El
territorio de Batero se enmarca dentro de la comunidad del
resguardo indígena Escopetera-Pirsa. Es un
corregimiento compuesto por las
veredas de El Higo, Juantapao Minarrica, El Naranjo, Buenavista, Cartagueño,
Guisana, Miracampo, Moreta, Bellavista, El Cairo, Planadas,El Guamo, Riogrande,
Sardineros y Alegrías.
Los
nativos llamaban bateros a las rocas monolíticas que se encuentran
a lo largo de la cordillera desde el sur
de Antioquia hasta el municipio de
Guática. Entre tales bateros se distinguen el Cerro Plateado, los farallones de La Pintada, los cerros Ingrumá, Opiramá y Gamonrrá y el cerro Batero que los umbras llamaron
Carambá.. Este nombre fue poco usado, en cambio Batero fue aceptado por nativos
y colonos antioqueños y con esa
palabra se siguió conociendo no solo el cerro sino también las tierras aledañas.
Los
terrenos de Batero hicieron parte del
Resguardo indígena de Quinchía, cuyo Cabildo indígena fue fraccionando los lotes hasta que la zona
se convirtió en un retazo de minifundios. Actualmente no existen grandes
propiedades en el corregimiento poblado
por las familias García, Pinzón, Ramírez, Soto, Velázquez, Trejos unos con ancestros nativos y otros con
ascendencia antioqueña..En el pasado de Batero se confunde la historia y la
leyenda. Era el
dominio del cacique Chiricha, un bravo guerrero que hizo frente a
los hombres del conquistador Badillo
Después
de robar el oro acumulado por siglos en las aldeas nativas, los españoles y sus
esclavos negros establecieron el Real de Minas de Buenavista que visitó el
Oidor Lesmes de Espinosa hacia el año de 1627. Desde entonces se ha explotado
el oro de la zona, ya sea en los aluviones de las quebradas que van al rio
Cauca, o en las vetas de minas como la de Juantapao y
Aaaguasclaras..
GUERRA Y CONFLICTO EN BATERO
En la guerra de 1876 se enfrentaron los Estados conservadores de
Antioquia y El Tolima con el gobierno central en manos liberales. En esa guerra
se presentó un cruento combate cerca del
cerro Batero entre tropas antioqueñas y caucanas y tres años más tarde, en el 16 de eero de 1879,
se enfrentaron tropas comandadas por Ramón
Elías Palau, Jefe del ala independiente del Cantón de Toro, con la fuerza del
alcalde radical Rudesindo Ospina
La zona fue teatro de continuos
combates en la guerra de los Mil Dias y años después, el 5 de
junio de 1963, una patrulla del
Batallón Ayacucho comandada por el sargento Alvaro Arenas, con base en un
puesto militar en Batero, llegó a la
cantina de Buenaventura García en el sitio de Miracampos. Era un patrullaje de
rutina, iban cuatro soldados y el suboficial, el sitio estaba desierto, solo
había un campesino tomando cerveza y escuchando repetidamente la ranchera
mejicana “ Sonaron siete Balazos”.
La patrulla no vio nada anormal y ya
se retiraba de la cantina cuando uno de los soldados creyó ver algo
anormal y se devolvieron para interrogar
al sospechoso. El campesino no opuso resistencia y siguió con la patrulla hacia
el puesto de Batero. Por el camino, los
soldados ya tenían la certeza de haber capturado al temido “Capitán Venganza”
Los militares continuaron con el
retenido y en el sitio de “Caballitos”,
a los cincuenta metros de la cantina de Buenaventura García, asesinaron a
Medardo Trejos. Uno de los proyectiles
entró por el homoplato izquierdo y salió
por la región pectoral; otro balazo
penetró por la tibia y salió por el
tobillo.
La fuerza pública quiso hacer
creer que “Venganza” había tratado de
escapar y tuvieron que matarlo en defensa propia, también dijeron que había
herido al suboficial y a un soldado. Nada de esto fue cierto. Simplemente lo
asesinaron desarmado e inerme, como hizo el bandido con muchos inocentes que
cayeron en sus manos.
EL PROGRESO EN BATERO
La paz trajo el progreso a Batero. Por Ordenanza No. 49 del 23 de
diciembre de 1966 se dispuso la
construcción de la carretera Güisana- Moreta y en 1993, siendo alcalde el señor Mario Ibarra,
se comunicó la vereda Bellavista con la carretera troncal del occidente en el
sitio denominado La Sierra. Fueron gestores de esta importante via terciaria, los
señores Juan Trejos, Gilberto Trejos, Dignora García, Serafín Ramírez, Ovidio
Ramírez, Rodrigo Restrepo, Jorge Gañán y Sebastián Taborda; así quedó Batero
comunicado por dos vías: una hacia la troncal de Occidente y otra hacia la
carretera Panamericana, ampliando su comercio con Riosucio, Pereira, Manizales
y Medellín
En el año de 1974 por gestión de los líderes Alberto Delgado, Pachito
Espinosa, Juan Trejos, Javier Antonio Pinzón y Octaviano Trejos, entre otros,
se logró la instalación de redes primarias de energía y de un transformador
para electrificar 35 viviendas. La comunidad hizo aportes con
financiación del Comité de Cafeteros y en esa forma las familias de Alberto
Delgado, Próspero Pinzón, Luis Angel Pinzón, Luis Taborda y Tiburcio García
contaron con el servicio eléctrico y Batero empezó a mostrar un ambiente
diferente.
En el año 1996 durante la administración del
alcalde Ernesto Gómez se construyó un puesto de salud y en el año 2008 a través de la
gestión de la junta de acción comunal, se consiguió la atención de personal
médico en los días miércoles
para atender las comunidades de varias veredas de Batero.
Poco a poco los vecinos fueron dotando las viviendas de electrodomésticos;
el colegio contó con una sala de
informática y a partir del año 2003 se impartieron cursos
básicos de sistemas dictados en las horas de la noche por Idalba Pinzón
como una contribución personal y gratuita a la comunidad.
EL ORO EN BATERO
El oro fue un recurso que ayudó desde tiempos precolombinos a las
comunidades asentadas en la zona de Batero, pero al finalizar el siglo XX la compañía
canadiense Batero Gold Corporation consiguió
los títulos mineros e inició un gran proyecto aurífero que abarca la mayor
parte del territorio del corregimiento. Un informe presentado por Roscoe Postle
Associaton Inc, señala posibles recursos
de 3.54 millones de onzas de oro, 12.3 millones de onzas de plata y más de doscientos millones de kilos de cobre,
que a los valores actuales representan seis mil millones de dólares que
saldrían de las entrañas de Batero y
enriquecer la compañía extranjera..
Aunque las explotaciones generarían trabajo , sin embargo la presencia
de la compañía crearía un problema social al desplazar a los mineros
tradicionales que desde siempre han
explotado el oro de la zona; aunque Batero
Gold Co. ha indemnizado a los labriegos este desarrollo minero significa el despoblamiento del territorio
LA
COMUNIDAD DE BATERO
La
mayor parte de la actividad comercial de
Batero tiene que ver con el corregimiento de Bonafont en Riosucio y con la cabecera de este municipio con el que
mantiene nexos culturales y familiares. La minería y el sector agrícola son la base de la economía local que tiene como reglones principales la caña
panelera, el café, el plátano y el aguacate, es importante el oro y es
secundaria la participación de la ganadería que
en levante y engorde se presenta, sobre todo, en las riberas del rio
Cauca.
Los
vecinos recuerdan a Pedro Emilio
Betancur, gestor de la primera planta
eléctrica de Moreta. Fue en los años cincuenta del siglo pasado; Pedro Emilio tomó el agua de una quebrada la
llevó por una acequia hasta una rueda Pelton con un generador que le suministró
energía eléctrica a su finca y a otras fincas vecinas.
EL CERRO BATERO
En
1969 Hernán Cano Rios con otros seguidores de la ANAPO, un partido que apoyaba
al general Gustavo Rojas Pinilla, escalaron
las rocas del cerro y en la cúspide plantaron la bandera de su partido
que ondeó por muchos meses, hasta que la lluvia y el viento la hicieron jirones.
En
los años ochenta del pasado siglo vivía en el caserío de Batero, al pie de la
gran mole con cabeza de águila, don Juan
de Dios Trejos y su familia. La sombra
del cerro arropaba su casa y desde el corredor de la vivienda don Juan
observaba el paso de los flecos de niebla que en las madrugadas parecían
desprenderse de las alturas.
Muchas veces don Juan de Dios pensó que
en la cima, donde antiguas leyendas decían que vivía el dios Xixaraca, debía plantarse una cruz. Ello parecía un
misión imposible por lo escarpado del terreno y el peligro del ascenso . Pero
para don Juan de Dios no había imposibles y un día con el apoyo de sus hijos echó mano a sus ahorros y construyó tres escaleras metálicas que incrustaron en
las rocas y aferradas a ellas y sin mirar hacia abajo los Trejos llegaron a una pequeña meseta que se abría un poco al llegar
a la cima.
Por
partes llevaron la cruz a lo más alto del cerro Batero y allí la armaron. Fue
una labor titánica y osada, donde el viento empujaba, la lluvia caía como
granizo y el abismo atraía como si fuera un imán.
Dicen que un
día estaban los Trejos en la cima y con el afán de terminar la base de la cruz
no se dieron cuenta que venía un aguacero. El cielo se ennegreció, el viento rugía, los rayos se estrellaban
contra los flancos del Batero y sin embargo en la cresta del cerro el sol
seguía brillando y en la pequeña explanada milagrosamente no caí una gota de
agua.-
Un
catorce de septiembre de 1984, el padre Iván Velásquez, párroco de Bonafont,
subió a la parte más alta del Batero, venciendo
el temor de una caída y sobreponiéndose al pavor de las alturas llegó hasta
donde se levantaba la cruz y auxiliado
por don Juan de Dios Trejos celebró la misa
sobre la roca pelada del antiguo Carambá. Temblaba y era tal su
cansancio que tuvo que celebrar la Sagrada Eucaristía de pie porque le era
imposible mantenerse parado. Desde
entonces los catorce de septiembre los fieles católicos de Batero hacen
una romería hasta la Cruz y cuando cuentan con un sacerdote joven y
alentado, repiten la hazaña del padre
Velasquez y asisten a misa con el mismo recogimiento que hubo cuando por
primera vez se oró al Señor desde la
cresta del cerro.
El cerro Batero encierra muchas leyendas. Se
habla de unas cuevas que retienen a los aventureros que han osado internarse en
esos socavones. Se admiran dos cascadas cuyas aguas se desprenden de las peñas
y según dice la leyenda son las lágrimas
de la diosa Michua que aún llora adolorida por la ingratitud de los suyos.
LA CRUZ DEL CERRO BATERO- [1]
A finales del siglo XX,
cuando otras violencias disfrazadas de odio atacaron a los habitantes de
Quinchía, un humilde campesino llamado Juan de Jesús Trejos, creyente devoto
del emblema cristiano de La Santa Cruz, tuvo una increíble idea que lanzó como
un reto a sus numerosos hijos y luego a los moradores de la vereda. Don juan
quiso desafiar los vientos, las tempestades, los rayos y la inmensidad, para
coronar el cerro de Batero con una cruz digna, fuerte y altiva, como un símbolo
de fe y de pujanza.
En la mente campesina de Don
Juan de Jesús, maduraba el proyecto, visitaba los amigos en la Alcaldía, en la
Parroquia, pero nadie creía en este quijotesco sueño poco confiable.
Por varios años efectuaron
bingos, empanadas y rifas que poco a poco fueron creciendo y con una impecable
honradez fueron acumulando el dinero suficiente para acometer la magna obra.
Gracias al apoyo de sus valerosos
hijos: Gilberto Antonio, Carlos Emilio, Miguel Ángel, Mariano, Ovidio, Rubiel y
Alfonso, se inició el gran reto de subir materiales de rio, tubos galvanizados,
cemento y agua en botellones, en una maratónica jornada que duró un día de sol
a sol. Muchos vecinos creyentes, amantes de su fe cristiana, unieron sus brazos
en esta titánica labor y para concluir la obra con más premura, siete hombre y
tres mujeres, desafiaron el frio de la
noche y bajo la mirada vigilante de las estrellas, durmieron sobre la helada
roca el gran sueño de don Juan de Jesús, con el fin de madrugar y así iniciar la dura labor de oradar la piedra
para levantar una majestuosa cruz de 8 metros de altura. Las señoras Luz Mery
(hija de don Gilberto) Martha Pinzón y Rubiela Trejos, fueron la cuota femenina
en la cima de la montaña, ellas con su delicadeza y su callada labor,
prepararon los alimentos para las héroes de la segunda jornada.
Amanece un nuevo día y los
fuertes campesinos de la vereda, iniciaron la férrea labor de armar la sencilla
cruz y a los gritos de agua, arena, cemento, todos como una máquina
sincronizada, uniendo sus brazos y corazones, con la sonrisa en sus labios y el
honrado sudor sobre sus frentes, en dos jornadas titánicas concluyeron la
labor. Más tarde Don Gilberto Antonio, hijo mayor de Don Juan, con un dinero
que ahorró de sus escasos ingresos, mandó a elaborar unas escalas en varilla de
hierro que penetraron en la dura roca y facilitaban el ascenso al elevado cerro.
En esta corta narración hay unas cositas que no cuadran muchoo, hizo falta más investigación..
ResponderEliminarLa comunidad guarda muy poca informacion. Esto es lo que se ha podido averiguar. Esperamos colaboracion y anexos y correcciones
ResponderEliminargracias sr alfredo por lo expresado, de igual forma yo ando haciendo hace muchos años investigaciones con el grupo de montañistas los nomadas e acà de quinchia.. en muchos temas, sobre el municipio de quinchia, apenas tenga una informaciòn màs desglozada se la hago saber, muchas gracias y saludos. a quien pueda interesarle los numeros de contacto son:3116304569- 3008766637...
ResponderEliminarHola juano !
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