LOS MISIONEROS EN LOS DOMINIOS DEL CAPITÁN VENGANZA
Alfredo
Cardona Tobón
Hermano Torti
José
María Torti Soriano llegó a Colombia en noviembre de 1959, procedente de
Andalucía, España. A los 16 años de edad había entrado al Seminario
de Misiones de Burgos y después de estudios de filosofía y teología,
siendo un simple hermano lego, se
embarcó para Colombia bajo la tutela de los padres Celestino Peña y Aventino
Fernández.
Tras
el largo viaje por el Atlántico a borde del buque “Marqués de Comilla” los
religiosos llegaron a Cartagena de Indias y se dirigieron a la pequeña ciudad
de Pereira, en el centro del país, donde
los esperaba el Obispo Baltasar Alvarez Restrepo antes de emprender camino a la
población de Quinchía, un municipio minero y cafetero, incrustado en los Andes
colombianos.
El
Obispo había solicitado al Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME) un
equipo de padres misioneros destinados a
una región azotada por la violencia política, de acuerdo con lo convenido en
una reunión en el puerto de La Virginia en 1957 y convocada por el gobernador
militar Ayerbe Chaux.
Quinchía
no era el primero municipio del departamento de Caldas en solicitar un equipo
misionero a la IEME, que para entonces había asignado misioneros a las
localidades de Pueblo Rico, a Sn Antonio del Chami y a Puerto de Oro en el
Chocó.
Al
padre Celestino Peña se le designó cura de Quinchía y a partir de diciembre de
1953 empezó a firmar los registros de la parroquia ya gestionar la
construcción de las instalaciones para
un colegio de bachillerato, contando
con el apoyo de los notables del
pueblo, entre quienes se contaban Zócimo Gómez, alcalde municipal, Emilia
Sierra ,concejal, Otilia Taborda, líder
comunal, Marcos Escobar, dirigente político y cafetero y el comerciante José
Betancur.
Se
llamó Instituto San Andrés y funcionó exclusivamente para hombres mientras
otras dos instituciones educativas también se construyeron: la de Nuestra
señora de los Dolores para mujeres y la escuela Niño Jesús para pequeñines de
uno y otro sexo y dirigidas por la Congregación de las Hijas del Calvario,
llegada en 1961 por gestiones de IEM
Los
misioneros establecen parroquias en Irra y en Naranjal, en esta ultima ejerce
su ministerio el sacerdote Jesús Rodriguez, quien trabaja a la par de sus
parroquianos para levantar un templo y dotarlo de los elementos básicos para el
culto.
Después
de adelantar las tres instituciones de enseñanza en el casco urbano, el grupo
de misioneros, liderado por el hermano Torti, se dedicó a incentivar el deporte en todo el muncipio,
en la zona urbana y en las veredas
El
hermano Torti y el padre Aventino Fernández recorren los caserios de Moreta,
Juan Tapao, Buenavista, Miracampos, Palogrande, Santa Elena, San José e
Insambrá y en cada uno de ellos abrieron canchas de futbol con el concurso del
Capitán Venganza y otros personajes violentos, que desde un principio
simpatizaron con los religiosos.
En
octubre de 1960 los padres misioneros crean
un Comité Deportivo municipal presidido por el hermano Torti con el alcalde
Ricardo Gartner como presidente honorario. Los miembros del Comité se reunían
los miércoles a las cinco de la tarde en la Casa Cural para hablar de los
proyectos deportivos. En 1961 el Comité decide construir un estadio en el sitio
de Junín en la cabecera urbana; IEME se
hizo cargo de los primeros gastos y para conseguir recursos los misioneros se
desplazaron constantemente hacia la ciudad de Manizales a entrevistarse con el Secretario de Educación
del departamento de Caldas que prometió financiar parte del proyecto. Para culminar los trabajos se acude a
políticos locales y a personalidades
de Pereira que ayudan a establecer
contactos con altas instancias
nacionales.
El
18 de marzo de 1960 el presidente de la república Carlos Lleras Camargo envía
un telegrama a Celestino Peña, a Zócimo
Gómez y otras personas y se gestionan auxilios con la Oficina de
Rehabilitación. El trabajo de los misioneros era coherente con las políticas
del Frente Nacional, lo que motivó la oposición de un sector campesino que seguía
los lineamientos del Movimiento Revolucionario Liberal, MRL.
Al
enfrentamiento del Capitán Venganza con el sargento García, por diferencia
partidistas, se sumó la actividad de los protestantes, que se vieron amenazados
por las actividades pastorales de los misioneros católicos. Estos atendieron a Medardo Trejos, alias
Capitán Venganza, cuando se vio muy mal de salud. Lo sacaron en secreto de
Quinchía y lo cuidaron en la costa Atlántica hasta que recuperó la salud en
febrero de 1961.. Los roces entre el mando militar y los misioneros aumentaron.
En febrero de 1961 el misionero Aventino
Fernández dice en una carta enviada a su
superior en Burgos que existe una rivalidad entre él y el mayor Valencia Chaux,
este acusa al religioso de ser cómplice de Venganaza. Fernández afirma en su
carta que la violencia ha terminado en Quinchía con la muerte del capitán de
bandidos “Gavilámn Blanco”en la noche de Navidad. Venganza, por su parte
asegura que se ha comprometido a vivir en paz en las veredas y a hacer propaganda
anticomunista y antiprotestante.
Sin
embargo las cosas parece complicarse cada día mas´, pues la prensa acusa al gobernador Gilberto Arango
Londoño de tolerar la existencia de bandas armadas en Quinchía.El 4 de junio de
1961 el alcalde Ricardo Gartner envio un telegrama al Secretario Departamental
de Gobierno notificando la muerte de
Gerardo Largo Correa, alias Gavilán Negro, horas después envía otro telegrama
con detalles de la muerte del “Capitán Venganza” en el sitio de Miracampos.
Venganza
tenía una pistola Star con munición y una carta dirigida al Directorio Liberal
Municipal de Pereira con el nombre de Marco Tapasco. Se ordenó la ley seca y el
6 de junio sepultaron a Venganza en el cementerio local con la asistencia de
miles de personas.
Medardo
estaba mal de salud.Alias “Matallana” encontró la misma suerte de Venganza en
abril 20 de 1962, también Arquimedes Trejos Ladino alias “El Huérfano”.
Celstino
Peña atendió su ministerio sacerdotal en Quinchía hasta el 24 de enero de 1966,
cuando registró las últimas actas de Nacimiento.
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