Alfredo Cardona Tobón
En el mes de noviembre de 1909 vivían en la casa
de Juan de la Rosa Quiceno, en el paraje de la Paila del municipio de
Santuario, Caldas, los esposos Juan
Esteban Älvarez y Mercedes Fernández; tenían tres años de casados y nada hacía
adivinar que hubiera problemas en su matrimonio. El cultivaba maíz y su compañera, con cuatro meses de
embarazo, atendía los quehaceres de la cocina y la crianza de un niño pequeño, fruto de aquella unión.
Como Juan Esteban quería
regresar a su natal Caramanta, en Antioquia, se reunió con Juan de la Rosa Quiceno en la noche del 18 de noviembre en la cocina de la casa. Charlaron un rato al
calor del fogón y de una aguapanela con
queso y después de arreglar unas cuentas de jornales, Esteban se retiró temprano a su pieza con la intención de
acostarse. Entre tanto Juan de la Rosa y
Mercedes continuaron hablando y liquidando el asunto de una marrana que tenían
en compañía y Antonio, hermano de Juan de la Rosa, continuó desgranando los frutos de higuerilla para sacar aceite para el alumbrado .
Mientras los hermanos
Quiceno departían con Mercedes , Juan
Esteban Alvarez se levantó y entró a la cocina, bebió una taza de claro y regresó a la
cama; minutos después Mercedes apagó las brasas del fogón, aseguró con candado
la puerta de la cocina y se retiró a su habitación.
Había trascurrido tiempo muy
corto, quizás un cuarto de hora, cuando
los Quiceno sintieron que el matrimonio salía de la casa y Mercedes,
en medio de una acalorada discusión cruzaba el patio y seguía hacia un claro del cafetal; luego, como a cincuenta varas de distancia,
escucharon unos golpes y lastimosos quejidos
que indicaban sin lugar a dudas que Álvarez estaba agrediendo a su esposa.
Los hermanos Quiceno salieron con intención de proteger a
la mujer y al llegar al sitio, medio alumbrada por la luna vieron a la
infortunada Mercedes sin vida y en medio de un charco de sangre. Echaron mano a los machetes para cobrar el crimen pero el homicida había desaparecido después de cometer
aquella infamia..
¿POR QUÉ MATÓ A SU ESPOSA?
Dos días después la
autoridad capturó a Juan Esteban Álvarez en el paso de La Pintada sobre el río
Cauca. Aunque en la región a menudo se
presentaban riñas con heridos y muertos,
eran peleas de guapos. Eran raros los asesinatos a mansalva y menos el de una mujer indefensa y embarazada. Por
eso fue enorme la consternación en Santuario, cuya comunidad exigió un castigo
ejemplar para el uxoricida.
Alvarez dijo en el
interrogatorio que había ultimado a
Mercedes porque lo estaba despreciando
desde tiempo atrás; confesó que al entrar a la cocina en busca de algo para
beber había visto a su esposa sentada con mucha confianza en un banco al lado de Juan de la Rosa.” Tomé
una taza de claro y Mercedes no se movió del lado de Juan de la Rosa—agregó
Álvarez- - entonces salí a sentarme
en el banco del corredor. A poco salió de la cocina y le dije que si se había
propuesto darme en que sentir y entonces ella se caracoleó conmigo y me
insultó. Se fue para la pieza y se acostó, pero a poco la llamé por afuera de la casa para ver si podía
convencerla de que no debía darme en que sentir. A unas cincuenta varas me
contestó: “ Si, quiero al mono Quiceno y ¿ qué?-. Si sos tan hombre te lo echo”. A semejante
contestación me tupí de rabia y le di tres o cuatro machetazos.”
LAS PALABRAS DEL FISCAL
En el Tribunal de Pereira,
el doctor Eduardo Restrepo B, declaró lo siguiente: “Juan Álvarez asesinó a su
esposa, feroz y cobardemente, violando el juramento prestado el día que la hizo
su esposa de protegerla y ampararla sin tener piedad de su debilidad y de sus
lágrimas; sin piedad para su hijo, que
todavía necesitaba mamar la vida del pecho materno; sin piedad para su otro
hijo recién engendrado y a quien puede decirse que también lo asesinó su padre”
“Que caiga pues la ley con
su rigor inexcusablemente sobre el bárbaro asesino aplicándole la pena que
señala el artículo 598 del Código Penal, es decir la de la muerte.”
INTERVIENE EL PROCURADOR
Ante la demanda de la
contraparte, intervino el Procurador General de la Nación, quien examinó el
proceso y el 17 de febrero de 1911
concluyó que la sentencia era legal y jurídica. En esa ocasión no valieron los
atenuantes de ira y de intenso dolor, pues evidentemente fue un acto deliberado
y atroz sin consideración alguna por la condición de indefensión de la víctima.
El asesino
pagó con su vida el crimen cometido. Se desconoce el lugar de la ejecución
pues no figura en los anales de
Manizales ni en los de Pereira. ¿Sería en Medellín?,¿ o en el propio Santuario,
donde por muchos años se habló del tremendo castigo?-
Fue un castigo ejemplar.
Ojalá existiera en estos tiempos en los que se ha vuelto común el asesinato de las mujeres. Hoy andan sueltas miles de hienas
humanas, a menudo con decenas de
crímenes a sus espaldas. La Sociedad está indefensa y acorralada y los criminales encuentran todo tipo de
subterfugios legales para continuar delinquiendo amparados por una legislación
laxa y por jueces complacientes y corruptos.
Como sucede con las
amputaciones realizadas para cortar una infección y librarse de una muerte segura, la comunidad debería acudir a
la pena de muerte para librarse de esos bandidos. En crímenes atroces como el caso del asesinato vil de cuatro hermanitos en Florencia, Caquetá, no cabe otro castigo que la pena de muerte, sobre todo en un país donde innumerables beneficios rebajan las penas y cuarenta años, por ejemplo se ven reducidos a diez o menos, al cabo de los cuales los criminales salen a la calle a seguir delinquiendo.
En varios países existe la pena de muerte: Para Colombia no es discusión filosófica sino cuestión de mera supervivencia.
En varios países existe la pena de muerte: Para Colombia no es discusión filosófica sino cuestión de mera supervivencia.
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