Jairo Arango Gaviria/Primer Alcalde
por elección popular de Pereira (1988-1990)
Mi carta a Pereira/Periódico La
Tarde.
Dicen los historiadores regionales,
que tu nombre se debe a que un señor Francisco Pereira Martínez, tuvo un hijo
llamado Guillermo Pereira Gamba, quien creó la primera polémica de tierras y
del cual se adoptó el nombre de esta villa. Los más conformes dicen que don
Guillermo Pereira donó las tierras para que crecieras en un acto de generosidad
y de buena fe; los más observadores y reflexivos sostienen que la tierra en una
extensión de 12.000 hectáreas, medidas por un agrimensor de apellido Arana, no
fueron donadas sino vendidas. Es más que también hubo equivocación en la
ubicación.
Por mi parte pienso, que como la
memoria es subjetiva y frágil, lo mejor es que cada momento de importancia de
la historia, quede plenamente identificado y documentado, para que estas cosas
no sigan pasando, y puedas continuar creciendo sin la incertidumbre de un
pasado dudoso.
Quiero resaltar en tu cumpleaños 150,
donde también cumples 25 años de elección popular de alcaldes, siete han sido
los alcaldes elegidos por este método democrático.
Durante todo el siglo XX, te
nombraron alcaldes y tan solo una sola alcaldesa: María Isabel Mejía Marulanda.
Nombrada por encima de los que consideraban que las mujeres solamente podían
desempeñarse en las labores del hogar. La virtud de la señora Mejía Marulanda,
fue la de mostrarle el camino de la política y de la administración pública a
las mujeres de la ciudad. Como somos ingratos y de memoria fugaz, quiero que
algún historiador logre destacar mejor la figura de María Isabel Mejía Marulanda.
No quiero continuar esta carta sin
antes contarle quien soy. Por favor preste atención. Mi nombre es Jairo Arango
Gaviria; nací en la ciudad de San Juan de Pasto un 6 de junio de 1954, diez
años después de aquel suceso (la fecha me la recordaría mi hermano Gonzalo, 6
de junio de 1944) conocido como el día D: el asalto de los aliados a Normandía.
Fueron mis padres Gonzalo y Gabriela, ambos de Pácora, municipio del
Departamento de Caldas. Cuando me preguntan cómo llegué a Pereira, digo que fue
de una manera involuntaria e inconsulta. Tenía 3 años.
Siempre he sido muy afortunado en
esta tierra. Estudié en el Colegio Deogracias Cardona, cuando lo dirigían con
gran fervor, don Rafael Ramírez y don Leonidas Tobón. El capellán era el Pbro.
Gabriel Osorio, de la escuela de hinchas del Deportivo Pereira que dirigía con
gran pasión el Pbro. Antonio José Valencia.
La Universidad Tecnológica de Pereira
que fundara el Dr. Jorge Roa Martínez, me otorgó el título de Ingeniero
Industrial, no me equivoco al decir que la época de 1971 a 1977 fue la mejor en
todo sentido.
Juan Guillermo Ángel Mejía era el
rector, joven profesional de gran creatividad, iniciativa y de gran oratoria.
En la Universidad convergían todos los grupos políticos de la izquierda
democrática; participábamos de los debates en el sitio conocido como el galpón.
Allí se reunían los mejores intelectuales de la ciudad: oradores, filósofos,
poetas, músicos, pintores, escritores, etc. Mejor dicho, había hasta
ingenieros, los que hoy son grandes empresarios y dirigentes políticos
nacionales. De todo esta pléyade de dirigentes, y para efectos de síntesis,
señalaré de esta fábrica de liderazgo únicamente tres: Luis Enrique Arango
Jiménez, que no solo se había destacado como un excelente estudiante y profesor,
sino como el líder del MOIR; Domingo Taborda, profesor alineado con el Partido
Comunista, Doctor en Historia, quien hiciera muchos progresos para las ciencias
sociales de la Universidad. El tercero soy yo. También me destaqué en este
proceso; fui presidente del Consejo Estudiantil de la Universidad, miembro del
Consejo Superior y militante de la U.R.Socialista.
Todo esto quedó atrás. El presentismo
fue el gran sepulturero de los sueños de los adolescentes universitarios, de la
misma forma en que en París para la época de 1968, un estudiante conocido como
Daniel el Rojo, movilizó estudiantes, intelectuales y obreros alrededor de
consignas revolucionarias pero pasajeras, de las cuales los adolescentes de hoy
difícilmente entenderían. Los nuevos dirigentes dejaron de estudiar, y hoy son
más críticos que actores. Por fortuna para las nuevas generaciones, la
Universidad Tecnológica de Pereira, se encuentra bien dirigida por su rector,
el otrora dirigente estudiantil y profesoral, ingeniero Luis Enrique Arango,
hombre capaz de enfrentar muchos retos.
Para cerrar esta etapa de la
universidad, quiero contarles que ahí conocí a la mamá de mis hijos Lina María
y Alejandro. Lo bueno de la adolescencia es soñar. Y lo bueno de los sueños es
verlos realizados; entonces me fijé en la estudiante más bonita y recatada de
la universidad: María Cristina Dávila Alzate. Pensé que como era el presidente
del Consejo Estudiantil de la Universidad, podría tener a mi lado la mujer más
bonita y educada; para fortuna de mi descendencia, este sueño de juventud se
cumplió y hoy sigo feliz al lado de esta honorable señora Cristina.
Todo este ideario le dio pasó al
campo laboral. Primero en Comfamiliar, al lado de don Luis Eduardo Baena, el
papá de mi amigo Luis Fernando Baena (Charco) y al lado del ingeniero Maurier
Valencia, su actual director. Fue una permanencia corta y fugaz, porque con la
ayuda del ingeniero Bernardo Gómez, gerente del I.C.T., y del Partido Liberal
dirigido por Oscar Vélez Marulanda y César Gaviria Trujillo, fui nombrado,
primero subgerente y más tarde gerente del I.C.T. Fueron 6.400 soluciones de
vivienda entre casas, apartamentos y lotes con servicios. A continuación el
salto a la política como candidato a la primera alcaldía popular de Pereira,
siempre asesorado por mi hermano Oscar y con la ayuda de muchos dirigentes
cívicos, políticos y comunitarios de la ciudad.
Para lograr esta elección, se creó
una gran convergencia política, integrada por: Unidad Liberal, Óscar Vélez
Marulanda; Liberalismo Oficialista, María Isabel Mejía; Liberalismo Popular,
Daniel Humberto Serna; Conservatismo, Jaime Salazar Robledo; Unión Patriótica,
Gildardo Castaño Orozco.
Con esta convergencia y con 30.400
votos que logré, llegué a ser el primer alcalde por elección popular de la
ciudad. Me posesioné 1º de junio de 1988, recibiéndole la ciudad al anterior y
último alcalde nombrado, ingeniero Gustavo Orozco Restrepo. De las obras que se
realizaron durante mi administración y que hoy figuran como íconos de la
ciudad, solamente voy a mencionar cinco: El acueducto Nuevo Libaré; el teatro
Santiago Londoño, la emisora Remigio Antonio Cañarte; la primera Comisaría de
Familia y la Secretaría de Educación.
Durante estos 150 años, siempre ha
sido la ciudad hospitalaria y acogedora. El maestro Luis Carlos González,
nuestro poeta insigne, compositor de La Ruana, esa canción que trascendió las
fronteras patrias y que en el Colegio Deogracias Cardona, nuestro profesor de
música don Antonio Valencia, nos hacía aprender, debía convertirse en el himno
tutelar de los pereiranos. La frase: Pereira, la querendona, trasnochadora y
morena, hoy, la ciudad debe mirar hacia el futuro, hacia la ciencia, la
investigación y el emprendimiento; la ciudad debe mirar hacia la querendona,
emprendedora y acogedora Pereira. Feliz cumpleaños.
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