Alfredo Cardona Tobón.
Las veces que recorro las calles de mi pueblo natal gratos
recuerdos inundan mi memoria; por allí ensayé mis primeros pasos, sobre los
antiguos empedrados empezó mi vida y nacieron mis sueños...
Aunque mucho ha cambiado, creo que para bien, el espíritu de Quinchía sigue aferrado a sus cerros, a su paisaje y a su gente cobriza que volví a saludar cuando me presenté en un gran salón donde dejé a un lado los escritos que tenía preparados y di rienda suelta a mi palabra escasa que se multiplica cuando el amor y el sentimiento tocan mi corazón como en aquella tarde de octubre.
Aquí consigno parte de lo que dije, quizás este escrito sirva a quien indague sobre el pasado de mi tierra:
LA COMUNIDAD DE QUINCHÍA
En la banda izquierda del río Cauca, en territorio que una vez perteneció
al Estado del Cauca, luego al departamento de Caldas y ahora al departamento de
Risaralda está el municipio de Quinchía con características especiales que lo
hacen diferente al resto de los municipios administrados por Pereira. La gente
de Quinchia tiene raíces caucanas, ancestros indígenas, vocación liberal y un
apego absoluto a su tierra.
Aunque el mestizaje ha diluido la cultura de los antepasados y la
colonización antioqueña, aunque tardía, ha modelado, en parte, la idiosincracia
local, Quinchia sigue siendo tierra de los Ladinos y Guapachas, de los Tapascos
y los Trejos, de los Aricapas y Vinascos, de los Largos y los Mápuras, de los
Guarumos y los Bermúdez.
Es justo, pues que recordemos a
todos aquellos que por siglos se han aferrado a las laderas del Gobia y
del Batero y cuyo pasado está ligado a Opirama, a Guarguará, Sausaguá, Moreta,
Anchisme, Estúveda, Irra, Naranjal....
EMPIEZA LA HISTORIA
El pasado de Quinchia se remonta a Guacuma, nombre dado por los indígenas a esta región, se liga a las tribus ansermas. de mujeres de porte fino y de artesanos que aleaban el oro con cobre para convertir la tumbaga en obras primorosas .
Los cronistas españoles hablan de construcciones de guadua, colocadas a poca distancia unas de otras, con grandes patios cercados dentro de los cuales enterraban sus muertos. Las tribus de los guaqueramaes, los tapascos y los irras poblaban esta tierra fértil, generosa en sal, en hulla y en oro. Eran cazadores, agricultores y comerciantes que solían engrasarse el cabello y pintarse cara, pecho y espaldas con achiote.
Su dios Xixaraca vivía en la cumbre del cerro Carambá, hoy llamado Batero, donde también moraba Michua, la señora del Valor y de la Guerra. Eran genios del bien, protectores de los nativos, que mantenían a raya a los demonios o tamaracas confinados bajo la gran mole del cerro Opirama.
De las leyendas y creencias de los ansermas no quedó nada porque todo fue
borrado por los frailes y los encomenderos.. Actualmente Yovany Largo y su hermano Merardo, junto con algunos estudiosos de la universidad de Caldas, están recuperando
el lenguaje de los umbras y a las pocas palabras que se conservaron en las crónicas, como pixavac ( chontaduro) y tienguez ( mercado) se agregan las que van descubriendo en medio de la comunidad campesina que aún conoce la lengua de los ancestros.
La cruz y el mosquete desterraron a Xixaraca y a Michua, que llenos de pesar por el abandono de su pueblo abandonaron el cerro Carambá y se perdieron en el olvido dejando sus huellas marcadas en las riberas de Riogrande.
el lenguaje de los umbras y a las pocas palabras que se conservaron en las crónicas, como pixavac ( chontaduro) y tienguez ( mercado) se agregan las que van descubriendo en medio de la comunidad campesina que aún conoce la lengua de los ancestros.
La cruz y el mosquete desterraron a Xixaraca y a Michua, que llenos de pesar por el abandono de su pueblo abandonaron el cerro Carambá y se perdieron en el olvido dejando sus huellas marcadas en las riberas de Riogrande.
Al lado de los tapascos y guaqueramaes, de la familia Anserma, vivían los irras: comerciantes y guerreros que
intercambiaban la sal por las mantas que tejían los quimbayas.
LLEGARON OTROS TAMARACAS
Los tamaracas se convertían en mangas de langosta, en la enfermedad y el granizo para hacer mal a los indios. En el siglo dieciséis los tamaracas pudieron haber sido los conquistadores
españoles que entraron a sangre y fuego al territorio de Guacuma ávidos,
sedientos, enloquecidos por el oro. Sebastián de Belalcázar recorrió la orilla
del río Cauca con sus flecheros africanos. No es difícil adivinar lo que
pensaron los indígenas de entonces al ver gente con color carbón y pelo
ensortijado con perros devoradores de hombres. Un poco después , en 1539, llegó
la gente de Vadillo y atacó un pueblo
tapasco situado en la Serranía de Guarguará y rodeado de trincheras de guadua
llamados quinchos.
Pese a la resistencia del cacique Chiricha y sus guerreros, pudieron más los arcabuces y las ballestas y
los invasores entraron al pueblo tapasco cuyos cercos estaba coronados por
calaveras que producían aterradores sonidos cuando el viento pasaba por las
cuencas vacías. A partir del ataque de Vadillo los españoles siguieron llamando la región
de Guacuma con el nombre de Quinchía por las defensas en guadua del poblado que
los nativos llamaban quinchos.
Por la misma época de Vadillo, entró
Jorge Robledo con sus caballos y sus perros de presa con los frailes y los
encomenderos. El cacique Ocuzca se levantó contra los invasores y pagó con su
vida el intento de defender a los suyos. Cananao, señor de los irras, quiso
resistir, y en marzo de 1540 Jorge Robledo con cien españoles y numerosos
indígenas sometidos se dirigió a Irrada e hizo retirar a Cananao a la otra
orilla del Cauca. Esta vez Robledo no empleó la violencia y el terror para
doblegar al enemigo, sino promesas y halagos que conquistaron la voluntad de
Cananao, un valioso aliado que le ayudó
a cruzar el río y emprender la cruel campaña contra los carrapas y los armados.
Cándido Aricapa, uno de los últimos sobrevivientes de la comunidad de Currumí, decía en los años de la violencia política de mitad del siglo pasado, que los tamaracas habían tomado la forma de los chulavitas y de los “ pájaros” para convertir en un infierno los campos del municipio.
LAS PENALIDADES EN QUINCHÍA
Más destructivas que las balas, más mortíferas que las espadas, más letales
que los trabajos forzados fueron las
enfermedades traías por los españoles para las cuales no tenían defensas los
organismos de los nativos. La gripe
causó estragos y también la viruela. Comunidades enteras perecieron sin que
hubiera remedio para frenar la mortandad, Irrada desapareció y de las tribus de
Guacuma apenas quedaron unos seis mil sobrevivientes.
En 1557 Luis de Guevara, teniente general de la provincia de Anserma,
famoso por su crueldad, decía que los indígenas de la región eran mal
intencionados y prontos para la rebelión; para prevenir un alzamiento
organizado por los quimbayas y los panches, Guevara apresó a los caciques
Aytamara, de los pueblos de la sal, Opirama, hijo de la cacica Andica, Tuzarma
señor de Mápura y Capirotama , señor de Irra, los confinó en inmundos calabozos y los dejó morir de hambre .
Además de las enfermedades, el trabajo forzado y la violencia de los
conquistadores se sumó el desplazamiento forzado. Los encomenderos enviaron
numerosos varones de los repartimientos de Opirama y Currumbí a trabajar en la
construcción de la catedral de Popayán y a las minas de Quiebralomo. Muy pocos
de estos quinchieños desarraigados de sus hogares regresaron a su tierra.
NACE LA ALDEA DE QUINCHÍA
Los frailes doctrineros del convento de Anserma establecieron una misión en
la región de Quinchía, alrededor de la cual fue creciendo un rancherío que
denominaron Nuestra Señora de la Candelaria de Quinchía. No se conoce la fecha
exacta de la fundación, se sabe que en 1726 tenía como cura doctrinero a Fray
Pedro Orozco. De acuerdo con una relación del capitán José López de Ávila, Teniente y Justicia Mayor y corregidor de los nativos, el caserío de Nuestra Señora de la Candelaria de Quinchía contaba en 1729 con 38 familias con Lorenzo Mamia como cacique y Pedro de La Cruz como alcalde partidario.
En el año de 1777 el virrey clausuró el convento de Ansermaviejo por no cumplir con los requisitos exigidos y agotadas las vetas de oro los criollos de esa población se trasladaron a Ansermanuevo con documentos y ornamentos de la iglesia. Por su parte la aldea de. Nuestra Señora de la Candelaria continuó en una hondonada seca sobre el camino de las dos Ansermas. Un incendio acabó con la capilla del caserío que sobrevivió con el nombre de Quinchía.
EL RESGUARDO DE QUINCHÍA
En 1591 el rey Felipe II creó el Resguardo de Quinchia para agrupar a los
sobrevivientes del antiguo Guacuma. En marzo de 1627 el Oidor Lesmes de
Espinosa y Sarava visitó las minas del Real de Buenavista y al cruzar el
territorio de Quinchia quedó gratamente sorprendido por su tierra fértil y los
numerosos bohíos que encontró a su paso.
Lesmes de Espinosa ordenó la fundación de las poblaciones de San Lorenzo,
Supía, La Montaña y Guática e hizo trasladar los vecinos de Opirama al rancherío de Quinchia. En la visita efectuada a estos
territorios sancionó al encomendero del Real de Buenavista por el descuido y
mal trato con los comuneros bajo su cuidado.
En 1799 las autoridades virreinales fijaron los límites de los resguardos
de Quinchia y de Guática, pero los guatiqueños no quedaron satisfechos con el
territorio asignado y hubo serias confrontaciones cuando los vecinos quisieron
extender sus cultivos de maíz por los lados del río Opirama.
En la época de la independencia la aldea de Quinchía fue paso obligado para las guerrillas realistas y patriotas; los saqueos, los reclutamientos y las mangas de langosta casi hacen desaparecer el rancherío que fue calificado de miserable por los exilados republicanos de Antoquia. Ignoramos cuantos quinchieños combatieron al lado de los patriotas, pero es muy posible que algunos voluntarios se hayan integrado a las tropas que marcharon con el general Valdéz a liberar el Perú, pues numerosos nativos riosuceños lo hicieron y el cura José Bonifacion Bonafont, que sembró la llama de la libertad en el pueblo vecino, también fue párroco en Quinchía.
Durante el siglo XIX la vida de Quinchía giró alrededor del Resguardo indígena, pues ni el estado, ni la iglesia, ni el Estado del Cauca o la capital de provincia se interesaron por el futuro de sus habitantes. Vemos como en 1848 el Cabildo indígena abre una escuela de primeras letras y contrata al riosuceño Juan José Taborda para que enseñe a leer y a escribir a los niños.
Posteriormente cuando el gobierno caucano exige títulos para que se puedan
explotar las tierras, el Cabildo indígena adelanta las gestiones ante el juez
de Anserma Silverio Rivera, para que de posesión legal de los terrenos al
Resguardo. Al empezar la invasión antioqueña, no es el estado el que protege a
los nativos, es el Cabildo el que asume
la defensa de los comuneros ante las autoridades de Buga..
EL DISTRITO DE QUINCHÍA
El 26 de enero de 1870 el gobierno del Cauca distingue a Quinchía como
cabecera municipal con jurisdicción
sobre Ansermaviejo, Arrayanal y Guática. Es un espaldarazo político,
pues la gente de Quinchía respalda al
liberalismo radical y constituye la punta de lanza del liberalismo en una
región dominada por los conservadores. Quinchía cuenta entonces con 2700
habitantes y líderes como Santiago Rico y Zoilo Bermúdez tienen peso en las
esferas gubernamentales de Buga, Cartago y Toro.
El gobierno ordena el levantamiento topográfico de las tierras del
Resguardo y como el Cabildo no tiene dinero contrata los servicios de William
Martin, un ingeniero que trabaja en Marmato, y le paga con tres grandes lotes de terreno. Los estudios de
Martin dan un área de 32.784 hectáreas, de las cuales tiene que reservar
espacio para un nuevo pueblo y para una escuela.
Zoilo Bermúdez con el apoyo del Cabildo indígena promueve el traslado del pueblo a una zona más conveniente y en 1889 los últimos vecinos de Quinchiaviejo abandonan sus ranchos y se instalan en la nueva población.
Zoilo Bermúdez con el apoyo del Cabildo indígena promueve el traslado del pueblo a una zona más conveniente y en 1889 los últimos vecinos de Quinchiaviejo abandonan sus ranchos y se instalan en la nueva población.
Como por ley los indígenas se consideran menores de edad y por lo tanto no
pueden vender y comprar, la representación de la comunidad queda en manos de un
administrador, que generalmente se aprovecha de la ignorancia y la buena fe de
los indígenas para engañarlos y enriquecerse a costa de ellos. Los nativos de
Arrayanal pierden sus tierras, los indigenas de Guática se ven arrinconados en
tierras malsanas y las parcialidades de Quinchia pierden salados, minas de
hulla y las tierras al lado del río Cauca. y durante la Regeneración Conservadora lo rebajan a la categoría de corregimiento del distrito de Nazareth con cabecera en Guática .
Don Melquisedec Gómez emprendió una lucha tenaz para salvar los intereses quinchieños hasta lograr que nuevamente se le diera la categoría de municipio.
Don Melquisedec Gómez emprendió una lucha tenaz para salvar los intereses quinchieños hasta lograr que nuevamente se le diera la categoría de municipio.
El puntillazo final al resguardo lo
da Otto Morales Benitez en 1948 con una ley aprobada por un Congreso de mayoría liberal que aprueba la desaparición
del Resguardo de Quinchía. para favorecer a ricos de Riosucio que querían quedarse con las tierras fértiles a orillas del río Cauca.
LOS INDÍGENAS Y EL MODERNO QUINCHÍA
El Resguardo cedió el terreno para el nuevo pueblo, en mingas abrió calles
y caminos de acceso, llevó el agua a la
plaza y cedió la mitad del carbón a Protasio Gómez con la condición de que
dirigiera los trabajos del templo
Los quinchieños a través de todos los tiempos han luchado por sus derechos
y defendido la libertad, en 1860 el capitán Ramón Vinasco peleó al lado de
Mosquera contra los paisas y sus aliados riosuceños, en la guerra de los Mil
Dias las guerrillas quinchieñas acosaron a las fuerzas gobiernistas en la banda
izquierda del río Cauca y cuando se vieron rodeadas por las tropas de Antioquia
y del Cauca se desplazaron al Chocó donde siguieron combatiendo.
La violencia política del siglo XX anegó en sangre los campos quinchieños; bandidos y policías al servicio del régimen conservador quisieron acabar con los liberales del municipio, pero los campesinos organizaron autodefensas que bajo el mando de Medardo Trejos, alias Capitán Venganza, hicieron frente a los agresores; pero esas bandas, de salvadores del pueblo se convirtieron en verdugos de su propios paisanos; asesinaron, robaron y extendieron sus crímenes por todo el occidente de Caldas hasta que el 5 de junio de 1961 la fuerza pública dio de baja a Venganza y en los meses siguientes capturó o acabó con sus secuaces..
Infortunadamente los hados crueles, los tamaracas, volvieron a castigar a los quinchieños en 1986 cuando el alcalde Saul Botero con la intención de neutralizar la amenaza del EPL, toleró la aparición de un grupo paramilitar denominado Los Magníficos. Estos bandidos se apoderaron del municipio y con el apoyo de otras células de Medellín y Dosquebradas extorsionaron, asesinaron y despoblaron a Quinchía hasta que las fuerzas del estado hicieron presencia y acribillaron a gran parte de esa banda.
La impunidad y la vagancia y el deseo de dinero facil abonaron el terreno para que surgieran otras bandas terroristas que frenaron el progreso de Quinchia; el 8 de julio de 2006 el GAULA del Ejército Nacional abatió a Berlaín de Jesús Chiquito Becerra, alias Leyton. Personal de la Cuarta Brigada, llegó a Quinchía, guiado por un informante al que le pagaron doscientos millones de pesos. Los militares se acercaron a la vereda Murrapal y a las cinco y media mataron a Leyton junto con sus guardespaldas.
" Consideramos que hemos dado un golpe al EPL ( Ejército Popular de liberación )- dijo un alto oficial. Las tropas continuaran para acabar con estos bandidos. Vamos a seguir la ofensiva para acabar con el último de los bandidos de este reducto."...
Durante el gobierno de Alvaro Uribe Vélez más desgracias atormentaron a los quinchieños. Basados en rumores y en acusaciones que nunca pudieron probarse, apresaron más de un centenar de ciudadanos acusados de colaborar con la guerrilla. Tras dos años de cárcel los dejaron libres, pero el daño fue enorme para ellos, para sus familias y para Quinchía, que se mostró al país como un reducto de bandidos.
Al entrar el siglo XXI nuevos horizontes se vislumbran en Quinchía, con la paz regresaron muchos hijos ausentes, los campos volvieron a cultivarse y se están explotando recursos como el oro y el carbón que están empujando al pueblo hacia una vida mejor..
La violencia política del siglo XX anegó en sangre los campos quinchieños; bandidos y policías al servicio del régimen conservador quisieron acabar con los liberales del municipio, pero los campesinos organizaron autodefensas que bajo el mando de Medardo Trejos, alias Capitán Venganza, hicieron frente a los agresores; pero esas bandas, de salvadores del pueblo se convirtieron en verdugos de su propios paisanos; asesinaron, robaron y extendieron sus crímenes por todo el occidente de Caldas hasta que el 5 de junio de 1961 la fuerza pública dio de baja a Venganza y en los meses siguientes capturó o acabó con sus secuaces..
Infortunadamente los hados crueles, los tamaracas, volvieron a castigar a los quinchieños en 1986 cuando el alcalde Saul Botero con la intención de neutralizar la amenaza del EPL, toleró la aparición de un grupo paramilitar denominado Los Magníficos. Estos bandidos se apoderaron del municipio y con el apoyo de otras células de Medellín y Dosquebradas extorsionaron, asesinaron y despoblaron a Quinchía hasta que las fuerzas del estado hicieron presencia y acribillaron a gran parte de esa banda.
La impunidad y la vagancia y el deseo de dinero facil abonaron el terreno para que surgieran otras bandas terroristas que frenaron el progreso de Quinchia; el 8 de julio de 2006 el GAULA del Ejército Nacional abatió a Berlaín de Jesús Chiquito Becerra, alias Leyton. Personal de la Cuarta Brigada, llegó a Quinchía, guiado por un informante al que le pagaron doscientos millones de pesos. Los militares se acercaron a la vereda Murrapal y a las cinco y media mataron a Leyton junto con sus guardespaldas.
" Consideramos que hemos dado un golpe al EPL ( Ejército Popular de liberación )- dijo un alto oficial. Las tropas continuaran para acabar con estos bandidos. Vamos a seguir la ofensiva para acabar con el último de los bandidos de este reducto."...
Durante el gobierno de Alvaro Uribe Vélez más desgracias atormentaron a los quinchieños. Basados en rumores y en acusaciones que nunca pudieron probarse, apresaron más de un centenar de ciudadanos acusados de colaborar con la guerrilla. Tras dos años de cárcel los dejaron libres, pero el daño fue enorme para ellos, para sus familias y para Quinchía, que se mostró al país como un reducto de bandidos.
Al entrar el siglo XXI nuevos horizontes se vislumbran en Quinchía, con la paz regresaron muchos hijos ausentes, los campos volvieron a cultivarse y se están explotando recursos como el oro y el carbón que están empujando al pueblo hacia una vida mejor..
Por la sangre de los quinchieños raizales corre la sabia vital de los indígenas, basta enumerar los apellidos y mirar el color
de la piel quinchieña. Infortunadamente pocos se acuerdan de Chiricha y los demás caciques que dieron su
vida por la gente quinchieña, del
capitán Vinasco en la guerra de 1860, de
Adelina García y las valientes mujeres de 1900, de Zoilo Bermúdez, de Melquisedec Gómez, de Johel Trejos ni de los
miles de quinchieños que a traves de los siglos han abonado con su sangre, el sudor y con
sus huesos los campos de Quinchía, defendiendo su hogar y sus creencias ...
Ya es hora de invocar el espíritu de los ancestros para que su clamor agite
la voz de los quinchieños que unidos defiendan la paz y el progreso de su tierra.
Quién lo ve al señor Otto Morales Benítez, quien también en el mismo año 1948, asumió supuestamente la voz de la víctimas de la violencia en Caldas, y también, solapadamente, da el "puntillazo" como dice el texto, a las poblaciones que han sido las más desfavorecidas y lo siguen siendo. Comparto un comentario de los círculos culturales e intelectuales de Caldas, donde se dice que el mérito de Morales Benítez ha sido la "Ottología", que consiste en que él le paga a otros para que escriban libros sobre su gran trayectoria.
ResponderEliminarjotagé gomezó
Bien por la historia ........pero el que dio de baja a berlain de Jesús chiquito...fue el GAULA del glorioso ejercito nacional DE COLOMBIA......ESTUVE ALLI
ResponderEliminarYa se corrigió el error respecto al Gaula. Sería muy interesante que me enviaras un articulo sobre la operación del Gaula contra Leyton para publicarlo con tu nombre en este blog.
Eliminarhola muy interesante gracias, soy de apellido trejos mi abuela nacio en Quinchia y su abuela tambien su nombre Natividad Trejos Suarez del 1900 mas o menos , no sabemos mucho de ella o de sus padres si alguien tiene informacion gracias.
ResponderEliminarNatividad Trejos Suárez fue una de las valientes mujeres que auxiliaron a los combatientes liberales de Quinchía en la la guerra de los Mil Dias. Ayudó a ancianos y niños y con Adelina García sirvió de enfermera en la aldea.
ResponderEliminarOrgulloso de ser de quinchia hermoso pueble
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarmuy relevante la información... mi familia materna es de Quinchia y estoy buscando información de familiares de mi abuela salome cruz saldarriaga, quien fue desplazada por un grupo armado en compañía de mi abuelo Felix Antonio Alzate Oritz en los años 50. Mi abuela perdió comunicación con su madre Ana Cecilia o ana Felicia saldarriaga y la madre de la ultima que solo tenemos indicios de rita o carmen. gracias
ResponderEliminargracias por ayudarme
ResponderEliminarMuy interesante el Blog muchas gracias.
ResponderEliminarMi padre es uriundo de esta tierra quinchoa q con orgullo sin conocerla la nombró con gran felicidad mi padre José Manuel Trejos tapasco, mis abuelos son de quinchia José Domingo Trejos hijo de leceo Bermúdez y no le dio su apellido lo tomo de su madre Teresa Trejos y sus hermanos Juan Trejos y Teresa Trejos hija , mi abuela es María Esperanza tapasco hija del sr angel Tapasco (1875/1974 murió de 99 años en la ciudad de Palmira Valle y mi padre mi Gro al valle del cauca donde nacimos sus hijas Nancy Trejos Rojas ,Margarita Trejos Rojas ,adriana Trejos Rojas , y Gustavo Adolfo Trejos Rojas ,, quisiera saber si puedo contactar mi familia de vis abuelos y abuelos paternos ,gracias por su colaboración .
ResponderEliminarEste es mi correo nancytrejosrojas@gmail.com y mi número de contacto en la ciudad de cali valle 3174075707 un bendecido día tengan .
ResponderEliminarPara las personas de apellido Trejos hay una casa en particular que llaman la casa de los camilos en mira ampos en quinchia antes de llegar al alto
EliminarMuchas gracias por tanta informacion
ResponderEliminarMi nombre es Cecilia del Socorro Trejos,. Le estoy dando mi más Sinceros agradecimientos por la atención prestada mi petición de información sobre mi Abuela Natividad Trejos Suárez si alguien tiene más información me gustaría saber más muchas gracias Cecilia trejos.
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