Alfredo Cardona Tobón. *
Virgen de la Pobreza de Cartago
En el año 1602 graves sucesos sacudieron a Cartago, una ciudad fundada por Jorge
Robledo entre los ríos Otún y Consota; los nativos conspiraban contra los españole motivados por el espíritu de
Nobsacadas, una deidad indígena, que según cuentan, hablaba por boca de un
ídolo, animando a los americanos a sacudir el yugo invasor y borrar de la faz
de la tierra al Dios cristiano, a los animales traídos de ultramar y a todo
aquello que representara la civilización
europea.
Los misioneros establecidos en el
Quindío vivían con tal angustia, que, según narra Fray Pedro Simón, cargaban
permanentemente una escopeta y aún en misa la tenían cargada y arrimada cerca
del altar.
El 24 de junio de 1603 el Cabildo de Cartago
se lamentaba del cerco impuesto a la ciudad por las tribus de los pijaos y los putimaes, que impedía el cultivo de las
tierras y el trabajo de los
aterrorizados indígenas de las encomiendas. Al sobresalto de los nativos hostiles se sumaba la erupción del volcán del Tolima
cuyas fumarolas parecían lenguas infernales en la oscuridad de la noche que
esparcían cenizas candentes que
arruinaban bosques y pastos.
Además, para colmo de males, se agregaba el
paulatino empobrecimiento de los filones y de las arenas donde yanaconas,
esclavos y mazamorreros extraían el
oro.Los cristianos rogaban a su Dios por un milagro que les diera fortaleza
ante tantas adversidades.
Cuenta la leyenda que por ese entonces
vivía en el convento de San Antonio de Cartago una india quimbaya que atendía a los monjes, aseaba la
iglesia y lavaba los ornamentos
religiosos. Todas las mañanas María
Ramos se dirigía al río cercano con los manteles, las albas, las estolas para
lavarlos con uno frutos conocidos por los naturales que los dejaban tan blancos
como la nieve que en días despejados se contemplaba en los picos del Cumanday.
Cuentan que al ndio pijao llamado Juan Guabio le desagradaba
el fervor sumiso de María Ramos y por ello decidió asesinarla en una de sus
tantas idas al río Otún; pero siempre que se acercaba y la acechaba desde los
matorrales, la presencia de una señora blanca, con porte imponente, que parecía no desamparar a la india, impedía
la consumación del delito.
Una mañana de 1608 María Ramos llevó
una manta hecha jirones que se utilizaba para limpiar los candeleros, al
lavarla y extenderla descubrió en el retazo deshilachado algo parecido a la
imagen de La Virgen; asombrada ante tal hecho la mujer corrió a mostrar el portento
al Padre Guardián del Convento.
Cuando extendió la manta ésta se fue
resanando de las grandes y muchas desgarraduras, hasta que apareció la imagen
bella y armoniosa que hoy admiramos en el moderno Cartago del río de La Vieja.
En el año de 1690 Fray Tomás Sierra divulgó
el suceso milagroso; cuarenta años
después el provincial franciscano Fray
Dionisio del Camino, reunió el testimonio de quince testigos del caso
extraordinario que confirmaron la existencia de Juan Guabio, que en una de las
entradas de Martín Bueno a territorio hostil lo puso preso y en cautiverio se convirtió en un cristiano fiel aliado de los vecinos de Cartago.
Virgen de la Pobreza de Pereira
El historiador Juan Friede dice que no
existió María Ramos sino la devota encomendera De Coche y Soitama que velaba con solícita piedad los intereses del Convento y en cuyas manos
la arruinada manta se convirtió en un portento. Otros autores dicen que
no hubo presión de los nativos y las noticias de rebeliones contra los
españoles fueron mentiras inventadas para poder trasladar a Cartago al sitio de
Las Sabanas.
Los vecinos de la vieja ciudad poco a
poco se trasladaron a orillas del rio La Vieja y al final trastearon las
campanas y los ornamentos junto con la imagen de la Virgen de La
Pobreza que actualmente se venera en el templo de San Francisco de la ciudad de Cartago.
Al fundarse la Villa de Robledo en el sitio donde Jorge Robledo fundó la primera población de Cartago, las damas de la aldea lideradas por doña Bárbara Robledo Vélez encargaron una copia de la Virgen de La Pobreza al pintor Joaquín Jaime Santibáñez, que es la que acompaña a los pereiranos.
Al fundarse la Villa de Robledo en el sitio donde Jorge Robledo fundó la primera población de Cartago, las damas de la aldea lideradas por doña Bárbara Robledo Vélez encargaron una copia de la Virgen de La Pobreza al pintor Joaquín Jaime Santibáñez, que es la que acompaña a los pereiranos.
Algunos no creen en el milagro de la restauración de la pintura y dicen que es obra de un pintor anónimo; no importa si fue un hecho prodigioso o no lo fue; las dos imágenes, una original y otra copiada, son y una luz de esperanza y un
rayo de sol en estos tiempos de tinieblas.
El pueblo necesita en que creer y a cartagüeños y pereiranos no les cae mal sentir la presencia de la Madre de Jesucristo en estas tierras.
El pueblo necesita en que creer y a cartagüeños y pereiranos no les cae mal sentir la presencia de la Madre de Jesucristo en estas tierras.
gracias
ResponderEliminargracias
ResponderEliminarhola, muchas gracias por compartir esta información, actualmente estoy haciendo una investigación sobre cartago, quisiera preguntarte si usted tiene o sabe como podria conseguir un foto en mejor calidad del lienzo de nuestra señora de la pobreza, agradezco su atención.
ResponderEliminarHola buena tarde, en la página de instagram @conociendocartago hay unas fotos de muy buena calidad
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