidieran
hacer un balance de los hombres que realmente han incidido
en la construcción de
país, ¿a quiénes seleccionaría y por qué obras?
OMB. Es una pregunta
diabólica. Señalaría Presidentes eficaces y éticos, con
sentido humanístico,
que son los únicos que comprenden a la sociedad y cuáles son
las misiones del
poder. A unos varones que condujeron revoluciones sociales y
culturales. A muchas
mujeres que ordenaron el mundo social colombiano –
dirigiendo a los
hombres de sus casas– y que han ayudado a la “revolución sutil”
que representa su
presencia en la acción.
EL PUEBLO ES
INTELIGENTE
AEM. ¿En qué reside
la fortaleza de este país que, a pesar de tanta contingencia, no
se ha desmoronado
todavía?
OMB. En su pueblo,
que es inteligente y esperanzado.
CATACLISMO MORAL DE
LA DIRIGENCIA DEL PAÍS
AEM. ¿A quién
endilgarle la responsabilidad del desfondamiento moral del Estado
y de parte de las
Instituciones colombianas?
OMB. Para llegar a
esa situación, se han cumplido varios procesos. Uno de ellos, el
político. Los otros
grupos desestabilizadores han sido una cierta clase directiva del
mundo económico y una
dirigencia cultural. La síntesis sería darnos cuenta cómo
han disminuido los
dirigentes nacionales en los diferentes órdenes. Es un
cataclismo de la
calidad. Este derrumbe ha propiciado el derrumbamiento moral.
PERSONAJES MEMORABLES
DE NUESTRA HISTORIA
AEM. ¿Cuál es el
personaje o personajes que mayor identidad le ha dado a este
país?
OMB. No dudaría en
destacar a Santander, Rafael Uribe Uribe y Eduardo Santos.
LA HISTORIA NACIONAL
MUTILADA
AEM. ¿Porqué ha sido
imposible que se cuenten los hechos de la historia política y
social tal como se
dieron y no como ha sido matizada u ocultada. ¿Porque las
memorias personales
terminan siendo apuntes seudobiográficos distantes de la
verdad histórica?
OMB. El Maestro
Germán Arciniegas decía que en Colombia hay libertad de
opinión: se puede
decir todo, todo, absolutamente todo, con tal que no sea la
verdad. La tradición
de Memorias es muy pobre en el país.
PÉRDIDA DE LA
INTEGRIDAD MORAL DE LOS POLÍTICOS
AEM. ¿Por qué la
dirigencia política y de los gobiernos se caracteriza, casi
siempre, por su
endeble integridad moral en el sentido social? ¿Hay algo
desvirtuado
históricamente en nuestras costumbres o es consecuencia de qué
circunstancias? ¿Por
qué tanta pobreza en la conciencia y formación política de la
dirigencia?
OMB. La aseveración
no puede ser tan tajante por lo que acontece hoy. Existieron
varias generaciones
de dirigentes con integridad moral. Yo recuerdo que el proceso
de descomposición
moral comienza cuando se resuelve reemplazar a los jefes
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locales del
liberalismo que eran gentes de vida económica asegurada y con
condiciones de
conocimiento y de moral, con sentido del bien colectivo, por otros
que ayudaron a
ascender a una nueva clase política, ésta sin condiciones
intelectuales ni
éticas. Se crearon empleados para este fin que instalaron en los
pueblos y
pervirtieron a la gente: principiaron por comprar conciencias ciudadanas.
Para pagar, asaltaron
los dineros fiscales a través de los auxilios parlamentarios.
Estos los manejan a
través de Fundaciones que administran
los aspirantes al
parlamento o sus
calanchines. Se repartían dádivas –desde tejas, cemento,
mercados hasta becas,
puestos burocráticos, embajadas, etc.–. Se llegó al delito.
Con el dinero oficial
se comenzó a comprar votos, que, además, era una ofensa a la
dignidad de las
gentes pobres al no dejarlos pensar cuál
debería ser el destino del
país, el suyo y el de
su familia. Eso sucedió con mayor evidencia después del
Frente Nacional. Más
adelante, un jefe nacional predicó el “unanimismo” en el
liberalismo con los
copartidarios: con razón o sin ella. Y así se han absuelto
tesoreros municipales
y hasta Presidentes. El daño ético fue total. Lo mismo ha
acontecido en el
conservatismo. Asistimos a una hecatombe moral nacional.
MOTIVOS DE LA
VIOLENCIA DESDE 1930
AEM. ¿Qué hay en la
conducta, mentalidad, vida social y política de los
colombianos o de un
sector de él que cada período de tiempo resurge la violencia
con fuerza inusitada,
por ejemplo, en los años 30 luego de la caída de la hegemonía
conservadora, a
finales de los 40 con la violencia partidista y más tarde en los años
70 con la violencia
represiva del Estado y las normas de seguridad nacional;
también a mediados de
los 80 con la violencia del narcotráfico y a finales de los 90
y comienzos de
milenio con la violencia guerrillera y paramilitar?
OMB. En el año 30
hubo en cambio de régimen político. El conservatismo, que
perdió el poder,
predicó la desobediencia civil que era, en el fondo, un
desconocimiento del
gobierno. Un grupo de sacerdotes unidos a jefes
conservadores y a los
resguardos de rentas, en poquísimos lugares del país,
presentaron
resistencia armada. Fue la época que se llamó “de los curas guapos”.
Operó en algunas
provincias de los dos Santanderes y en las que lindaban con
Boyacá. Simplemente
declaraban que no admitían el nuevo gobierno. Fue una
resistencia a la
legitimidad. Olaya Herrera enfrentó el problema nombrando
gobernadores de alta
respetabilidad: en Norte de Santander a Luis Augusto Cuervo,
conservador, ex
alcalde muy apreciable de Bogotá y Presidente de la Academia
Colombiana de
Historia. En Santander, al humanista y luego Presidente de
Colombia, Eduardo
Santos. En Boyacá, si no recuerdo mal, a Álvaro Díaz, luego
gerente de la Flota
Grancolombiana. A la vez aprovecharon bandoleros de estas
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regiones para actuar
de acuerdo con sus afanes delincuenciales; se amparaban en
banderías políticas.
No fue un fenómeno nacional sino que estuvo localizado. El
gobierno no estimuló,
ni ayudó, ni favoreció, ni consintió la violencia, como sí
aconteció en 1946.
Otro fenómeno en la
República Liberal (1930–1946) fue el siguiente: en algunos
municipios se
incitaba a los conservadores para tomar las armas de la policía; ésto
produjo
enfrentamientos pero fueron circunstanciales. Eran episodios de fuerza que
se provocaban y
desaparecían como modalidad de vida. En el 46 persistían las
prácticas contra una
parte de la comunidad. Igualmente, la agresividad oratoria del
conservatismo no
tenía límites y creaba estímulos para que sus copartidarios
arremetieran. Ese
lenguaje arriscado, de dura violencia verbal, lo advirtió López
Pumarejo, conduciría
necesariamente a la violencia material, y así aconteció.
El gobierno de Olaya
Herrera que no propició, ni estímulo esa violencia del año 30,
fue una amenaza a la
estabilidad institucional. Defendió ésta, buscó la colaboración
de gente muy
respetable para desarmar los espíritus y los cuerpos y lo logró. El
ejército y la policía
obraron cuando fue indispensable, porque su misión no era
combatir a sus
compatriotas. Hay muchos libros de relatos históricos de esa época
que señalan
explícitamente lo que aconteció. A la violencia del 46 ya nos hemos a
referido. También he
comentado cómo se alcanzó la paz en el primer gobierno del
Frente Nacional y
cómo se encendió, nuevamente, cuando se creó una atmósfera
para luchar contra lo
que se llamó “las repúblicas independientes”. Muchos no
estábamos convencidos
de que existieran. De allí viene lo que hemos padecido sin
interrupción. Con
modalidades de derecha y de izquierda en la guerrilla, con
influencias del
exterior, combatieron siempre.
El terrorismo aparece
después de la toma de la Embajada de Santo Domingo. El
país celebra que no
hubo allí muertos, pero los guerrilleros fueron enviados a Cuba.
Fidel Casto ofreció a
nuestro gobierno que él los recibía y viajaron con los dólares
que pagaron el
Vaticano, Israel y no recuerdo cuál otro país. Estados Unidos se
negó a entregar un
solo dólar. El ejecutivo colombiano asegura no haber pagado. El
hecho es que de Cuba
fueron a Libia y otros países insurgentes. De ese periplo
regresaron con la
técnica del terrorismo: volar oleoductos y torres eléctricas,
destruir los
cuarteles de la policía y oficinas públicas, avanzar contra pueblos donde
la fuerza pública era
mínima. Y se asesinaba y se destruía.
EL CACIQUISMO Y EL
CLIENTELISMO TRAS EL BOTÍN DEL ESTADO
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AEM. El caciquismo
político de antaño ¿tiende a desaparecer o a camuflarse con
otra modalidad. ¿Se
observa una democratización en la participación política con
los nuevos grupos o
es el simple reflejo de una pérdida de liderazgo político?
OMB. No veo que tienda
a desaparecer el caciquismo político. Lo que constato es
una transformación
para empeorar. La tendencia a usar inadecuadamente los
dineros fiscales, ha
creado una clase que pretende ser inamovible. Siguen siendo
los grandes varones
electorales que no dejan que circulen nuevas figuras en la
política. Manejan un
electorado con dinero, depravando a los ciudadanos, y tratan
de eternizarse para
lograr una jubilación provechosa. Pervierten a la comunidad y
desaparecen los
principios ideológicos. Quizá como remedio sirva: 1) prohibir la
reelección después de
dos o tres veces que hayan sido elegidos; 2) rebajar el costo
de las campañas
electorales que permitan la aparición de nueva gente; 3) evitar que
se utilicen tan
irregularmente los dineros de los municipios. Como a los concejales
–que antes eran los
símbolos de civismo en los pueblos– es han dado gabelas de
sueldo y con ello se
está perdiendo el sentido ético de la acción pública. 4) Como
no hay
democratización, 5) no hay participación porque los mecanismos de la
Constitución del
1991, en lugar de hacer eficaz ésta, han conducido a más
perversiones. 6) No
hay liderazgo porque han desaparecido de la política los
conductores
doctrinarios. Para ser líder se necesitan condiciones personales muy
destacadas y hablar
en nombre de un pensamiento ideológico. No se encuentran
personas en las
cuales confluyan esos dones.
AUSENCIA DE LÍDERES
CARISMÁTICOS
AEM. ¿Qué pasa en el
relevo generacional de las últimas décadas que no ha dado
lugar a tener hombres
cultos, carismáticos en la vida social y política como un
Rafael Uribe Uribe,
un Gaitán, un López Pumarejo, un Laureano Gómez, un
Camilo Torres?
OMB. El líder es el
símbolo de una comunidad. Los hay positivos y negativos. Los
hay creadores y,
también, opositores a cualquier mejoramiento. Los hay
razonadores y, otros,
sectarios. Apoyan, a veces sus cercanías en principios
benéficos o
negativos. Pero no tienen tesis contra la inmoralidad. Esta, ha
contribuido a arrasar
cualquier asomo de credibilidad. Predominan valores muy
menesterosos. Pero
contra ello reaccionará el país.
EL PAÍS RECLAMA
PARTIDOS MORAL Y DOCTRINARIAMENTE
FUERTES
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AEM. ¿Por qué las
tercerías políticas, más que abrir camino al cambio generando
nueva mentalidad
política, son atajaderos, desviaciones de la inconformidad
intrapartido ante el
quietismo y las vías políticas sin salida de los partidos
tradicionales (véanse
los casos del Unir, el gaitanismo, el MRL, la Anapo, el M19,
el galanismo)?
OMB. Esas
manifestaciones de las tercerías políticas son afanes de oponerse a
modalidades de la
política que, con los nuevos movimientos, tratan de llevar ideas a
la corriente de
opinión nacional. Otras veces, son apenas sentimientos. El pueblo
colombiano, que es
poderosamente inteligente, se entusiasma y vota a favor de esos
movimientos casi
siempre con miles de votos –es una constante en la vida electoral
nacional– y, luego,
van abandonando esas nuevas banderas. Lo más grave que le
puede suceder a un
país es que no existan partidos fuertes. La Constitución de 91
ha creado los
mecanismos para que los dos partidos tradicionales se debiliten,
perdiendo la unidad y
facilitando que mil grupúsculos tengan autonomía, sin
conservar cercanía al
partido ni obligación de respetar su caudal doctrinario. Es un
daño gravísimo para
hacer tarea de gobierno. Lo que ha logrado la Constitución del
91 es desvertebrar a
los partidos y que quienes comandan “grupitos” hablen a
nombre de éstos y sus
acciones delictivas comprometen a aquellos. No puede haber
buenos gobiernos sino
hay partidos fuertes que respalden sus acciones, y mediante
la explicación
pública, comprometan la voluntad popular. La falta de partidos
fuertes debilita la
acción pública y la conduce a malos hábitos comunitarios y se
van aflojando los
impulsos doctrinarios.
SER PRESIDENTE
IMPLICA CEDER A LOS INTERESES DE LA CLASE
POLÍTICA
AEM. ¿Por qué nunca
fue Presidente habiendo sido candidatizado varias veces por
personajes
reconocidos del país y por algunos ex presidentes?
OMB. Nunca fui
Presidente porque no transé con esa clase política que ha roto el
orden moral del país.
Tenía la opinión pública en las calles que me rodeaba con
vibrante entusiasmo.
Además, me acompañaban espontáneamente liberales y
conservadores. A ese
altísimo cargo se llega con plena dignidad o es mejor no
hacerlo para no
ayudar a una mayor perversión de las costumbres políticas.
ACCEDER AL PODER
IMPLICA ROMPER EL ORDEN MORAL
AEM. ¿Un hombre como
usted que conoce a fondo el país y sabe de sus males y
sus remedios, no ha
experimentado alguna vez nostalgias del poder Presidencial
para hacer lo que
siempre quiso para un mejor destino de la nación?
OMB. Realmente no.
Uno sueña con llevar al gobierno unas tesis. Si éstas hay que
doblegarlas para
admitir la concupiscencia electoral, no vale la pena truncar de esa
manera los sueños
democráticos.
DEBERES DEMOCRÁTICOS
DE UN BUEN CIUDADANO
AEM. ¿Por qué ha
estado ausente de la vida política bajo los tres últimos
gobiernos? ¿Cree que ya cumplió su papel activo? ¿Por
qué no tiene una columna
de opinión política
para mostrar lo que han hecho del país la clase política corrupta
e ir formando una
conciencia política distinta?
OMB. Nunca creo que
haya cumplido suficientemente con mis deberes
democráticos. Ni
renuncio a mis identidades políticas de partido. Siempre estoy en
acción mental
pensando en Colombia. Creo no equivocarme –espero no aparecer
antipático– y declaro
que mi vocación ha sido mi patria: en la actividad política, en
mi cátedra
universitaria, en mi escritura, en mi simple camino de ciudadano. Mi
actividad
colombianista la juzgan, en varios libros, como la más constante y
ardiente. Me he
centrado a escribir volúmenes –en lugar de tener una columna
periodística– para
decir con más densidad y espacio mi amor a la república.
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