CONFLICTOS ENTRE VECINOS-

DE LA PEQUEÑA HISTORIA COMARCANA

Alfredo Cardona Tobón *
 
                                                  Santa Rosa de Cabal

 

En todo tiempo se ha presentado  conflictos entre vecinos . Los hay entre personas y entre países y también entre comunidades y municipios.

En nuestro medio  hubo roces continuos de quinchieños y guatiqueños y muy serios cuando Pereira y Santa Rosa de Cabal se enfrentaron por lios territoriales.

 

NATIVOS EN PUGNA

 

A fines del siglo dieciocho las autoridades virreinales tuvieron que intervenir para evitar que los resguardos indígenas de Quinchía y Guática se enfrentaran violentamente por el control del territorio de Opirama y que las parcialidades de La Montaña y Quiebralomo chocaran por el dominio del área urbana del moderno Riosucio.

A mediados del siglo diecinueve los antioqueños quisieron correr los linderos de su provincia  hasta el río Claro a costa de los intereses caucanos  y en 1860 la perspectiva de correr sus fronteras hasta el río La  Paila, animó a los paisas a prestar apoyo a la contrarrevolución  conservadora de 1860. 

Las divergencias territoriales no solamente inquietaron a los resguardos y a los Estados federales, sino que  también se vieron en algunos municipios de la región  como en Aguadas y Salamina que se disputaron las tierras  de San Félix, y en Riosucio y Supía que entraron en discordia  por la zona de San Lorenzo.

 

EL CASO DE DOSQUEBRADAS

 

En 1936 Pereira pretendió anexar a Dosquebradas y esta vez los vecinos de Santa Rosa

reaccionaron vigorosamente. Los ciudadanos salieron a las calles en defensa de la integridad territorial y en repulsa de las pretensiones pereiranas. En la manifestación de protesta del doce de abril de 1936 el Sr. Carlos Gallo habló a sus coterráneos poniéndolos sobre aviso de las intenciones de sus vecinos: “Pereira quiere la fracción de Dosquebradas con sus 4683 hectáreas y sus 3740 habitantes. También reclama la fracción de Frailes con sus 4683 hectáreas y 3740 habitantes y como si esto fuera poco pretende también una parte de las fracciones de La Estrella y el Manzanillo y un lote del corregimiento del Español en los linderos de Santa Rosa y Marsella; en total pretende 12518 hectáreas con 10940 habitantes, doscientas mil arrobas de café y unas ocho mil cabezas de ganado que significan una rebaja  del presupuesto municipal del 25 al 30%.”

“ Santa Rosa- continuaba diciendo el orador a la exaltada multitud-  debe resurgir por patriotismo y por espíritu público en todas las esferas, recordando siempre que Pereira, la ciudad del metal coquetón, maleante y corruptor de las conciencias, voluntades y caracteres, es un dragón poderoso que habla en las orillas del Otún y que no satisfecho con la realidad de su grandeza material, cultiva sin tasa el delirio incontenible de progreso que amenaza con tragarse no sólo a Santa Rosa, sino también a todo el Quindío, a las poblaciones de Occidente y enfrentarse también con Manizales...”

El doctor Mejía Palacio y otros líderes de Santa Rosa de Cabal fueron  más lejos:  exhortaron  a sus paisanos a que suspendieran todo comercio con Pereira y retiraran de los bancos de la vecina población sus fondos y sus ahorros.

Una gran manifestación recorrió las calles santarrosanas con una banda de música, el comercio se comprometió a no efectuar transacciones con Pereira inspirados en un sentimiento de patriotismo  y de solidaridad ante la campaña de boicoteo e independencia que los habitantes  adelantaban  en contra de Pereira por el hecho insólito e injusto de quererle arrebatar a Santa Rosa, una región que legal y justamente le pertenecía.

A mediados de abril se conformó una Junta pro defensa de Dosquebradas integrada por Antonio Arcila, Jaime Llano Escobar, Benjamín Villegas y Carlos Llano.

El caso llegó a la Asamblea de Caldas que por inmensa mayoría apoyó a Santa Rosa. El resultado del debate se esperaba al amanecer del 28 de abril. Al conocer la noticia estalló un carnaval en la población de las Araucarias. A las dos de la mañana la gente marchó desde la Plaza Bolívar hasta el Colegio Apostólico dando vivas al gobernador Botero, a los diputados amigos y a la dirigencia santarrosana... Se agitaron las banderas, las notas del himno de la ciudad se oyeron por calles y caminos, desde los balcones las damas arrojaban flores y vivaban al pueblo, en tanto que los voladores hacían dúo a las campanas echadas al vuelo.

Para Pereira la disputa no tuvo repercusión alguna, el resultado adverso no cambió su rutina de producción y  trabajo ni los enemistó con sus quisquillosos hermanos. Pero el intento fallido sí dejó huella en Santa Rosa. El 10 de junio de 1936 el Club Rialto de Pereira invitó a los socios de un club cabaleño a las fiestas de la Cosecha, cuyo presidente contestó airado: “Agradezco invitación... Lamento profundamente háyase interpuesto muralla de honor que impídenos aceptar..”

 
CÓMO NOS CAMBIA LA VIDA

 La arenga de Don Carlos Gallo fue una profecía . Al terminar el siglo veinte Pereira  absorbió a Santa Rosa, a Cartago, al Occidente del Viejo Caldas, a parte del norte del Valle y  a otra parte del Quindío. Y no es por ambición imperialista, sino que la geografía y su gente descomplicada y con ganas de trabajar han hecho de Pereira la verdadera ciudad milagro de la Patria.

Dosquebradas, separada de Santa Rosa, que pasó de aldea a ciudad  sin conocer la categoría de pueblo,  está creciendo como un apéndice de Pereira, tan pegada a ella que le nombra alcaldes y  le envía gobernadores.

Pereira se parece mucho a Medellín. Están cortadas con el mismo molde. Yo veo a Pereira igualito al “Medallo” de 1950. Y así como la capital de Antioquia no permite que la toquen o se inmiscuyan en su departamento, así es Pereira, que se puso en pie de lucha cuando en el gobierno de Rojas Pinilla intentó  quitarle territorio para formar a La Virginia y se enfrentó con Manizales, para que sus líderes pudieran contar con su propia burocracia. 

 

 

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