EN EL ALTO DEL GUAMO
LA TELARAÑA DE UN PASADO
Ni el caporal ni el sangrero adivinaban que
en ese monte perdido, en ese fin del mundo como decían, en esas soledades del
Alto del Guamo, en el camino que comunicaba a Ansermaviejo con La Virginia, empezaba a tejerse la historia
de una nueva comunidad campesina
En su continuo trajinar por la trocha que llevaba
a Puerto Chàvez sobre el rìo Cauca, Macuenco pensó muchas veces en construir su
casa y abrir barbechos pòr los lados del
Alto del Guamo, desde donde se atalayaban
tierras del Cauca y de Antioquia y se contemplaba el voluptuoso correr
de las nieblas matinales que se
levantaban de los ríos Cauca y Risaralda.
Pero después de meditarlo veía como un
imposible anclar en ese mirador de paisajes, pues su destino de arriero era el
de un judío errante que hoy estaba en el Guamo
y mañana en la posada de Damasco en las faldas de Santa Bárbara, sin itinerario fijo ni fechas marcadas en el
almanaque.
Los
artesanos José María Valencia, Marcos Londoño y Juvenal López a plomada y golpe de martillo
edificaron decenas de casas y una pequeña iglesia de tapia. El notario Jorge
Orozco y su socio Adolfo Naranjo aprovecharon la coyuntura y vendieron a tres
pesos la cuadra que habían rematado meses antes a centavos.
El pueblito creció. Macuenco siguió con sus
recuas hacia los lados de Manizales a llevar café al cable aéreo y cuando
volvió a pasar por el Alto del Guamo tras cinco años de ausencia, encontró un
poblado con el nombre de San José que estaba pidiendo su anexión a Belalcázar,
pues no querían pertenecer al poblado de San Joaquín que quería ser un municipio aparte
con el nombre de Risaralda.
Pasaron los años. Macuenco cansado de
recorrer caminos y acorralado por los camiones vendió sus mulas y se asentó en San
José donde terminó sus días, añorando los viejos tiempos de arriería.
Al igual que el esposo de mi tía Inés, que
fue uno de los primeros corregidores de San José, Isidro me contó las tropelías
del bandido "Calzones". Me contaron que Calzones raptó una bella
quinceañera en San José y se la llevó para Medellín; donde, por
informaciones de un malqueriente, apresaron al bandido. La Noticia corrió por
todos lados . Cuentan que Bernardo Garcés, el esposo de mi tia, enterado de los
hechos y preocupado por la quinceañera mandó el siguiente telegrama a la
capital de Antioquia, URGENTEpuntoURGENTEpunto Enterado de la captura del
secuestrador punto Favor remitirme Lucelly Arango con Calzones o sin Calzones punto".
Alfredo Cardona Tobón. *
El sangrero aseguró el bastimento de la mula
de punta, sacó el yesquero y prendió el tabaco que compró en Puerto Chávez; atrás quedaba el valle del río
Risaralda que semejaba una alfombra de distintos verdes, donde sobresalían a
intervalos inmensos ceibos y festones de guayacanes floridos. Las volutas de
humo del tabaco hacían malabares entre las ramas de los yarumos blancos que se
descolgaban al lado del camino y eran el linde del reino de los zancudos y de
la fiebre amarilla.
Faltaba poco para alcanzar el Alto del Guamo
con cuatro ranchos que desprendían un sabroso olor a sancocho. La recua continuò
el camino hasta el naciente caserío. El sangrero detuvo la mula guión, o bestia madrina, la desenjalmó y
desamarró las provisiones que traía en el hatillo mientras atrás, en la
retaguardia de la tropilla, vociferaba el caporal José María Ramírez, alias
Macuenco, tratando de levantar un macho resabiado.
En la fonda del alto del Guamo había
panela, maíz y tocino salado. Además
había pasto para las bestias y un
comedero famoso por sus fríjoles con 'hogao' y sus arepas de chócolo.
Rudecindo Ospina adquirió parte de esa
Serranía en 1874 a cambio de bonos
territoriales y la revendió a
inversionistas antioqueños cuyo negocio era el loteo de tierras
deshabitadas. Ellos querían ganar dinero en esas tierras ociosas, pero otra
cosa pensaban los campesinos pobres que después de la guerra de los Mil Días empezaron a
establecerse en esa serranía sin preguntar por dueños ni títulos legales. Epitacio Herrera construyó la primera casa en
el Alto del Guamo; después levantaron sus ranchos Juvenal Jiménez, Rafael Marín
y José María Valencia.
Macuenco recuerda que a principios de 1909 vio un inusitado trajín al
pasar por el Alto del Guamo. El Cabildo
de Ansermaviejo había nombrado a Fabriciano Rincón, hijo del famoso coronel
José María como Juez Poblador del Guamo, quien, sin reparar en títulos de
propiedad, cedió solares y lotes en los antiguos predios de Rudecindo Ospina y
emprendió la tarea de fundar un caserío, que era la moda en esos tiempos.
LA PUJA DE LOS CORREGIMIENTOS DE ANSERMA
En 1915 los corregimientos ansermeños de San
José y San Joaquín intentaban alcanzar la categoría de municipios. San Joaquín logró tal categoría con la Ordenanza No.
17 de 1916 y San José, antiguo Alto del
Guamo, tuvo que resignarse a ser su corregimiento por muchas décadas, hasta que
por fin fue municipio..
En una tienda del pueblo, con una canción
montañera al fondo y una botella de
aguardiente como compañera, tuve la fortuna de entablar palique con Isidro
Ramírez, el hijo mayor de Macuenco;
entre trago y trago fue desgranando las
historias de su padre y sus andanzas por la serranía; me habló de Luis Eduardo Yepes, el fundador de Almacenes
LEY, quien empezó su emporio comercial con una tiendita en San José, donde
vendía zarazas y ropa de cargazón; ;
recordó también las correrías del bandido "Mirús" por los lados de la desaparecida aldea de La
Libertad, donde burlaba a la policía convirtiéndose en gallinazo o en una mata
de plátano.
jorge william cardenas. Este maravilloso escritor caldense. Se merece todos los reconocimientos. Que intelectual e historiador. orgullo de mi Caldas querido. ALFREDO CARDONA TOBON. Me gustaria conocerlo cuando vuelva a caldas.
ResponderEliminarGracias por su nota, actualmente estoy radicado en P ereira, me gustaría charlar con usted cuando pase por estos lados y darle a conocer mis libros que ya son muchos y seguramente le interesarán., Atento saludo.
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