ALEJANDRO PRÓSPERO REVERAND


-MÈDICO DEL LIBERTADOR-

Alfredo Cardona Tobón
 
 

Muchos años después de haber atendido al Libertador en la Quinta de San Pedro Alejandrino, el médico Próspero Reverand decidió regresar a  su patria;  en mayo de 1871 terminó la guerra  franco-prusiana  y  con Europa en paz el galeno dejó el puerto de Santa Marta y  se instaló en Paris.

En alguna ocasión, unos colombianos visitaron a Reverand  para testimoniarle su afecto y conocer detalles sobre la muerte del Libertador. Nos recibió- dice el historiador Pedro María Ibáñez- con la mayor amabilidad y nos habló con entusiasmo de la caballerosidad del general  Mantilla, de la enfermedad de Simón Bolívar, de su propia vida en Santa Marta y  su amor por Colombia.

“La patria de ustedes es la mía, dijo el respetable anciano, la amo como a la Francia y los colombianos no son mis compatriotas, son mis hermanos.”

En París estuvo algún tiempo, pero quien se acostumbra al Caribe difícilmente se zafa de su magia; por eso  Reverand  dejó para siempre a París y regresó  a Santa Marta donde estaban sus amigos. A la orilla del mar, sin que tuviera nostalgia por su patria vieja,  murió  el primero de diciembre de 1881.

LA VIDA DE REVERAND

En su lecho de enfermo  el Libertador preguntó a su médico de cabecera:

¿Doctor que habéis venido a buscar en estas tierras?

La Libertad.

¿Y la habéis encontrado?

Sí, mi general.

Entonces sois más feliz que yo… creedme: volved a vuestra bella Francia, aquí, en este país no se puede vivir hay demasiados bellacos.

 Reverand comprendía la amargura de Bolívar: solo, enfermo, extrañado de su tierra natal por enemigos aviesos e insultado por la chusma bogotana.  A más de las medicinas y el tratamiento médico, se acercó al Libertador, y en las largas horas cerca de su lecho, no solamente  enjugó el sudor de las sienes atormentadas del héroe sino que también mitigó su soledad con palabras de aliento.

 

Una nota biográfica aparecida en Papel Ilustrado dice que Alejandro Próspero Reverand nació en Falaise, una pequeña población de  Normandía  en noviembre de 1796. A los doce años de edad  su padre lo matriculó en el Liceo de Caen, luego se trasladó a Amiens donde sentó plaza en el cuerpo de Caballería bajo  las banderas de Napoleón

Después de   la desgraciada campaña  del Loira dejó la milicia y estudió la carrera de medicina que culminó en París en 1824; eran tiempos de gloria, cuando la lucha de los americanos contra España hacía vibrar el alma de los jóvenes europeos enamorados de la Libertad o encandilados por las riquezas del Nuevo Mundo, muchos dieron su vida por nuestra independencia y otros probaron suerte  en las  minas y los vastos territorios de las nuevas repúblicas.

.Alejandro Próspero Reverand  fue uno de los tantos jóvenes europeos que oyó el canto de sirena de la América Tropical; una vez terminó sus estudios de medicina abordó  un buque en El Havre y  en 1824 fijó rumbo a Santa Marta  donde lo recibieron con alborozo pues no tenían un médico graduado.

Al poco tiempo el  general Montilla, jefe militar del puerto,  lo nombró Cirujano Mayor del Ejército y en esas  estaba cuando en diciembre de 1830   Bolívar llegó a Santa Marta en pésimas condiciones de salud.

 Próspero Reverand se dedicó por completo al ilustre paciente tratando de mejorar su estado con las anodinas medicinas de ese entonces. Durante la enfermedad el galeno francés emitía diariamente un boletín  informando sobre la salud del Libertador. No le arredró el genio agriado de Bolívar ni su reticencia para tomarse las píldoras y menjurjes ni aplicarse las pomadas y ungüentos; estuvo al lado del glorioso general día y noche logrando conquistar la amistad de un hombre que iba camino al sepulcro.

LOS RECONOCIMIENTOS

La aureola de gloria que rodeó a Bolívar alcanzó  a Alejandro Próspero Reverand, un francés  nacido en un hogar burgués de Normandía cuyo busto se eleva en la Quinta de San Pedro Alejandrino en un sitio cercano a la estatua del Libertador.

El gobierno colombiano le concedió el  grado de Cirujano Jefe del Ejército Colombiano y  Francia lo honró como cónsul  de ese país en Santa Marta. Venezuela, en tiempos de los presidentes Falcón y Guzmán Blanco, honró en vida al ilustre médico por medio de una medalla de oro decretada por el Congreso venezolano en 1867  con la leyenda  “Venezuela agradecida a. Próspero  Reverand”; y en 1874  le otorgó junto con el “Diploma de Ilustre prócer de la Independencia de Sur América”  una pensión de sesenta bolívares mensuales con el título de  Cirujano Mayor del Ejército y la condecoración del “Busto del Libertador Simón  Bolívar”

Esos homenajes  colmaron de dicha al entonces anciano médico; “estuve a pique de  volverme loco de contento, no por el dinero, sino por el inapreciable honor de que me hallo  revestido… nada me queda por desear en este mundo—dijo a sus amigos- sino salud constante durante  los días que Dios me dará por vivir”.

. Pasados los cincuenta años el doctor Reverand contrajo matrimonio en Santa Marta con doña Victoria Panajes de Ruz viuda de Víctor Salzedo. Poco duró ese enlace porque a los dos años de casado murió doña Victoria dejando un solo hijo.

Próspero Reverand fue un hombre desprendido y generoso que atendía a pobres y ricos por igual y en muchos casos no solo  atendía sin cobrar sino que regalaba los remedios; cuando le preguntaron por los honorarios causados en la Quinta de San Pedro Alejandrino su respuesta fue la siguiente: “ Mi única recompensa será haber sido el médico de tan grande hombre”.
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