GUATAPÉ

 

GUATAPÉ

EL PUEBLO DEL COLOR  Y DE LOS ZÓCALOS*

Alfredo Cardona Tobón




Es grato  recorrer los pueblos de Antioquia y ver el tesón  de sus comunidades como ocurre en el municipio de Guatapé donde gente unida, motivada y con un objetivo ha cambiado el rumbo de su terruño para convertirlo en un centro de desarrollo y progreso.

 Guatapé fue un pueblo pequeño, pobre y  anclado en el tiempo hasta que un embalse cubrió  gran parte de su territorio y se  transformó en una localidad marinera con malecón, barcos, zócalos y colores. En 1978 el agua empezó a cubrir las calles bajas   y  empezó la  demolición del antiguo poblado.  Empujados por los oportunistas que pretendían hacer negocio a costa de las Empresas Públicas de Medellín, gran parte de los vecinos emigraron al avanzar la  represa. Sin embargo otros permanecieron en la  zona   motivando a los ausentes para que  ayudaran a revivir el poblado. Fue una labor titánica, que ha dado sus réditos pues cincuenta años después da gusto  recorrer las calles  y los barrios  que no se inundaron, visitar sitios comerciales y revivir la historia sin el mercantilismo abusivo y descarado que  atropella al turista en la costa atlántica, en el Quindio y en  otras zonas turísticas de Colombia.

En Guatapé la comunidad encontró su rumbo,  los nietos de los fundadores transformaron los  charrascales estériles  y revirtieron la emigración, pues numerosos herederos de las viejas querencias han regresado para aportar recursos y nuevas ideas.

LA HISTORIA

En el año 1707 las autoridades  de la Colonia española  adjudicaron el territorio de Guatapé al capitán Juan de Toro y Zapata en pago de los servicios prestados al rey .y siete años más tarde colonos dedicados a las labores agrícolas  desplazaron a los indígenas de la zona y establecieron el resguardo de  San Antonio de El Peñol. A la vera de un camino de arriería  y dentro de la propiedad del capitán Juan de Toro  surgió un caserío  sostenido por  minas de oro y  por apriscos  que  suministraban   lana y carne a los  vecinos. Pocos incentivos ataban a ese territorio con poco  tráfico y mala tierra que se distinguía por las procesiones de  Semana Santa  con altares engalanados a lo largo del camino.

. En el año 1919 don José María Parra Jiménez, liberal de sentimiento, arriero de profesión y maestro de obra por vocación decoró el frente de su vivienda con un cordero pascual. El zócalo gustó y surgieron  oficiales  que con cemento , arena y adoquines enlucieron las casas de la localidad y continuaron la obra de  don José María, desplazado por la violencia política de los años sesenta del pasado siglo..


 

 Cuando se terminó el embalse quiso darse  identidad  a lo que no anegó  la hidroeléctrica de Empresas Públicas de Medellín . Entonces los zócalos de  don José María y sus discípulos  fueron una  alternativa para darle brillo a Guatapé y lo que no hicieron los cultivos, ni el oro ni la ganadería lo lograron  el cemento y las  pinturas.

Los zócalos con el ovejo de don José María  se convirtieron en un arte,  se diversificaron, aparecieron especialistas y voló la imaginación con avisos, señalizaciones, memoria e historia. Los zócalos señalaron los oficio, se supo donde vivía el  carpintero, el zapatero, el maestro, se promovió el turismo, la cultura y el deporte, se recordaron escenas  prehispánicas, temas de la  conquista,  de la colonia y temas fundacionales , ecológicos y comerciales con  emblemas , logos, blasones y escudería.

 

 UNA EXPLOSIÓN DE COLOR

La calle de las sombrillas, la réplica de la antigua calle del comercio, las vías principales y  las laterales, los negocios... todo  Guatapé reventó en color y se transformó en un jardín  florido donde puertas, dinteles y marcos combinan azules, rojos, amarillos, blancos y demás tonos con las figuras de los zócalos. .Los motocarros y los botes se convirtieron en colores ambulantes y todo se fundió con  el embalse y con las montañas que rodean a Guatapé..

.A los zócalos se  sumaron las canastas  que penden  de los balcones, las materas que embellecen las aceras y otros  atractivos como el monasterio benedictino de Santa María, las  lanchas- chivas y la  piedra del Peñol situada entre  los cascos urbanos de Guatapé y El Peñol..

Guatapé se consolidó  como un atractivo vecindario por su belleza, los servicios públicos y la tranquilidad del contorno. Centenares de  citadinos y extranjeros se han instalado en la población y sus alrededores y la han convertido en uno de los destinos turísticos más importantes en el  occidente del país.


Varias rutas con sus estaciones  permiten  admirar a Guatapé, entre ellas  la ruta del centro histórico, el camino del zócalo, el Camino de la Vida, el Camino espiritual y de monasterios y  variados recorridos de senderismo. Todo esto se ha combinado para considerar a este municipio del oriente antioqueño como una de las  localidades más coloridas del mundo

 

*historiayregion.blogspot.com



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