Alfredo Cardona Tobón*
“La
nación existe
Porque
en el momento del hecho supremo
La
voz de las madres conmovió las almas
con
su patriotismo..”
(Claudio
Martínez Paiva)
La grandeza de una
nación se forja en el regazo materno,
pues es la mujer quien desde la cuna, moldea el coraje y los valores de sus
hijos. La virtud de las madres ilumina
la Patria, y si en malhadada hora, las
sombras enturbian su alma, las tinieblas se ciernen sobre los pueblos.
La historia de
nuestra América está plena de mujeres
que formaron héroes ; recordamos a la argentina Victoria Balcarce y a la colombiana Simona Duque, dos
republicanas que compendian lo más sagrado de nuestros sentimientos patrios
DOÑA VICTORIA BALCARCE
Del matrimonio del
oficial de caballería Francisco G. Balcarce y la porteña Victoria Martínez Fontes nacieron
seis varones con la valentía del padre y
la fortaleza de Doña Victoria.
Los Balcarce hicieron
parte de las fuerzas patricias del Río de la Plata y mostraron su garra en la invasión inglesa, en la guerra contra
Napoleón, en los ataques lusitanos a Misiones y en la defensa de la libertad
argentina.
Cuatro de los
hermanos cayeron en poder de los ingleses y al recuperar su libertad se unieron a los españoles que rechazaron las
tropas de Napoleón. De regreso a su
Patria, los Balcarce comandaron las tropas de la Junta de Buenos Aires en
las campañas contra las provincias rebeldes y las fuerzas que apoyaban al
régimen absolutista de la colonia.
Las palabras de Doña
Victoria al despedir a los hijos que marchaban al combate quedaron plasmadas en
el poema de Claudio Martínez Paiva:
“
Allí todos juntos la noche de mayo
a
la luz de un cirio su faz venerable
les habló con hondo fervor de argentina:
-Se
que no precisan que el deber los llame,
Más,
para que nunca dejen de cumplirlo,
Ni
reparos tengan, por mí, ni por nadie,
Juro
por mis canas que al que desfallezca,
el
que por la Patria no esgrima su sable
¡
Deja de ser mi hijo!-
-Ni
muerto ni vivo cruzará de nuevo
la
puerta de la calle."
Las vidas de los Balcarce se dedicaron por entero a la Patria:
José Patricio murió en la segunda invasión inglesa y sus hermanos
Antonio, Diego y Marcos, tomados
prisioneros en la segunda invasión inglesa se apartaron de los españoles cuando
Buenos Aires quiso sacudir el yugo de la metrópoli. Juan Ramón y Marcos alcanzaron el grado de generales del ejército argentino, Diego el de
coronel y el menor, Francisco María, fue capitán del ejército republicano.
El 7 de noviembre de 1810 Antonio Balcarce obtuvo el
primer triunfo patriota en el combate de Suipacha. En la batalla de
Tucumán dos Balcarces se cubrieron de
gloria: Juan Ramón al frente del ala
derecha de la caballería y Diego dirigiendo la carga del “Regimiento de caballería en Línea ´”.
Diego, que empezó su carrera militar en el cuerpo de los Blandengues, una caballería armada de
lanza destinada a la lucha contra los indígenas, llegó a ser comandante general
de la caballearía del Río de La Plata. Marcos hizo frente a los portugueses en
Misiones y a los españoles en Chile, y como gobernador de Cuyo, fortaleció la
causa argentina en provincias que se oponían a Buenos Aires..
Francisco combatió
en Suipacha y en Huaqui y fiel a sus principios ofrendó su vida a la Patria en
enero de 1812ó en la acción de Nazareno .
DOÑA
SIMONA DUQUE DE ALZATE
Esta valiente mujer oriunda del poblado de Marinilla contrajo matrimonio con José Antonio Alzate;
de esa unión granadina nacieron una niña y
siete hijos varones. Doña Simona enviudó muy pronto y con el coraje de las antioqueñas hizo frente
a la adversidad para sacar adelante a tan numerosa prole.
Cuando Juan del Corral envió una columna en apoyo a
Nariño en la campaña del sur, Doña Simona entregó sus tres hijos mayores
al “ Fogoso” Gutiérrez, comandante de las tropas patriotas que marcharon al sur a combatir a los
españoles; la incorporación de Andrés,
Francisco y Salvador a las fuerzas republicanas fue un sacrificio sublime a una
Patria en agraz, que para muchos granadinos era una utopía, pero no para Doña Simona cuyo corazón” era libre como el
viento de las sierras antioqueñas”.
La columna paisa
siguió los pasos de un mal jefe. Fue vano
el sacrificio de los jóvenes republicanos sacrificados por la indisciplina del “Fogoso” que perjudicó el
desempeño de las armas patriotas. Los realistas pastusos derrotaron a Nariño y
los hijos de Doña Simona milagrosamente
pudieron regresar al terruño, aunque Andrés volvió a su casa sumamente enfermo.
Después de la batalla
de Boyacá, el coronel Córdova regresó a su tierra y reunió gente para liberar la provincia de Antioquia. Doña Simona
supo que se estaba conformando un ejército y se acercó al campamento patriota:
“Coronel Pepillo, sé
que usted está haciendo reclutas para sacar corriendo a los españoles. Yo no tengo
nada que ofrecerle sino a mis hijos. Aquí están para que les de un fusil a cada
uno. Y si no se portan bien me avisa, pues yo sí les pongo a raya. Aunque no
creo porque de todo tendrán menos de flojos. ¡Échelos al combate coronel
Pepillo!”.
Andrés cayó preso en
el combate del Tambo y estuvo a punto de morir en el paredón. Retornó a
Marinilla casi ciego y allí murió en la mayor pobreza. Los demás alzates salieron con Córdova con dirección a la costa
Atlántica: Salvador combatió en
Chorrosblancos y alcanzó el grado de coronel; Manuel murió en el asedio a
Cartagena; Una bala dejó inválido a Francisco;.
Antonio perdió sus dos manos en el combate de Tenerife y falleció a causa de las
heridas. Juan Nepomuceno, luchó en
Chorrosblancos, en Pichincha y en Yacuanquer. El menor, de nombre José María, alcanzó
el grado de teniente, combatió bajo el mando de Sucre, y regresó a Marinilla
donde murió de avanzada edad.
Los Alzate Duque
héroes de Tenerife y Chorrosblancos, combatientes por la libertad en Ayacucho y
en Yaguachi, fueron el orgullo de Doña Simona y de Marinilla, cuyos vecinos a
pesar de la pobreza, ayudaron a la noble señora con uno de los veteranos
inválido y el otro ciego a causa de las heridas en la guerra.
Los Balcarce fueron
altos oficiales en el ejército del Rio de la Plata y los Alzate combatientes
rasos de las tropas colombianas. Unos y otros fueron los mayores tesoros de sus
madres que no dudaron un minuto en ofrecerlos en el ara de las Patria; doña
Victoria y doña Simona fueron muestra de las forjadoras de nuestras patrias,
que aún hoy, entregan lo más preciado
para que sigamos, disfrutando de una libertad que muchos no merecen,
Si nuestros dirigentes siguesen el ejemplo de losfundadores de nuestros paises otro presente tendríamos
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