LA COSTOSA TAJADA DE SANDÍA
Alfredo Cardona Tobón.*
Antigua estación de ferrocarril en Panamá
La actitud agresiva de Inglaterra en Centroamérica particularmente en la costa Mosquitia de Nicaragua y el peligro de una invasión española al Ecuador, hicieron ver el peligro que se cernía sobre Panamá, abandonado a las débiles fuerzas de la Nueva Granada.
Ante el riesgo de perder el istmo se firmó en Bogotá, con fecha del 12 de diciembre de 1846, un Tratado mediante el cual se ponía a Panamá bajo la protección de los Estados Unidos a cambio de algunas concesiones comerciales y el libre tránsito de personas y mercancías de los Estados Unidos entre los dos océanos..
La aprobación del Tratado coincidió con el descubrimiento de oro en California que motivó el desplazamiento de aludes de norteamericanos de la costa este , utilizando la vía de Panamá..
EL FERROCARRIL DE PANAMÁ
El intenso tráfico permitió la construcción de un ferrocarril entre el Atlántico y el Pacífico, que los norteamericanos iniciaron en 1850 y pusieron a correr sobre rieles el 28 de enero de 1855. Fue una obra titánica, un desafío al clima mortífero y a cuantos obstáculos puede presentar una zona pantanosa, llena de miasmas y mosquitos. Los ingenieros gringos desplegaron en esa obra la indomable energía que ha hecho grande a los Estados Unidos. Sobre un lanchón establecieron las oficinas y trabajaron sin descanso con el barro hasta la cintura, entre la selva espantosa, haciendo frente a la naturaleza hostil y a la escasez de brazos, debido a la deserción continua de los obreros acogotados por el calor, las enfermedades y los accidentes.
Ante tal situación la Compañía contrató trabajadores chinos pensando que soportarían mejor las difíciles condiciones. A poco de llegar se enfermaron y empezaron a suicidarse. Para paliar un poco sus vicisitudes les suministraron opio, pero la tragedia continuó: algunos se sentaban en la playa y dejaban que la marea se los llevara, otros se ahorcaban o se degollaban con las herramientas de trabajo .De los miles de chinos que llegaron sobrevivieron unos doscientos que se embarcaron con rumbo a Jamaica.
EL BOCHINCHE DE LA SANDÍA
El 15 de abril de 1856 novecientos cincuenta pasajeros norteamericanos se agolpaban en el puerto de la ciudad de Panamá para tomar un barco de la Pacific Mail con destino a California. El bochorno era grande y había que esperar la marea para levar anclas y continuar el viaje. Como la espera se prolongaba algunos viajeros se dirigieron al centro de la ciudad de Panamá para hacer compras y envolatar el tiempo en tiendas y cafetines. Entre los pasajeros había padres de familia, mineros y mercenarios que iban a engrosar las filas filibusteras de Walker. Había gente de todas clase. Uno de ellos, de nombre Jack Oliver, se acercó al puesto de frutas del mulato José Manuel Luna y solicitó una jugosa tajada de sandía que consumió sin pagarla. Luna exigió el dinero y Oliver en medio de insultos lo amenazó con un revólver mientras el mulato desenfundaba un enorme cuchillo para defenderse
Para evitar problemas un compañero de Oliver pagó la tajada de sandía y todo parecía volver a la normalidad, pero el peruano Miguel Abraham se abalanzó contra Oliver, le arrebató el revólver y echó a correr, mientras Oliver vociferando fue tras él para recuperar el arma.
Entonces se armó la trifulca: los panameños apoyaron al peruano y los americanos que acababan de apearse de un tren se pusieron al lado de Oliver y se parapetaron en la estación, en el Ocean Hotel y en Pacific House Las autoridades tardaron en acudir a sofocar el bochinche y cuando se acercaron a la estación los pasajeros los recibieron a tiros.
Tras cruento combate la fuerza pública tomó el edificio con un saldo de 16 norteamericanos muertos y quince heridos. De los panameños hubo dos muertos y 13 heridos, a lo que se sumó el saqueo de la mercancía depositada en la Estación. Los tumultos se extendieron al puerto de Colón, durante tres días hubo saqueos y ataques a propiedades norteamericanas. Era muy vivo el sentimiento contra los norteños que abusaban y querían hacer lo que querían en su tráfico por el istmo.
El gobierno de Estados Unidos envió a Amos B. Corwine a investigar los sucesos. El informe fue sesgado y acomodado a los intereses de su país, afirmaba que la Nueva Granada no era capaz de garantizar el libre tránsito y la seguridad de los viajeros y por tanto convenía tomar el control de Panamá o por lo menos de una franja alrededor del tren y de las islas frente a los embarcaderos.
Cinco meses después del incidente de la sandía, Estados Unidos envió tropas a Panamá que desembarcaron en Colón y tomaron el control de las estaciones del tren durante varios meses. Fuera de esa primera intervención extranjera la Nueva Granada tuvo que indemnizar a los perjudicados con 584.603,16 dólares en oro, suma altísima para un país con las características del nuestro., pero hubo que agachar la cabeza sabiendo que no era toda su culpa, para evitar que las tropas gringas se quedaran por siempre en Panamá..
REPERCUSIONES EN EL INTERIOR
Los sucesos de Panamá y la invasión de aventureros norteamericanos a Nicaragua, alertaron a los granadinos. El 27 de junio de 1857 el gobernador de Antioquia le informó al alcalde de Manizales que Estados Unidos preparaba una flota con tropas de desembarco con destino al istmo y a otras partes de la República y que expediciones filibusteras se dirigían a Panamá.
“En tales circunstancias – dice el gobernador - y sea cual fuere la situación del país, es necesario defendernos a todo trance de los bandidos que intentan hacer de la República el teatro de sus matanzas y saqueos, como lo han hecho en Nicaragua.” El alcalde Nepomuceno Jaramillo reforzó la guardia municipal y puso en armas tres compañías bajo el mando del teniente coronel Pablo Jaramillo, que se prepararon para viajar al istmo en defensa de la soberanía nacional.
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