DE LA PEQUEÑA HISTORIA COMARCANA
Santa Rosa de Cabal
La
arenga de Don Carlos Gallo fue una profecía . Al terminar el siglo veinte
Pereira absorbió a Santa Rosa, a
Cartago, al Occidente del Viejo Caldas, a parte del norte del Valle y a otra parte del Quindío. Y no es por
ambición imperialista, sino que la geografía y su gente descomplicada y con
ganas de trabajar han hecho de Pereira la verdadera ciudad milagro de la
Patria.
Alfredo
Cardona Tobón *
En
todo tiempo se ha presentado conflictos
entre vecinos . Los hay entre personas y entre países y también entre
comunidades y municipios.
En
nuestro medio hubo roces continuos de
quinchieños y guatiqueños y muy serios cuando Pereira y Santa Rosa de Cabal se
enfrentaron por lios territoriales.
NATIVOS
EN PUGNA
A
fines del siglo dieciocho las autoridades virreinales tuvieron que intervenir
para evitar que los resguardos indígenas de Quinchía y Guática se enfrentaran
violentamente por el control del territorio de Opirama y que las parcialidades
de La Montaña y Quiebralomo chocaran por el dominio del área urbana del moderno
Riosucio.
A
mediados del siglo diecinueve los antioqueños quisieron correr los linderos de
su provincia hasta el río Claro a costa
de los intereses caucanos y en 1860 la
perspectiva de correr sus fronteras hasta el río La Paila, animó a los paisas a prestar apoyo a
la contrarrevolución conservadora de
1860.
Las
divergencias territoriales no solamente inquietaron a los resguardos y a los
Estados federales, sino que también se
vieron en algunos municipios de la región
como en Aguadas y Salamina que se disputaron las tierras de San Félix, y en Riosucio y Supía que
entraron en discordia por la zona de San
Lorenzo.
EL
CASO DE DOSQUEBRADAS
En
1936 Pereira pretendió anexar a Dosquebradas y esta vez los vecinos de Santa
Rosa
reaccionaron
vigorosamente. Los ciudadanos salieron a las calles en defensa de la integridad
territorial y en repulsa de las pretensiones pereiranas. En la manifestación de
protesta del doce de abril de 1936 el Sr. Carlos Gallo habló a sus coterráneos
poniéndolos sobre aviso de las intenciones de sus vecinos: “Pereira quiere la
fracción de Dosquebradas con sus 4683 hectáreas y sus 3740 habitantes. También
reclama la fracción de Frailes con sus 4683 hectáreas y 3740 habitantes y como
si esto fuera poco pretende también una parte de las fracciones de La Estrella
y el Manzanillo y un lote del corregimiento del Español en los linderos de
Santa Rosa y Marsella; en total pretende 12518 hectáreas con 10940 habitantes,
doscientas mil arrobas de café y unas ocho mil cabezas de ganado que significan
una rebaja del presupuesto municipal del
25 al 30%.”
“
Santa Rosa- continuaba diciendo el orador a la exaltada multitud- debe resurgir por patriotismo y por espíritu
público en todas las esferas, recordando siempre que Pereira, la ciudad del
metal coquetón, maleante y corruptor de las conciencias, voluntades y
caracteres, es un dragón poderoso que habla en las orillas del Otún y que no
satisfecho con la realidad de su grandeza material, cultiva sin tasa el delirio
incontenible de progreso que amenaza con tragarse no sólo a Santa Rosa, sino
también a todo el Quindío, a las poblaciones de Occidente y enfrentarse también
con Manizales...”
El
doctor Mejía Palacio y otros líderes de Santa Rosa de Cabal fueron más lejos:
exhortaron a sus paisanos a que
suspendieran todo comercio con Pereira y retiraran de los bancos de la vecina
población sus fondos y sus ahorros.
Una
gran manifestación recorrió las calles santarrosanas con una banda de música,
el comercio se comprometió a no efectuar transacciones con Pereira inspirados
en un sentimiento de patriotismo y de
solidaridad ante la campaña de boicoteo e independencia que los habitantes adelantaban
en contra de Pereira por el hecho insólito e injusto de quererle
arrebatar a Santa Rosa, una región que legal y justamente le pertenecía.
A
mediados de abril se conformó una Junta pro defensa de Dosquebradas integrada
por Antonio Arcila, Jaime Llano Escobar, Benjamín Villegas y Carlos Llano.
El
caso llegó a la Asamblea de Caldas que por inmensa mayoría apoyó a Santa Rosa.
El resultado del debate se esperaba al amanecer del 28 de abril. Al conocer la
noticia estalló un carnaval en la población de las Araucarias. A las dos de la
mañana la gente marchó desde la Plaza Bolívar hasta el Colegio Apostólico dando
vivas al gobernador Botero, a los diputados amigos y a la dirigencia
santarrosana... Se agitaron las banderas, las notas del himno de la ciudad se
oyeron por calles y caminos, desde los balcones las damas arrojaban flores y
vivaban al pueblo, en tanto que los voladores hacían dúo a las campanas echadas
al vuelo.
Para
Pereira la disputa no tuvo repercusión alguna, el resultado adverso no cambió
su rutina de producción y trabajo ni los
enemistó con sus quisquillosos hermanos. Pero el intento fallido sí dejó huella
en Santa Rosa. El 10 de junio de 1936 el Club Rialto de Pereira invitó a los
socios de un club cabaleño a las fiestas de la Cosecha, cuyo presidente
contestó airado: “Agradezco invitación... Lamento profundamente háyase
interpuesto muralla de honor que impídenos aceptar..”
CÓMO
NOS CAMBIA LA VIDA
Dosquebradas,
separada de Santa Rosa, que pasó de aldea a ciudad sin conocer la categoría de pueblo, está creciendo como un apéndice de Pereira,
tan pegada a ella que le nombra alcaldes y
le envía gobernadores.
Pereira
se parece mucho a Medellín. Están cortadas con el mismo molde. Yo veo a Pereira
igualito al “Medallo” de 1950. Y así como la capital de Antioquia no permite
que la toquen o se inmiscuyan en su departamento, así es Pereira, que se puso
en pie de lucha cuando en el gobierno de Rojas Pinilla intentó quitarle territorio para formar a La Virginia
y se enfrentó con Manizales, para que sus líderes pudieran contar con su propia
burocracia.
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