LA REBELIÓN RADICAL EN APIA Y EN ARENALES


HISTORIA DESCONOCIDA DE NUESTROS MUNICIPIOS

Alfredo Cardona Tobón.



Después del triunfo del partido liberal en la guerra de 1877, el poder de la fracción radical de esa colectividad empezó  a declinar al subir a la  presidencia  el general Julián Trujillo, líder del ala independiente de ese partido.

Trujillo allanó el camino para que Rafael Nuñez llegara al poder e hizo causa común con los conservadores para  neutralizar a los radicales; una vez que Nuñez llegó a la primera magistratura apoyado por los independientes y los conservadores, el general  Solón Wilches desconoció el triunfo radical en Santander y se multiplicaran los atropellos contra los opositores politicos del régimen.

El radicalismo liberal se levantó en armas y en agosto de 1884 se combatía en la mayor parte del país y nuestra región se convertía en teatro de otra guerra fratricida. En febrero de 1885 los gobiernistas invadieron al Estado de Antioquia, gobernado entonces por los radicales, y en acción relámpago sorprendieron a los paisas en el páramo de Herveo ocupando de inmediato a Salamina ; en Cartago el comandante radical conocido como el " Pato " Angel fué arrollado por los conservadores; en Quiebralomo las fuerzas radicales de Uribe Uribe plantaron su bandera victoriosa y en Ansermaviejo  Ponciano Taborda, contuvo una avanzada radical que venía de Manizales.

Viendo que era inútil la luchan ante la superioridad gobiernista, el radicalismo arrió sus banderas y capituló ante el enemigo. Sin embargo, el 3 de julio de 1885, después de terminar la guerra en Antioquia y se apagarse los últimos focos rebeldes en el Estado del Cauca, en el norte de este Estado los jefes liberales Anastasio Vélez, de Arenales ( hoy Belén de Umbría)  y Pedro Jimenez ,de Apía, se levantaron en armas contra el gobierno de Rafael Nuñez.

Dos días después de la insurrección  cincuenta radicales de Arenales y una docena de apianos seguidores de esa fracción liberal  se movilizaron hacia Arrayanal y lo tomaron por sorpresa. El corregidor Francisco Fernández escapó con algunos amigos y contraatacó a la medianoche causando dos bajas a los radicales, pero los invasores lo repelieron y tuvo que retroceder en busca de apoyo.

Apenas llegó la noticia del levantamiento, Ponciano Taborda, jefe militar de Ansermaviejo, salió con 35  voluntarios con dirección a Arrayanal; en el Alto de Yarumal se  encontró con la gente del corregidor Fernández  y  unidos avanzaron sigilosamente hacia Arrayanal.

A las diez de la noche la aldea  estaba desierta; la luna llena alumbraba la inmensa plaza cubierta de yerba. Por el costado izquierdo penetró Tomás Marín con un pequeño grupo, el resto atacó por la derecha trabando combate con diez radicales que habían permanecido guardando el caserío. La escaramuza duró sólo unos minutos, pues los rebeldes prefirieron huir entre las sombras y alejarse  por la trocha del Chocó.

Por información de unos campesinos Ponciano Taborda supo que el resto de los revoltosos acampaban en el sitio de "Quebradaseca" y sin descansar un minuto el comandante ansermeño avanzó a marchas forzadas hasta el lugar indicado. Taborda y sus hombres rodearon el campamento liberal y esperaron el amanecer. El ocho de julio de 1885, al rayar el sol, el toque de carga del corneta conservador sacudió conejos y  guatines y despertó a los asombrados radicales que no alcanzaron a tomar sus armas. La confusión fue total, nueve liberales quedaron tendidos en el campo, entre ellos el jefe  de Arenales Anastasio Vélez, quien al agotarse la munición de su carabina  se defendió a culatazos hasta que dos  ansermeños, uno por delante y otro por la espalda, lo hicieron añicos a punta de machete.

Después de su triunfo en "Quebradaseca" Ponciano Taborda se dirigió a Arenales y  entró a la población sin encontrar resistencia; allí capturó a Pablo Cobo, un importante cabecilla del levantamiento, a Jesús Ocampo, miembro de la Junta Radical de Apía y al posta y espía Manuel Morales, a quienes envió prisioneros a Riosucio para que les aplicaran la "ley",  que en esos tiempos era la pena de muerte para quienes se levantaran en armas contra el orden establecido.

Taborda escribió en el informe  de la acción de "Quebradaseca" : " Allí no brillaron los alfanjes de la independencia, pero sí el destello de aquellos; todos los combatientes merecen, pues, la  gratitud del gobierno y el dictamen de valientes."

Estos episodios son parte de la historia menuda que se pierde en la memoria de nuestros municipios. Esta rebelión en Belén, en Apía y en Mistrató no figura en los textos, ni en las crónicas, se ha rescatado hilando aqui y allá en los archivos del  Cauca, atando cabos y uniendo reglones de informes militares.

Es  extraño que unos líderes radicales, terminada la guerra de 1885 y sin  conexión con el resto del pais se hayan rebelado contra el  gobierno.¿ Ignoraban que había ocurrido en el  resto del país?, ¿ Esperaban que  el resto de los distritos los apoyaran para continuar la guerra?-

De todas formas  los belumbrenses  tienen en Anastacio Velez  uno de sus más grandes héroes, un hombre  que tuvo pantalones para luchar por una causa, y que mucha falta  hacen  en estos municipios llenos de sombras. En cuanto al ansermeño  Ponciano Taborda, Jefe Civil y Militar de ese distrito recién independizado de Quinchía, debemos anotar que además de valiente y calzonudo era un pícaro, que se unió con los  empresarios de la colonización para dejar sin tierras a los indígenas tabuyos y consiguió una pensión de invalidez aduciendo que había quedado en malas condiciones en el combate de Partidas en enero de 1885, lo que es falso, pues como vemos en la rebelión de Arenales estaba muy sano cuando dirigió las acciones contra los rebeldes de Apia y Arenales en el mes de julio de ese mismo año.

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