Alfredo Cardona Tobón.
Vista de Guatica- Risaralda
El 26 de octubre de 1855 la Legislatura de la
Provincia del Cauca creó el Distrito de Bolívar con cabecera en Riosucio y dio categoría de Aldea al caserío de Oraida. Dos años más tarde Oraida quedó como corregimiento de Riosucio y como tal sobrevivió hasta
principios del siglo veinte, cuando se convirtió en una simple vereda del
municipio.
Oraida fue la primera fundación paisa en la banda
izquierda caucana. Vinieron colonos de
Andes, Carmen de Viboral y de Támesis
en busca de pastos y de oro y de tierras sin zancudos ni bichos. Se
instalaron en la serranía del Oro, en tierras del Resguardo de La Montaña y
como eran conservadores y amigos del clero contaron con todo el respaldo de la
poderosa dirigencia riosuceña.
Oraida se convirtió en el centro de la colonización
de la Cuchilla de Guaspaya.. Por allí entraron las familias Barreneche,
Naranjo, Navarro, Ballesteros y Hoyos
cuyos descendientes se regaron loma arriba hasta El Valle del Cauca y hasta
San José del Palmar en el Chocó.
A los primeros colonizadores del Oro se le sumaron
exilados por la persecución radical de 1878 en Antioquia. Eran gentes de
oriente, blancos y después con muchos albinos, quizás debido a los matrimonios
endogámicos en esa comunidad aislada y reacia a mezclarse con los nativos de la
región.
Los colonos de Oraida introdujeron el ganado
blanco-orejinegro a la región y trajeron consigo las semillas de fríjol
cargamanto. Aunque lentamente, se extendieron
por el filo de la cordillera occidental. Hacia 1870 fundaron la aldea de
Llanogrande por los lados de Barroblanco
y hacia 1875 llegaron al Alto de Mismís donde establecieron el caserío de
Pueblonuevo en pleno territorio del
Resguardo de Guática.
El avance de los oreños contó con el impulso
formidable del sacerdote José Ignacio Velásquez, que sirvió de cabeza de puente
en la penetración antioqueña a los Resguardos indígenas de Guática y Arrayanal.
El padre Velásquez sirvió como capellán
de las tropas conservadoras de Marceliano Vélez
en la guerra de 1877. Después de la derrota regresó a Salamina. Las autoridades radicales
de Antioquia lo relevaron de su cargo en la parroquia al negar el bautismo a un
niño con padrino liberal y oponerse a las órdenes del liberalismo.
El padre Velásquez se trasladó a Guática y allí conquistó el afecto de los nativos a quienes
llevó la fe cristiana y sembró en muchos
las ideas conservadoras. Con el apoyo del padre, los paisas penetraron poco a
poco en el Resguardo de Guática.
Prometían manejarse bien y el gobernador Tagúnama, amigo del padre, les
regalaba un lotecito. Al fin y al cabo el Resguardo era grande y los indios
pocos. Luego llegaba el suegro y los
demás parientes y sin que los nativos cayeran en cuenta les fueron
llenando la parte alta del Resguardo.
Hacia 1875 eran tantos que pudieron fundar en el Alto de Mismís el
caserío antioqueño de Pueblonuevo.
En 1892 los
antioqueños , que se aliaron con Clemente Diaz y los conservadores de Riosucio,
se convirtieron en una pesadilla para los guatiqueños. Sus ganados destruyeron
los maizales de los nativos , mientras bandas de matones los aterrorizaban y
los desplazaban hacia las tierras palúdicas del rio Risaralda y el río Opiramá-
En 1896 Pueblonuevo, con el nombre de Nazareth, se
convirtió en cabecera municipal con Guática, Quinchía y Arrayanal como
corregimientos. Fue una cuña paisa y conservadora en medio de las parcialidades
liberales de la región.
La guerra de los Mil Dias acabó con Oraida y casi borra del mapa a
Pueblonuevo. Bandidos y guerrilleros de Bonafont y Quinchía atacaron
repetidamente esos caseríos, aprovechando su indefensión, pues los mozos
conservadores que les hubieran hecho frente estaban en el famoso y violento
Batallón Catorce combatiendo a los liberales del Chocó.
Llanogrande
sobrevivió hasta la apertura de la troncal de occidente; se llenó de maleza el
camino que lo cruzaba y lo comunicaba con Riosucio y Ansermaviejo; sus
habitantes emigraron poco a poco y hacia 1950 los últimos cultivos de maíz y
fríjol cedieron el terreno a bosques
artificiales de pinos.
En los domingos de mitad del siglo pasado, los descendientes de las antiguas familias de Oraida llegaban a Riosucio por la llamada calle del Oro .
Bajaban de la tierra fría con sus bueyes orejinegros cargados con carbón de leña, con fríjoles y
canastas de bejuco llenas de quesos envueltos en enormes hojas de tierra fria.
Por efecto de los enlaces entre parientes numerosos oreños eran albinos y por herencia todos eran conservadores
recalcitrantes y católicos fervientes con fe de carbonero. Desde tempranas horas
llegaban a una tienda llamada "La
Sacristía" donde tomaban sus
aguardientes y se preparaban para ir a misa de once. Después de cumplir con sus deberes religiosos y avanzado el medio día
regresaban sus parcelas, callados,
silenciosos, con los bueyes y caballos cargados con la remesa y regresaban a la tierra fría callados, silenciosos, sin que Riosucio se diera cuenta de su presencia..
En el Alto de Mismís , Pueblonuevo, que ahora se
conoce como San Clemente, se aferra a
una carretera solitaria con el progreso marchando a paso de caracol; parece que el tiempo va en cámara lenta en la aldea: Los mismos apellidos de hace
cien años, el mismo ritmo pausado con gente enruanada que se congrega a las seis
de la tarde a rezar el rosario y las recuas
trillando los caminos de la serranía que han llenado de pinos y eucaliptus.
El trecho entre Oraida y la serranía de Mismis es un espinazo cordillerano azul. Creo que es tan conservador como Aránzazu donde había un solo liberal que tenía dos sedes políticas. Es un tramo de helechos y de brisa , de aguapanela con queso y sietecueros bordeando la carretera.
El trecho entre Oraida y la serranía de Mismis es un espinazo cordillerano azul. Creo que es tan conservador como Aránzazu donde había un solo liberal que tenía dos sedes políticas. Es un tramo de helechos y de brisa , de aguapanela con queso y sietecueros bordeando la carretera.
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