LA TRAGEDIA MAPUCHE

Tras siglos de guerra, los españoles aprendieron a convivir con los mapuches La historia chilena denomina “ Pacificación de la Araucanía” a la guerra de su exterminio. En 1878 los argentinos los empujaron hacia el sur del Río Negro y se apoderaron de las zonas que habitaban. Hoy los mapuches argentinos hacen causa común con su hermanos chilenos. Alzan su voz.
Alfredo Cardona Tobón-  Papel Salmón- LA PATRIA-

                                Territorio ancestral del pueblo mapuche

El asesinato de líderes mapuches en los últimos años, se suma al incontable número de  atropellos a un pueblo, que desde la invasión española, ha luchado por su tierra, por su cultura y por su existencia.
 El gobierno de la señora Bachelet encarceló  a dirigentes indígenas utilizando el estatuto antiterrorista ideado por Pinochet. Sobre la conciencia chilena pesa el exterminio de una nación y el asesinato de sus lideres, lo que sigue sucediendo, como lo  corrobora la muerte de Jaime Mendoza  Collio,  sacrificado en enero de 2008.
LA NACIÓN MAPUCHE
En tiempos precolombinos los incas intentaron someter a los araucanos, y lo mismo sucedió con los españoles que encontraron  la férrea resistencia de los caciques Colo-Colo y Caupolicán y el genio militar de Lautaro, un indígena que asimiló  las estrategias europeas y frenó en seco a los invasores.
Fue tal la valentía mapuche, que en 1643 el rey de España, Felipe IV  se vio obligado a firmar el tratado de paz de Quillén, que reconocía la libertad de los araucanos y establecía el río Bio-Bio como frontera de su territorio, a cambio de  la entrada de misioneros católicos  y el compromiso mapuche de no aliarse con otros europeos .
Desde tiempos remotos  los  mapuches se asentaron en la zona central de Chile, de donde emigraron  a las pampas y ocuparon las provincias argentinas de Neuquén, Río Negro y parte de Buenos Aires. Las tribus mapuches hablaban el  mismo lenguaje,  adoraban al dios Ngenechem y defendían con tesón  el Gulumapu o tierra de los ancestro; unas tribus eran nómades y otras vivían en poblados asentados en tierras aptas para la caza y la agricultura.
Tras siglos de guerra los españoles aprendieron a convivir con los mapuches. En 1803 , en el llamado Parlamento de Negrete, los españoles  reconocieron  al Regko Mapu o nación mapuche, con frontera en  el río Bio-Bio. Esa fue una de las razones por las cuales  los araucanos no apoyaron  la lucha independista de Chile, pues preferían vivir bajo la bandera española que  bajo un gobierno criollo cuyas intenciones les eran desconocidas.
En 1811 los republicanos trataron de atraer a los mapuches con decretos de igualdad que escondían su interés por las tierras araucanas. En 1845  se destaparon las verdaderas intenciones de los patricios sureños con una ley que disponía la colonización de  los territorios mapuches de Cautin, Malleco y Valdiia. Trajeron gente de Gales y de Alemania y como incentivo les concedieron hijuelas de  80 hectáreas  a cada padre de familia y 40 adicionales por cada hijo, atropellando en esa forma  los derechos ancestrales de los indígenas.
EL SOMETIMIENTO DE LOS MAPUCHES
La historia chilena denomina “Pacificación de la Araucanía” a la guerra de exterminio contra los mapuches. Dese 1820 se hablaba de acabar  con los araucanos nómades y sedentarios. En 1861  durante el gobierno de Joaquin Pérez ,empezó el ataque general e indiscriminado  que se incrementó en 1866, tras el intento del francés  Oralie Antoine  de Tounes de  establecer un reino en la Araucanía y la Patagonia.
El ejército chileno, fogueado en la guerra contra Perú y Bolivia, barrió los escuadrones mapuches armados solamente con lanzas y boleadoras.  En1881, al terminar la contienda, habían perecido veinte mil araucanos en combate y en campos de concentración, mientras miles huían  a las inhóspitas tierras de la precordillera y el estado chileno diluía comunidades mapuches  enteras en todo  su territorio 
LA CONQUISTA DE LAS PAMPAS ARGENTINAS
En 1876  el gobierno argentino presidido por Avellaneda, aprovechó un malón, o ataque indígena,  contra varias estancias, para justificar  la guerra de exterminio contra los mapuches que ocupaban las  pampas. Tropas argentinas empujaron a los mapuches hacia el sur del Río Negro  y ocuparon las provincias de  Neuquén y Chubut. Asesinaron  a más de mil nativos, apresaron diez mil, tres mil de los cuales enviaron a Buenos Aires, separando hombres y mujeres y poniéndoles de sirvientas y peones de los grandes hacendados.
Los caciques  Foyel e Inacayal se rindieron después de fieros combates, y los argentinos, para  evitar futuros alzamientos mapuches, recluyeron a los combatientes en la isla Martín García, donde casi todos murieron víctimas  de la desnutrición y las enfermedades.
Al despuntar el siglo XXI hay doscientos mil mapuches  en las  provincias argentinas de La Pampa, Neuquén, Río Negro y Chubut, que hacen causa común con sus hermanos chilenos. Tras siglos de ignominia los mapuches empiezan a levantar su voz para decirle al mundo que su pueblo  existe, que se oponen a entregar los últimos terrones de sus tierras y que en la memoria mapuche  todavía está Ngnechén, el dios tutelar que les enseñó a  comunicarse en  mapudungun y en tiempos, que no se olvidan,  dirigió los comandos guerreros de  los caciques  Michinalonco, Delantraru y Galvarino.

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