Alfredo Cardona Tobòn
En el siglo XIX y hasta muy avanzado el siglo XX los
llamados “caciques” o barones electorales manipularon el poder en las regiones
colombianas. En nuestra región el más
connotado cacique político fue Camilo Mejía Duque, quien para afianzar y
mantenerse en el poder utilizó sagazmente
las tácticas del compadrazgo, con un carisma tan especial que el pueblo raso lo sintió como parte suya.
Camilo encarnó un fenómeno social que enfrentó a las
castas tradicionales y permitió canalizar el poder del pueblo de tal manera que zonas tradicionalmente conservadoras
votaron por sus listas liberales. Durante medio siglo la recia
personalidad de Camilo Mejía envolvió la
existencia de Pereira y del Occidente caldense con la garra y el conocimiento
para manejar a la gente que nadie ha podido igualar.
La época dorada de Camilo abarca los años sesenta del
siglo pasado, cuando su poder no tuvo sombra en el recién creado departamento
de Risaralda. El astuto “manzanillo” ofrecía apoyo a cambio de votos y como tenía en su puño la
maquinaria administrativa todo giraba en su derredor y nada se hacía sin su bendición .
Camilo Mejía Duque apuntaló el liderazgo de los
capitanes barriales y consolidó una fuerza electoral con amigos y compadres que
remplazaron a los “blancos” de las
castas tradicionales. Tenía el don de conocer por su nombre a todos sus
simpatizantes y la paciencia para oír las lamentaciones de las comadres. Su
saludo de abrazo incluía preguntas sobre la esposa y los hijos, la novilla
recién parida y las necesidades que agobiaban a las paupérrimas
comunidades de nuestros pueblos y
veredas. El testimonio de un vecino de una zona de invasión en Pereira muestra
la empatía de la gente con el “Negro” Camilo: “En medio de esa cosa tan
terrible que nosotros teníamos acá en
los años sesenta apareció la mano de Camilo Mejía Duque… porque ese señor con
nosotros fue padre, defensor, fue todo.”
Camilo nació el 23 de agosto de 1905 en Salamina,
Caldas, cuna de los patricios que modelaron a Manizales, a Pereira y a Armenia.
Por sus apellidos Mejía y Duque era evidente que descendía de labriegos de
rancia estirpe; su padre era propietario de unas tierras frías que le daban
alguna comodidad, así que tampoco era pobre. Lo de “Negro”, como se le
distinguió, fue un recurso que utilizó para acercarse a los electores, porque no era
negro por etnia ni por posición social o económica. Silvio Villegas al
referirse a la cuestión política del Departamento dijo en cierta ocasión: “ Es
en Caldas donde ocurren las cosas más curiosas, por ejemplo: el jefe de los
“negros” de Pereira es el más blanco de los blancos.”
Cuando Camilo alargó
pantalones, Salamina le quedó chiquita, y aconsejado por su madre,
cualquier día tomó camino y ancló en Pereira donde desempeñó el cargo de
contador en una empresa privada. En la campaña presidencial de Olaya Herrera,
Camilo recorrió calles y caminos con una bandera roja invitando a los
ciudadanos a engrosar las filas liberales; así empezó una carrera política
sin parangón en la región; en poco
tiempo este activistas de gruesas gafas se apoderó del espacio reservado a los
“blancos” de Pereira, llegó al Congreso y extendió su poder por todo Caldas.
TIEMPOS DIFÌCILES
En la violencia de mediados del siglo XX nada ni nadie
amilanó a Camilo: el nueve de abril de 1948 cayó asesinado en Bogotá el líder
Jorge Eliecer Gaitán .Ese día fue infernal en la capital y en muchos sitios de
Colombia. Camilo no había sido gaitanista, era un fiel seguidor de Gabriel
Turbay, pero en la tarde de esa fatídica
fecha, en un gesto de osadía, o simplemente de repudio al magnicidio, presidió
una Junta Revolucionaria que designó a Jesús Cardona alcalde de Pereira. En esos trágicos momentos la posición de
Camilo y sus amigos fue mesurada y pacífica, no incitaron al desorden ni al
caos, fue en resumen un chispazo de rebeldía, un gesto teatral, contra un
régimen que detestaban.
A partir del nueve de abril de 1948 arreció la
persecución contra los opositores al gobierno de Ospina Pérez; los “pájaros”
organizaron una cacería para asesinar a Camilo Mejía. En una
oportunidad agregaron arsénico al plato que iba a consumir en un hotel; en otra
se salvó de una descarga cerrada de revólver y por tercera vez escapó de la
muerte cuando una anciana escuchó en el tren la conversación de unos sujetos y
previno al dirigente liberal.
A través de las Juntas de Acción Comunal, el “Negro
Camilo” apoyó a los desplazados de la
violencia y movió todos los hilos para darles techo y pan en esos momentos
difíciles. Durante el régimen liberal y parte del Frente Nacional Camilo Mejía manejó
el poder en Caldas y luego en Risaralda. Quienes hablan del centralismo manizaleño
ignoran que durante décadas no se movió una hoja sin el consentimiento del
salamineño que estuvo todo el tiempo
en Pereira.
Según Gustavo de la Pava, Camilo era una persona sin
formación académica que manejaba el partido como un feudo de su propiedad,
Mario Gartner decía que para ser Camilista había que hacer voto de castidad
intelectual; posiblemente a Camilo le estorban los “doctorcitos” en su movimiento, pero eso no impide
reconocer que Camilo era un maestro en el arte de manejar y satisfacer
a su clientela y supo identificarse con el pueblo que lo oía y le servía.
Camilo Mejía Duque tuvo la desventaja para sus
opositores de ser un hombre honesto, y por eso no tuvieron herramientas para combatirlo y quitarle el
poder. El “Negro” se fue cansando de
mandar y al fin, cuando le dio la gana, le dejó el campo a unos muchachos
ambiciosos y con doctorados en USA, convencidos de que Pereira y Risaralda
empezaba con ellos.
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ResponderEliminarMI TIO ABUELO.
ResponderEliminarBueno hoy supe con respecto a él que fué familiar no muy cercano pero igual familia
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