Lo de Isagen, al igual
que el caso Dragacol, quedará también en los anales de la desvergüenza. Nadie
investigará. Los involucrados cobrarán su comisión, los congresistas
“opositores” callarán y se contentarán con sus millonarias tajadas, y Colombia
seguirá su inexorable rumbo hacia el despeñadero
Por Ricardo Puentes
Melo
Enero 24 de 2016
Los colombianos deben estar agradecidos. Protagonistas de los
mayores robos a la nación han sido los chinos Cárdenas Santamaría, unos piscos
muy bien emparentados y gente lo más de bien entre las familias bien de
Colombia. Así que, a diferencia de otros países, donde los ladrones desconocen
su árbol genealógico, acá nuestros bribones tienen hasta escudo de armas. Los
dos grandes robos de todos los tiempos han sido Isagen y Dragacol.
Para quienes no lo sepan, el caso Dragacol es uno de los
mayores escándalos de corrupción de todos los tiempos en la triste historia de
Colombia.
Durante el gobierno de Pastrana, el ministerio de Transporte
le pagó excesivamente a Dragacol por unos controvertidos y sucios contratos a
la firma de Reginaldo Bray para limpiar el río Magdalena en el departamento de
Bolívar, y dragar un canal de acceso al puerto de Buenaventura.
En resumidas cuentas, Dragacol mintió al decir que no había
podido hacer su tarea porque el Estado no había hecho la suya. Una falsedad
fácilmente demostrable pero que no convenía a los pícaros que se conociera. La
idea era desfalcar a la nación. Y así se hizo.
Mauricio Cárdenas Santamaría era el Ministro de Transporte de
Pastrana, y en esa calidad se reunió con Reginaldo Bray para pactar la torcida
indemnización a Dragacol, que le costó a los colombianos 26 mil millones de
pesos de la época. Para manejar el botín, Reginaldo Bray Bohórquez y Juan
Camilo Valencia González (manejando la parte de Fabio Valencia Cossio) crearon
una empresa fachada, Imayinis, con un capital social de 10 millones de pesos,
cosa que no fue impedimento para que intentaran comprar una acción del Club el
Nogal por valor de 50 millones de pesos.
Mauricio Cárdenas Santamaría y Juan Manuel Santos, dos
bribones con abolengo
Un informe del desaparecido Manuel Vicente Peña asegura que
Fabio Valencia intentó sobornar al personal de El Nogal para que le regresaran
los documentos que comprometían a su hijo y a Reginaldo.
Eran las épocas de los diálogos del Caguán, así que Valencia
Cossio utilizó su papel en los diálogos para evadir la justicia. Fue nombrado
embajador en Roma y su hijo recibió multimillonarios contratos en Señal
Colombia.
A cambio del apoyo a la candidatura de Horacio Serpa, su
amigo Alfonso Gómez Méndez, entonces Fiscal de la Nación, dejó las cosas así.
Tampoco Gómez Méndez tocó a Mauricio Cárdenas porque fue socio del padre de
éste, Jorge Cárdenas Gutiérrez, llamado “el padrino mafioso del café”, en una
emisora en Chaparral, Tolima, que el también corrupto Saulo Arboleda les
entregó. Asegura Manuel Vicente Peña que, de ñapa, se le dio a Gómez Méndez el
amor de Patricia Cárdenas, la hermana del hoy ministro de Hacienda Mauricio
Cárdenas Santamaría.
El hermano de Mauricio se llama Jorge Hernán Cárdenas
Santamaría. Para el gran tumbado a Bogotá, Mockus contó con su colaboración
desde la Vicerrectoría de la Nacional. Mockus, luego, siendo alcalde, lo nombró
en las juntas directivas de las empresas de servicios públicos domiciliarios
para las marrullas que se hicieron allí en detrimento de las finanzas de la
ciudad. Jorge Hernán está casado con Carlota Zuleta Ángel y tanto él como el
ministro Mauricio son primos del super ricachón mamerto Nicanor Restrepo
Santamaría.
Lo de Isagen, al igual que el caso Dragacol, quedará también
en los anales de la desvergüenza. Nadie investigará. Los involucrados cobrarán
su comisión, los congresistas “opositores” callarán y se contentarán con sus
millonarias tajadas, y Colombia seguirá su inexorable rumbo hacia el
despeñadero.
Menos mal que nuestros ladrones tienen abolengo y estirpe y
son gente “divinamente”. Ese es un honor que cuesta.
@ricardopuentesm
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