EL COMBATE DEL CERRO BATERO

Alfredo Cardona Tobón*


En 1876 los estados soberanos de Antioquia y del Tolima, con gobiernos conservadores se levantaron en armas contra el gobierno central liderado por los liberales radicales.

A principios  del año  1877 los liberales sufrieron una enorme derrota  en los llanos de Garrapatas y  a su vez  los conservadores  fueron vencidos en los llanos del Tolima, quedando la guerra en tablas, pues  aunque el  liberalismo tenía el control de la mayor parte del país, los conservadores rebeldes controlaban los poderosos Estados de Antioquia y Tolima y sus guerrillas causaban serios inconvenientes en Cundinamarca y Pasto.

Después de la batalla de Los Chancos  los  antioqueños se replegaron hacia el norte y establecieron una línea de combate en las orillas del río Otún Después de varias escaramuzas los  liberales caucanos  sorprendieron la retaguardia  paisa, tomaron las trincheras del Cerro El Nudo y empujaron a los rebeldes hacia la frontera con Antioquia..

 Se combatió en la Cabaña y en cercanías de Manizales y  mientras los conservadores de Antioquia reforzaban sus defensas en  la ciudad fronteriza, el  general  Marceliano Vélez,  comandante de las fuerzas conservadoras,   envió un columna por el camino de las Ansermas con la intención de  aislar  las fuerzas liberales comandadas por el general  Trujillo  y cortar los suministros del Valle del Cauc

La columna  conservadora dirigida por Sergio Arboleda y por Joaquín Córdoba salió de Manizales, se desplazó por Apía y llegó hasta el río Cañaveral, en cercanías de Ansermanuevo, donde la frenó en seco  una fuerza liberal dirigida por Eliseo  Payán y David Peña. Ante la presión liberal, las fuerzas  conservadoras  de Sergio Arboleda dieron marcha atrás y tras s abandonar sus posiciones en el Valle de Risaralda y en Ansermaviejo se atrincheraron en la Cuchilla de Miracampos, en cercanías de la aldea de Quinchiaviejo.

EN LAS FALDAS DEL CERRO BATERO

Llegó el Domingo de Ramos. El almanaque señalaba el 25 de marzo de 1877.  En el pequeño poblado de Quinchiaviejo  la entrada triunfal de Jesús el Nazareno se trocó por las cabriolas de los jinetes, el desfile de los pelotones de infantería y el sollozo de las despedidas de las madres y las novias quinchieñas que despedían los seres amados que marchaban al combate.

A las siete de la mañana David Peña arengó a  las tropas y entre tambores y clarines los liberales remontaron la cuesta que llega a la Cuchilla de Miracampos; a paso veloz primero y después  avanzando con cautela los caucanos se acercaron a las trincheras enemigas, pero no hubo resistencia ni fuego graneado pues los conservadores aprovechando las sombras de la noche las habían abandonado y estaban atrincherados en las faldeas del cerro Batero..

Los liberales continuaron su marcha tras el enemigo por un camellón estrecho con monte por todos los costados. El batallón Parra marchó a la vanguardia y en el sitio Los Caballitos, en territorio quinchieño,  el estruendo de los rifles retumbó en la espesura.Un reguero de plomo  detuvo a los caucanos, desde las  estribaciones del Cerro Batero las armas de precisión  de la Policía de Medellín, que había llegado como refuerzo, hicieron estragos; era imposible librar una acción general en esa zona escabrosa, donde solamente la cuarta parte de los efectivos liberales pudieron entrar en combate contra una fuerza superior situada en posiciones inexpugnables.

Pese a la desventaja, los soldados del batallón Parra empezaron a trepar en forma suicida, el  teniente coronel Rafael Bolaños cayó mortalmente herido, en tanto que el sargento Vicente Castrillón y el doctor Carlos Gartner Cataño desafiaban la muerte trasmitiendo órdenes y alentando  a las tropas caucanas en lo más encarnizado y peligroso del combate.

La situación se hacía cada vez más crítica, el tiempo pasaba y se fortalecía la resistencia paisa pues en tan escarpado terreno era imposible atacar exitosamente  al enemigo. Fue entonces cuando el sargento riosuceño Vicente Marín  Abello con macheteros de Quinchía reforzaron las tropas caucanas de Emiliano Peña y en movimiento audaz rodearon las defensas antioqueñas, llegaron a la Serranía de la China y se descolgaron hasta una posición por encima del enemigo, cambiando el rumbo de los acontecimientos;  los conservadores quedaron en medio de dos fuegos y entonces la derrota liberal  se convirtió en victoria. Al caer la tarde Sergio Arboleda ordenó la retirada hacia el Patio de las Brujas, para evitar que con las sombras de la noche, las guerrillas de  Quinchía, que conocían el terreno como su propia mano,  llegaran a las trincheras conservadoras y aniquilaran a sus hombres.


Ese lunes de Semana Santa se encontraron tendidos en el monte los cadáveres de 90 antioqueños y 21 caucanos;  los liberales tomaron 53 prisioneros, en su  mayoría jovencitos de Santa Rosa de Osos, de Yarumal y Carolina, sin experiencia en el combate, que atendieron el llamado de la iglesia para defender la fe, la familia y la religión de sus mayores.

Despues de sepultar los muertos las tropas liberales se dirigieron hacia Riosucio donde encontraron la población desierta pues los vecinos  habían huido  por miedo a los saqueos y  a los atropellos de la tropa que había hecho estragos el 24 de diciembre en Cali. Por fortuna el  doctor Carlos Gartner Cataño, oriundo de Riosucio, oficial del Estado Mayor, impidió los desmanes caucanos  y evitó  que  Riosucio fuera pasto de las llamas.

Las tropas victoriosas continuaron hacia Supía donde se les unió David Cataño  y numerosos voluntarios liberales. Al llegar a la frontera David Peña detuvo su caballo y le entregó el mando a Eliseo Payán; tanto odiaba a los paisas que no quiso tocar tierra antioqueña.

 El combate del Batero fue una acción  de enorme importancia táctica en la guerra de 1877, pues facilitó la toma de Manizales y la ocupación de la provincia del sur del Estado de Antioquia..

Cabe anotar que la  columna conservadora que avanzó por la banda izquierda del río Cauca  y combatió en Batero, había  causado grandes daños a las comunidades de la región; sus hombres  arrasaron la aldea de Tachiguí y agostaron la floreciente población de Apía

Dos años más tarde del combate entre antioqueños y caucanos, el  cerro Batero fue escenario de otro hecho de armas, en esta oportunidad entre los liberales independientes y los liberales radicales que luchaban por la hegemonía en el Estado del Cauca; infortunadamente no  sería la  última vez que el  cerro Batero, Santuario del dios  Xixaraca de las tribus ansermas, vería correr la sangre de hermanos de una  misma Patria, pues  los territorios aledaños serían escenario de muchas acciones violentas que llenaron de luto a la comunidad quinchieña..

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