E Alfredo Cardona Tobón
En una esquina llena de flores cerca del puesto de policía de La Bella se ve una placa de mármol enquistada en una columna de granito; es el testimonio de gratitud de una comunidad que reconoce el esfuerzo de sus líderes, y agradece en vida lo que Luis Asdrúbal González López ha hecho por el corregimiento.
Luis Asdrúbal González
López encarna la generación fundadora de
La Bella; nació labriego en la vereda La Quiebra de Salamina y a sus 73 años continúa utilizando sombrero y
expresándose en el idioma cálido de los hombres de campo. El papá de
Luis Asdrúbal era oriundo de San Félix y su progenitora de Pensilvania, lo que significa que tiene en su
sangre lo más genuino de la etnia paisa; fue el segundo de trece hermanos y con
ellos se levantó en las vecindades de
Pocitos, una vereda de Salamina sembrada de ganado blanco-orejinegro.
Apenas le apuntó el bozo el
amor llamó a la puerta de Luis Asdrúbal
y lo ató a Rocío Parra, una recia campesina de los lados de Curubital;
de trabajador raso pasó a la nómina de los agregados de la fincas de Darío Echeverri donde con
trabajo y juicio reunió algunos pesos.
El hermano mayor de
Asdrúbal había salido a buscar otros
horizontes, porque en Salamina, valga decirlo, antes y ahora lo único que se consigue es helecho y una coloca
humilde en las tierras y negocios de los Echeverri y de los Mejía.
Al mayor no le fue mal en
Pereira, ancló con casa y tierra en la vereda de La Bella y como buen hermano
animó a Asdrúbal a dejar los
charrascales de Salamina y dirigirse a La Bella,, donde compró al colono
Juan Franco dos cuadras y media de mejoras
Así pues, Asdrúbal dejó el
norte de Caldas y a mediados de 1988 metió
sus pertenencias en un camión y con su esposa, con la niña de ocho años,
otros dos muchachitos pequeños, las gallinas y el perro llegó hasta el
punto de La Estrella, donde entonces terminaba la carretera que pasaba
por Mundo Nuevo
Allí lo esperaba su hermano
con unas bestias y ya tardecito se dirigió al predio de su hermano y al
amanecer, en medio del frio y una pertinaz llovizna, terminó el viaje en un
improvisado rancho levantado al lado de las ruinas de la antigua casona de la
hacienda “El Porvenir..
Ya estaba en tierra propia;
le quedaban algunos ahorros para irse solventando y tenía la garra y las ganas
de salir adelante con su finca y su familia.
Con préstamos de la Caja Agraria Asdrúbal construyó la primera casa de material de los
contornos y llenó el predio con cultivos
de cebolla, alverja, fríjol y habichuela.
Estaba feliz, pero las dificultades eran
infinitas; no contaba con electricidad ni tenía agua potable y los caminos eran
pésimos. El modesto caserío de la
Bella, aunque no estaba lejos, solo
contaba con tres casas: una era la inspección de policía, otra estaba ocupada
por Rubén Arias y la tercera por Gonzalo
Betancur, por eso había que viajar a Pereira o la Florida para comprar una
vela.
ASDRÚBAL GONZÁLEZ EN LA BELLA
Cuando llegó Luis Asdrúbal a
La Bella, el mosquero era insoportable y
el olor de la gallinaza almacenada al
lado de los ranchos impregnaba ropas y tendidos. El agua venía por mangueras
desde la quebrada de Cabuyal y se tenía que madrugar para sacar los productos
agrícolas hasta donde pudiera recogerlas
el yip de Luis Ospina o la “chiva “ de
Víctor Cardona para llevarlos a la galería de la carrera décima..
Los vecinos aunque
solidarios estaban desorganizados. Un día la profesora Gabriela invitó a
Asdrúbal Gonzalez a una reunión de padres de familia, el nuevo vecino se dio cuenta de las infinitas necesidades de
la gente y se sintió comprometido con la comunidad.
Empezó por conseguir un lote
grande para ampliar la escuela y con los padres de familia
y los miembros de la Junta de Acción Comunal consiguió el $50.0000 que
valía el terreno y el apoyo de la Secretaría de Educación. Pronto lo eligieron
presidente de la Junta y en calidad de tal tocó a todas las puertas para
conseguir mangueras con Gabriela Zuleta, ladrillos con Oscar Vélez, cemento con
Jaime Salazar y el auxilio del Comité de Cafeteros para instalar postes, cables
y transformadores de corriente.
Asdrúbal guardaba los
materiales en una caseta y los repartía
sin tener en cuenta los colores políticos de los necesitados; fue una época de grandes realizaciones en La
Bella: La carretera llegó hasta la vereda de La
Colonia, se alcanzó la dignidad de corregimiento y el Estado por
gestiones de los líderes comunales y el apoyo de los políticos construyó un
distrito de riego, el Instituto Agropecuario La Cachucha, el acueducto de Mundo
Nuevo y un amplio y moderno centro administrativo.
El corregimiento de La Bella ha contado con
una valiosa y activa clase dirigente ha
sido notable el empeño de Emilio Mosquera, varias veces corregidor, el
liderazgo de Adiela Betancur, la actividad de Cesáreo Gutiérrez, de Juan de
Jesús Franco y de Asdrúbal González… son recios
luchadores que convirtieron un paraje
aislado en uno de los sectores más productivos del municipio.
Hace pocas semanas Asdrúbal
Gonzales nos acompañó en un largo recorrido por La Bella. Hacía días que no
visitaba su corregimiento. Casi no terminamos ese recorrido, pues en cada esquina, en cada casa y camino lo
detenían para saludarlo y darle un abrazo. Tal es el cariño que la gente siente por Asdrúbal.
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