Alfredo Cardona Tobón*
Después de setenta
años de lucha contra la dominación española, la independencia de Cuba se logró
a fines del siglo XIX con la intervención de los Estados Unidos
Entre los planes de
Bolívar estaba un ataque en alianza con México para desalojar a los
peninsulares de las Antillas. Durante los gobiernos liberales de Eustorgio Salgar y
de Murillo Toro se propuso armar 20.000 colombianos y venezolanos para liberar a Cuba con el auxilio de las
armadas del Perú y de Chile. En el
primer caso se opuso Estados Unidos, que agazapado, esperaba el declive español
para que Cuba quedara en sus manos; y en el segundo caso, el proyecto se
frustró por la reacción conservadora que impidió su aprobación en la Asamblea
Nacional.
En la guerra de 1895,
durante el régimen de Núñez y de Caro, Colombia se mantuvo al margen de la
lucha cubana. Fue la época en la que el doce de octubre, día del descubrimiento
de América, se fijó como fiesta nacional colombiana y Holguín le regaló el
tesoro quimbaya a la reina española.
Ni la represión, ni
la política de poblar a Cuba con africanos para controlar a los criollos,
impidieron la independencia de la isla.
En esa lucha, que comprendió tres guerras, centenares de liberales
caucanos combatieron al lado de los insurgentes en los años 1868 y 1895.
Como en el resto de
Latinoamérica, las mujeres cubanas pusieron su cuota de valor y
patriotismo. De todas ellas extractaré algunos
ejemplos de coraje y sacrificio.
GABRIELA DE LA
CARIDAD AZCUY
Nació en 1851 en
Pinar del Río. Pertenecía a una familia acomodada; era hermosa, alta, de piel
blanca. Después de enviudar y fracasar en un segundo matrimonio, Gabriela se
unió a las guerrillas insurgentes. Entró como enfermera, pero pronto empuñó las
armas- “He venido a la guerra a pelear- dijo a su jefe- y si tengo que morir,
quiero morir como los valientes, peleando”-
Y bajo el mando del general Maceo y otros patriotas, Gabriela luchó en
Loma Blanca, el Guao y en Loma Pañuelo.
Su temple y audacia
la llevaron hasta el grado de capitana. Un comandante dudaba de su arrojo al
encomendarle la defensa de una valiosa posición. La capitana vestida de
amazona, armada de machete y revólver, tocada con un amplio sombrero de jipa,
montada en un brioso caballo recorrió trincheras y fortines dando órdenes, animando
a la tropa y combatiendo con tal denuedo que paró en seco la ofensiva enemiga. El
comandante tuvo que decir: “ Yo no podía imaginarme una mujer tan valiente, desde ese momento
siento la mayor admiración por ella.”
Los sentimientos
humanitarios de Gabriela Azcuy fueron a la par con su coraje. Muchas veces en
el fragor del combate, bajó del caballo para atender a los heridos, pues nunca
le faltó el maletín de enfermera. Esta notable mujer, que en las filas se
conocía con el alias de Adela.; falleció en La Habana en marzo de 1914 con la satisfacción de ver a su patria libre
de los gachupines, víctima de varias
dolencias.
MERCEDES SIRVEN PÉREZ
PUELLES
Nació en Bucaramanga,
Colombia, de padres cubanos que emigraron de la isla en la guerra de 1868. De regreso
a Cuba, Mercedes se doctoró en Farmacia en la Universidad de la Habana y cuando estalló la revolución de 1895 se
unió a las tropas insurgentes.
Mercedes estableció
una botica revolucionaria, en el rancho de Palmarito, al sur de Las Tunas, para
abastecer de medicamentos y materiales de curación a los hospitales de guerra
de las tropas mambises.
Sin miedo al fuego
enemigo y soportando las inclemencias de campaña, con mínimos recursos y
utilizando elementos naturales preparó las medicinas para los heridos y
los enfermos. Por sus méritos la
ascendieron a capitana y luego al grado de comandante y se convirtió así en la primera mujer con tal rango en las
filas patriotas en la última guerra de liberación.
En épocas de paz, en Cuba soberana, Mercedes desempeñó la dirección de Farmacia
del Hospital Civil de Holguín. Llena de merecimientos murió en la Habana el 25
de mayo de 1948.
MARÍA HIDALGO SANTANA
Fue una matancera
que desde 1895 luchó en la columna del
General de Brigada José Lacret. En el
combate de Jicarita, el tres de julio de
1836, cayó abatido el abanderado patriota; María entonces, tomó la bandera
y avanzó con la tropa de asalto sin que
la doblegaran las siete heridas de bala que laceraron su cuerpo. El general
Maceo la ascendió a teniente y la valerosa mujer pasó a la historia como “La
abanderada de Jicarita”.
María cayó gravemente
herida en el combate de La Yuca. Al recuperarse volvió al combate y por su
heroísmo en Bolondrón y en Vieja Bermeja recibió el ascenso a capitana. Murió
de avanzada edad en Alacranes, Matanzas, en 1956.
MARIANA GRAJALES
CUELLO
Madre de los Maceos.
Los diez hijos de sus dos matrimonios lucharon por la libertad de Cuba en la
guerra de 1868.
Del primer matrimonio
con Fructuoso Regüenferos, su hijo Felipe murió fusilado, Fermín pereció en la
acción de Cascorro y a Justo lo mataron en Santos. Del segundo matrimonio con
Marcos Maceo, el primero en caer fue su esposo, Rafael murió en la cárcel de
Chafarinas, su hijo Miguel perdió la
vida junto a su hermano Fermín y Julio murió en el combate de Nuevo Mundo.
Al arreciar la
persecución española tras el armisticio del Zanjón, Mariana abandonó la isla y
terminó sus días desterrada en Jamaica.
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