Alfredo Cardona
Tobón*
Muchas mujeres
dejaron todo para acompañar a sus seres queridos en los campos de combate;
otras se hicieron cargo del hogar, de
las empresas y de los negocios mientras
sus hijos y esposos luchaban por la Patria. Fueron muchas las que tomaron el
fusil y la lanza para enfrentarse al enemigo e innumerables las historias de amor que muestran la devoción y
la generosidad de las americanas en los duros años de la lucha por la
independencia.
Tomemos dos de esas
historias de amor: la de Pepita Machado y la de Magdalena Ortega: la primera,
compañera de Simón Bolívar, la segunda la esposa de Antonio Nariño.
PEPITA MACHADO, LA
ENAMORADA DEL LIBERTADOR
Josefina Machado
entró a la vida de Bolívar en agosto de 1813. Fue una de las doce doncellas
vestidas de ninfas que coronaron a Simón
en su entrada triunfal a Caracas en la Campaña Admirable. Pepita era una
morena clara, de cuerpo sensual, ojos oscuros, carácter audaz y de gran
inteligencia.
Entre Pepita y el
Libertador nació una pasión que desafió todos los convencionalismos y la
oposición de María Antonia Bolívar, que no aceptaba la relación de su hermano
con la hija de un canario enriquecido.
Los amoríos de Pepita
con Simón Bolívar duraron seis años de largas ausencias y cortos encuentros.
Cuando avanzaron las hordas de Boves y el ejército de la primera república
venezolana se replegó hacia Barcelona, Pepita se unió a la columna que, en
viaje lleno de penas y angustias, huía
de la crueldad de las tropas realistas.
Muchos cayeron bajo
las lanzas enemigas y otros lograron ponerse a salvo en las naves
que los llevaron a las Antillas, entre ellos estaba María Antonia Bolívar y
Pepita Machado, que junto con su madre, desembarcó en la isla de Saint Thomas.
Bolívar se dirigió a
Cartagena y luego navegó hacia Haití,
donde con el apoyo de Petión reunió tropas y organizó la expedición de Ocumare
contra las fuerzas realistas de
Venezuela. Ya en tierra firme el Libertador llama de nuevo a Pepita, que
tras dos años de ausencia se encuentra con su amado en las costas de Angostura.
Son varios días de espera en el campamento, tiempo que se pierde en la campaña,
y que según varios autores fue una de las causas que malograron la ventaja de la sorpresa y llevaron a una desastrosa derrota.
La derrota sume a Bolívar
en la más profunda depresión, reúne lo que queda de su tropa y en el bergantín
“Indio Libre” toma rumbo a la isla danesa de Saint Thomas a dejar a
Pepita, a su madre, a un grupo de mujeres, ancianos y niños que huían de la
represión de los realistas.
Al anochecer del 5 de agosto de 1816, Bolívar, recién cumplidos
sus treinta y tres años, se embarca en “El Indio libre” y encalla en
la isla de Viques, en Puerto Rico, donde sin víveres, agua ni dinero parece que el Libertador ha agotado todos sus esfuerzos. En esas condiciones
hay que desembarcar para conseguir, como fuera, algunas provisiones para los
tripulantes y soldados y para el grupo numero de civiles que navegaban en el
bergantín.
La partida se internó en la isla en las horas de la noche y saqueó la hacienda de un ciudadano llamado Juan Roselló, que informó a las autoridades españolas que una partida de insurgentes habían invadido su casa cercana a la playa y “le mataron cuatro bueyes, todas las gallinas, le robaron dos barriles de sal, uno y medio de harina, el baúl con ropa y papeles que contenía, con 186 pesos metálicos unos pocos del que da el parte y el resto lo tenía guardado de particulares. También un esclavo de su propiedad, hachas, y demás instrumentos de trabajo; una carabina, un par de pistolas, con cuanto contenía la casa…”
La partida se internó en la isla en las horas de la noche y saqueó la hacienda de un ciudadano llamado Juan Roselló, que informó a las autoridades españolas que una partida de insurgentes habían invadido su casa cercana a la playa y “le mataron cuatro bueyes, todas las gallinas, le robaron dos barriles de sal, uno y medio de harina, el baúl con ropa y papeles que contenía, con 186 pesos metálicos unos pocos del que da el parte y el resto lo tenía guardado de particulares. También un esclavo de su propiedad, hachas, y demás instrumentos de trabajo; una carabina, un par de pistolas, con cuanto contenía la casa…”
PEPITA
MACHADO Y LOS PIRATAS DE BOLIVAR
Los
insurgentes permanecieron cinco días en
Viques. El bergantín seguía encallado y el peligro de caer en manos de las
tropas enemigas de Puerto Rico cada vez era mayor. En la madrugada del último día, apareció en
el horizonte un velero con bandera española. Las mujeres se agolparon en
cubierta y agitando sus pañuelos pidieron auxilio.
El
capitán del velero español acompañado de algunos marineros llegó en un bote sin maliciar la emboscada
que le estaban preparando y al pisar la cubierta del “Indio Libre” quedó como
rehén de los insurgentes.
Con
el capitán español en su poder los rebeldes abordaron el otro buque y obligaron
a su tripulación a poner a flote la nave encallada. A cambio de víveres y la
promesa de llevar a Saint Thomas a los refugiados, Bolívar y Brión respetaron
la vida del capitán ibérico y de sus marineros.
Con
un beso apasionado el Libertador se despidió de Pepita Machado, serían dos años
de larga ausencia, durante los cuales
solo las cartas que se
cruzaban los amantes mantendrían vivo el
recuerdo.
Después de treinta y tres días de navegación, el “Indio Libre” llega
al puerto de Güiria… Las calamidades continúan tras el Libertador. A la llegada
a tierra firme, José Bermúdez y Santiago Mariño, oficiales de la expedición, no
solamente desconocen la autoridad de Bolívar, sino que lo acusan del fracaso de
Ocumare y lo atacan. Bolívar es hábil espadachín y se defiende hasta que Luis Brion y su gente acuden en su ayuda para llevarlo nuevamente al
bergantín que iza vela de regreso a Haití.
La lucha por la independencia
continúa. Los patriotas establecen una cabeza de playa en Angostura con el
apoyo de Petión .El recuerdo de Pepita no ha muerto a pesar del tiempo y la
distancia y al llamado de su amado, la bella caraqueña parte de Saint Thomas y se encuentra con Bolívar en la costa
venezolana. Desde Angostura la libertad se extiende por los llanos de Aragua,
de Casanare, trepa la cordillera por Pisba, hasta que la victoria sonríe en el
Pantano de Vargas y en Boyacá.
Pepita prepara viaje
a Santa Fe de Bogotá y en 1820 emprende
el largo viaje que la llevará a la capital de Colombia, algunos dicen que
Pepita remontó el Orinoco y llegó a San
Rafael de Atamaica donde murió de tuberculosis, otros aseguran que se fue por
el Arauca, dobló hacia el Matiyure, pasó Guasimal y llegó a Achaguas y ahí la
derrotó la enfermedad, de ser así sus restos estarían en algún rincón del viejo cementerio de Achaguas.
MAGDALENA ORTEGA
Si alguna mujer
sufrió a causa de las ideas de su esposo fue la esclarecida santafereña
Magdalena Ortega, esposa del Precursor Antonio Nariño.
La desgracia toca las
puertas del hogar de Magdalena el 29 de agosto de 1794, cuando embargan los
bienes de la familia y llevan preso a Nariño con destino a la metrópoli,
acusado de malversar fondos eclesiásticos y participar en movimientos
sediciosos contra el régimen español. Todo lo arrebatan, hasta la esclava de 80
años que ha acompañado a la familia por generaciones.
La situación es tan
crítica, que lo único que puede recoger Magdalena, para auxiliar a su esposo en
la larga travesía son 400 míseros pesos, de la venta del último sillón que le quedaba.
Tras un largo
peregrinar por Europa, en 1797 Nariño llega de incógnito a Santa Fe. Es un reo
prófugo que se acoge a la misericordia del virrey, que no se duele del abandono
de la familia y pone al criollo nuevamente en prisión.
Magdalena escribe al
rey, a la reina, a quien pueda oírla, pero Nariño continúa prisionero hasta que
el deterioro creciente por la tisis, obliga a los españoles a darle una finca
por cárcel. Allí renacen las esperanzas de la familia, Nariño establece una
lechería y levanta cultivos de papas y hortalizas, con el alivio de la
calamitosa situación económica.
Más la desgracia no
abandona a Magdalena, pues de nuevo ponen preso a Nariño por viejas deudas y
por supuestos nexos con la insurgencia. La venta de unos zapatos que Magdalena tiene en
consignación son el único recurso que puede ofrecerle a su esposo, además de
unos pañuelos bordados que el Precursor cambiará por pollos en el camino.
Otra vez los
chapetones embargan los bienes de los Nariño: ganado, semillas, cosecha… y
nuevamente Magdalena verá el hambre y las necesidades que acogotan a su
familia… se repetirá la historia cuando los pastusos capturen al Precursor y
durante la larga estadía en las prisiones de Cádiz la familia quede
desamparada, con el dolor de que el hijo mayor de Nariño, viendo la lucha
inútil de su padre, abrace la causa de los realistas.
.
Maestro cada vez lo admiro más por sus vastos conocimientos gracias por darlos conocer
ResponderEliminarLa imagen que se señala es de Pepita Machado, no es ella, se trata de una bailarina española que nació en 1830. Hay más retratos de la española... No es Pepita Machado...
ResponderEliminarTiene razón no es la foto. Procederé al cambio. gracias por la anotación.
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